Emily Fairchild
A la distancia puedo ver a un grupo de hombres que me miran de vez en cuando y alcanzo a escuchar su estúpida platica.
-No creen que Emily Fairchild, lo hizo en grande-digo burlándose-. Escuche que ella planeo la reunión con el alcalde y será ella la socia internacional de la cuidad Roja.
- ¿Quién es esa mujer de todos modos? -pregunto uno con curiosidad. Mientras veo como todos ellos nuevamente me miran.
-Hay un rumor que ella solía ser abogada-contestó otro, mientras tomaba un trago de vino-. Lo más interesante, su formación académica comienza en un misero orfanato. no creo que se graduara de una buena universidad.
-Pero escuche que sus activos son avaluados en millones de dólares-comenta otro y veo como el tipo de antes se atragantaba con el vino en su boca, y todos los demás abren sus ojos con incredulidad. Todos ellos han de pensar en cómo una huérfana sin aparente buena educación puede tener mas dinero que ellos siendo herederos de padres ricos.
Después de un rato saludando a los presentes, Claudia y yo nos vamos a su estudio. Le pide a Enzo que traiga un té y nos acomodamos en los sillones mientras esperamos, sé que a ella no le sorprende que haya salido antes de lo planeado, Claudia sabe que Dominica es estúpida a pesar de ser su hija y no podría retenerme por mucho tiempo. Llega el té y me apresuro a tomar las cosas para servirle a Claudia, pero ella se me adelanta y toma la tetera, comenzando a servir en las dos tazas. Me acomodo en mi lugar con las manos debajo de mi abdomen esperando a que ella hable.
-Me siento muy afortunada, el haberte traído a mi casa hace veinte años después de haberte conocido, ha sido obra de Dios-sonríe mientras termina de servir-. No hay comparación entre tú y todos los que han trabajado para mí. El contrato con la Cuidad Roja es el mejor regalo que WWH ha recibido.
-Yo soy mas afortunada, he tenido la oportunidad de servirle-digo mientras me estiro para tomar la taza de té que esta enfrente de nosotros.
-Mi hija Dominica te está molestando últimamente, ¿cierto? -me mira a los ojos, esperando mi respuesta-. Ella es muy codiciosa, pero le falta experiencia.
Justo cuando termina de hablar Dominica entra al estudio, su cabello ya no esta ordenado como hace un rato y su vestido plateado ya no brilla tanto por la falta de luz que hay. Dejo la taza en la mesita y me vuelvo a acomodar en mi lugar, mientras que Claudia ni se inmuta de la llegada de su hija y sigue tomando té tranquilamente.
-Entonces, por ahora me retiro-dispuse mientras me levanto del sillón, paso por un lado de Dominica-. Señorita-digo inclinándome hacia ella, después de saludarla le sonrió y me dispongo a salir del estudio.
Claudia Reinginald
Al ver a Emily salir del estudio quito mi sonrisa y miro molesta a Dominica.
- ¿Por qué te llama así, ustedes son amigas? -preguntó tomando otro trago al té.
- ¿Amigas? Nunca, ella y yo nacimos en diferentes niveles madre-espetó con arrogancia-. Si eres demasiado cercana con tus subordinados terminarán dándose cuenta de tus debilidades.
- ¿Tienes miedo de Emily Fairchild? -preguntó viendo cómo ella vacila y piensa su respuesta.
- ¿Por qué habría de tenerlo? -reprochó sentándose adecuadamente.
-Entonces, ¿Por qué sigues llamando a la policía y a los fiscales y dándole problemas?
-Ella aun no entiende su posición en este lugar, en esta casa, ¡y trata de interponerse en el camino! -chilló-. Se cree mucho porque usted la adora demasiado.
-Déjala mantener sus ilusiones por ahora, debes aprender a controlar a otras personas sin gastar dinero, al pasar por encima de todo el mundo como lo haces, vas a dar un paso en falso y traer problemas, ni se te ocurra pensar que yo te ayudaré-digo dando por terminada la conversación.
Emily Fairchild
Al salir del estudio pude oír a Dominica decir algunas cosas, pero no le tomo importancia y voy al gran salón donde hace unos momentos estábamos saludando a los invitados, ahora solo hay unos pocos y algunos sirvientes están limpiando el lugar. Me acerco a la barra y pido un whisky sin hielo. Veo como alguien se sienta en el banco que hay alado mío, y al girarme puedo ver a Dominica que me observa más no dice nada, después de unos segundos al fin habla.
-Oye, ¿sabes el nombre por el cual me llamaste? Te falta sinceridad, siento que te estás burlando de mí. Dilo otra vez, sinceramente-dice mientras volteo los ojos, siempre tratando de mostrarse superior a los demás, pero tengo que hacerlo así que giro el banco, la observo a los ojos y digo.
-Señorita-murmure tratando de sonar amable y sumisa. Veo que funciona por que ella se gira hacia la barra, toma un vaso de vino y una sonrisa triunfante aparece en su cara.
-Si duermo con ese hombre, ¿Qué crees que pasará? -preguntó cínicamente dirigiendo mi vista hacia Adam que va llegando y saluda a unos hombres que ni recuerdo sus nombres.
- ¿Qué? -balbuceó, mientras se exalta al ver de quien hablo y voltea nuevamente a verme y resopla.
-Me convertiré en tu nueva hermana, Señorita-paso mi mano en mi mejilla y me recargo en ella. Dominica vuelve a resoplar con indignación-. ¿Ahora suena eso un poco sincero? -finalizo y me levanto del lugar aun mirándola y comienzo a caminar hacia Adam, tengo plena conciencia de que ella está observando lo que estoy a punto de hacer, al igual que se que está enfadada.
Llego a lado de Adam y pongo una mano en su hombro, este al sentirme voltea, y la sonrisa más hermosa que he visto en mi vida me da la bienvenida. Me toma de la cintura para acercarme a donde él esta para presentarme a las personas con las cuales habla.