Rowena

Capitulo 14

Rowena escuchó las palabras: agradecimientos, promesas vagas, la reafirmación de alianzas. Las oraciones se hacían públicas y, sin embargo, quedaban un poco huecas para ella. La música subió de tono y la gente comenzó a incorporarse: brazos que se movían, telas que se ajustaban. Para Rowena aquella era la escena donde una voluntad prendía y se difundía como un eco.

Al retirarse de la mesa, el paje le dio un pequeño empujón en la espalda, un gesto imperceptible que podía leer como impulso o como expulsión. Ella se dejó llevar un paso más cerca del corredor lateral, donde la sombra de las columnas ofrecía cierto anonimato. Desde allí, con la bandeja ya vacía y el perfume de las flores en sus manos, observó al rey otra vez. Había algo en su rostro que, a la luz cambiante, parecía menos construido y más humano: una mueca que podía haber sido la sombra de una sonrisa contenida; una línea de cansancio apenas visible. Rowena pensó que acaso, si alguien con manos firmes sabía sostener la corona, podría cambiar algo de ese cansancio.

El momento terminó como todos los momentos de protocolo: con un flujo de gente que se dirigía a otros actos, con risas calculadas que saltaban de campo en campo, con la sensación general de que el poder era un baile en el que siempre había entradas y salidas. Rowena se quedó un instante más, dejando que la refracción de la luz golpeara la plata de la bandeja y le devolviera una imagen fragmentada del salón.

La corona seguía en su sitio, pequeña y distante, más metálica que mítica. Rowena recogió su túnica sobre el antebrazo y, con paso más decidido que al entrar, comenzó a marchar hacia la salida. La multitud la rodeó, la música se quedaba atrás, y en su pecho la frase continuaba arqueándose en secreto, una cuerda sin tensión que pedía ser tensada.

Ahí está la corona que no será bonita si no la sostengo yo.

No sabía aún cómo haría para tocar aquello que solo había visto desde lejos; era una promesa sin puente. Pero por primera vez, la intención se había vuelto algo que podía sujetar. Y la intención, en Rowena, ya pesaba lo suficiente como para mover los pies en dirección a su destino...



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En el texto hay: mentiras, reina, ambicion

Editado: 21.10.2025

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