Royal Boutique

"Ayuda"

Emily Fairchild             

Emily Fairchild

Una vez llegado al departamento procedo a quitarme la ropa y poder entrar en una linda bañera que me recibe con agua tibia al igual que una botella de vino. Me sirvo en una copa y descanso, haber estado en la cárcel por un día fue agotador en todos los sentidos, fue un día de tiempo perdido. Pero la gran vista de la cuidad me relaja y me hace agradecer por ver esto cada que tomo un baño. Como dije fue tiempo perdido, pero de lo malo siempre he de sacar dinero.

Veo como Ander viene con una tablet y antes de estar enfrente de mi se gira para no verme. Necesito saber que sucedió mientras me fui de "vacaciones".

-Hubo muchos rumores de quienes serían los invitados VIP de la fiesta de esta noche, al igual de quienes iban a estar involucrados en el proyecto para el desarrollo de la cuidad. Todo indica que se unirán al proyecto-comenta con tono firme. No me sorprende que los perros ladren cuando su dueño se va por unas horas.

-Pero no será un problema que haya más. ¿Alguna otra cosa más?

-Tenemos que resolver un asunto con el general y su esposa-dice para finalmente voltearme a ver-. Creo que recibirás una llamada en unos instantes.

-Deja que llamen, tengo todo preparado-digo con una sonrisa en mi rostro. Procedo a levantarme de la bañera y veo como Ander se da la media vuelta. Estira su brazo hasta las toallas y me las pasa, tengo que alistarme, tengo una fiesta a la cual asistir.

Me veo en el espejo y no me sorprende lo hermosa que me veo cuando uso cosas en color negro, mi pelo a pesar de ser corto y liso no daña el como me veo, pero casi olvido lo más importante. Los labios. Siempre me ha gustado usar un rojo potente en ellos, no importa que esté lloviendo, la ropa que use, siempre me verán con los labios rojos y con zapatillas.

Puedo ver a Ander por el espejo del cuarto contestando la llamaba que esperábamos , tengo todo listo para arreglar esta situación. Al fin y al cabo, es lo que hago ayudo a los ricos a resolver sus problemas, siempre y cuando me beneficie de ello.

-La esposa del general Robles ya ha solicitado el divorcio y lo ha abandonado. Hasta ahora había estado viviendo en un hotel-dice, pero por la mirada en sus ojos aún falta más-. Hoy había un gran evento y él forzosamente necesitaba que ella lo acompañara, quiere aun aparentar que están juntos. Si se llegaba a divorciar antes del evento causaría mucho de que hablar y no quiere eso. la situación es la siguiente: la fue a buscar hasta el hotel donde se quedaba la amenazo y como la señora Lucia no accedió a ir la golpeo- veo como se tensa al decir esto último. A él no le agrada atender este tipo de situaciones. A nadie debería.

-Entonces, ¿Qué pasó? -pregunto, necesito saber absolutamente todo para poder arreglar esto y que la señora Lucia no vuelva a pasar por eso.

-El general Robles la golpeó, y ella se defendió con unos de los cuchillos de la habitación, lo hirió en la pierna. Él sabe que no puede llamar a una ambulancia porque preguntarían como pasó eso, y sabemos que no dirían que su esposa lo apuñalo en la pierna, su ego no lo permitiría. Así que le dijo a la señora Lucia que te llamará, que tú sabias arreglar este asunto con discreción.

-Búscala de inmediato, hagamos que ellos dos firmen los papeles del divorcio-exclamo con calma, mientras me miro al espejo puliendo los últimos detalles de mi atuendo. 

-Ya tengo la localización del general Robles y la señora Lucia. Están en el Hotel Imperio-replicó mientras nos dirigíamos a la sala del departamento.

Hoy hace frío, así que llevaré un abrigo largo de color blanco. Al estar en la sala, Ander toma el saco y se posa atrás de mi para poder ponérmelo, mientras el lo desliza por mis hombros ordenó.

-No tienes que venir a recogerme esta noche, no regresaré a casa-dispuse, pudiendo notar por el espejo enfrente de nosotros como se tensaba por las palabras que había dicho y automáticamente dejaba de acomodar el saco. Giré mi cabeza para poder verlo y al ver sus ojos tuve que girarme para verlo de frente. Cuanto había crecido en este tiempo.

-Ander, si no te tuviera jamás habría llegado hasta donde estamos. Eres la única persona que pase lo que pase nunca me dejará y siempre me animará, al igual que nunca cuestionas las decisiones que tomó porque confías en mí, al igual que yo confió en ti-contestó para así girarme y poder salir del lugar.

Ander Norelis

La veo salir del departamento a paso delicado, mientras mi corazón late fuertemente contra mi pecho. Tenerla cerca siempre me provoca este tipo de reacciones. Ella se veía tan hermosa como siempre, desde joven Lisabet ha poseído una gran belleza a pesar de tener 29 años, luce mejor que una mujer de 20.

Nunca me he acostumbrado a llamarla  por su nombre completo en frente de otros, pero sé que necesario. Nuestros planes se arruinarían cuando ellos escuchen su nombre verdadero.

Salgo del lugar y me dispongo a mirar la dirección del hotel donde se encuentran nuestros clientes pongo el GPS y me concentro en conducir. Al termino de 10 minutos llegó al lujoso hotel. Mientras estacionan el auto saco mi celular y le llamo a nuestro doctor de cabecera, es discreto, eficaz y siempre guarda la confidencialidad por las personas que atiende, además de la buena paga que realizamos por su trabajo. Espero en la entrada y cuando lo veo que llega me acerco a él y me pide que le diga las circunstancias de la herida, datos que los doctores usualmente piden, pregunto cuanto tiene que lo hirieron, con que objeto fue y si sigue consiente. Le digo lo que pidió y el asiente analizando lo que le acabo de decir.



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En el texto hay: traiciones y mentiras, traiciones, dinero y poder

Editado: 29.09.2020

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