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"Juegos y Verdades"

Narrador Desconocido        

Narrador Desconocido

La sala donde me encuentro es muy grande, hay cámaras grabando cada movimiento que hacemos.

En cada mesa hay dos personas, y en la pared a nuestro lado izquierdo hay un gran reloj que nos dice cuánto tiempo llevamos aquí, yo por lo menos estoy aquí desde hace tres horas y media, espero que con mis últimos movimientos pueda ya salir de aquí.

Fue mala idea no comer antes de venir, debí suponer que tardaría, soy tan tonta. Veo a mi lado derecho y hay un montón de personas viéndonos como si fuéramos especímenes en exhibición. Las luces que hay me están comenzando a molestar, miro a mi oponente y analizo sus expresiones faciales, si puedo descifrarlas tengo asegurada la victoria.

Me toca mover, y decido que ya es hora de mover al peón, mi oponente no pierde tiempo y hace su jugada, así que yo tampoco. Sigo moviendo mis piezas del tablero, analizo cada cosa que hago y como él reacciona. Se ve relajado porque piensa que solo soy una niña inexperta, bueno, no debió tomarme en broma.

Repito los miles de juegos que hice en mi cabeza, ¿debería dejar esto ahora para tener una mayor oportunidad más tarde? Pero mi oponente es un tigre, me comerá en el momento en que me aleje. A este paso no saldré de aquí pronto, pasaron minutos de extrema tensión, él hace sus movimientos y yo los míos.

No hay salida, si muevo a otra dama tendré que pelear de frente. Bueno, así es la vida.

Creo que mi mano reacciono antes que mi cerebro porque se movió voluntariamente y acomodo la pieza. Veo como se pone nervioso y hace un gesto con la cabeza en desaprobación.

Si no puedes escapar de un tigre, debes subirte a su espalda. Game over.

Escucho como sale un bufido fuerte de su boca, las personas a nuestro alrededor gritan de emoción y aplauden, y al fin puedo respirar tranquila. No puedo evitar sonreír, estoy muy feliz, después de tanto tiempo sentada jugando al fin se acabó.

Mis amigas están brincando de alegría mientras levantan sus ramos de flores que me han traído. Gane el campeonato, esto hay que celebrarlo.

Llegamos a un local, pedimos pizza y cerveza para festejar, ellas cantaban mientras yo de un solo trago me tomaba toda la cerveza que había en el vaso, al terminar puse mi mano en la boca, sentía que iba a eructar. Ellas me llenan de nuevo el vaso con cerveza y me animan a beberlo, así que lo hago.

-Por ti, nos hemos reunido en medio de la media noche-dicen mientras me limpio ya que me había goteado un poco la cerveza. De la nada un eructo fuerte sale de mi boca y yo solo abrí los ojos con vergüenza, con la velocidad de un rayo me cubro la boca con ambas manos. Todas callamos por unos segundos para explotar en carcajadas.

- ¡Bebamos, pidamos todo! El chef de este lugar no podrá irse a casa-exclamo eufórica. Hacemos el pedido de una carne asada con platillos de acompañamiento. Bebimos y comimos como si no hubiera otro día.

Me pare para ir al baño, tomar en exceso tenía sus consecuencias. Aún tambaleándome llegue e hice mis necesidades, al terminar me acerqué al lavabo y abrí la llave, dejando que el agua fluya. Me moje la cara unas tres veces para evitar que el sueño llegue a mí. Alzó mi cara y me veo en el espejo, siempre he creído que cuando te ves en este por mucho tiempo, te encuentras a ti mismo extraño.

-Tan bonita-digo observándome-. Lyra, eres una ganadora. Ganaste-trato de convencerme de mis palabras y aprieto mis labios. Salí del baño tambaleante, antes de llegar a la mesa donde estábamos me recargué en la pared para frotarme los ojos y pude escuchar la platica de mis amigas.

-Chicas, ¿Cuánto dinero ganó este año por el premio? -dice una de ellas.

-Probablemente más que todas nosotras. De todos modos, sigue siendo una competencia de aficionados. Incluso después de ganar debe ser... ¿ya saben?

-Si no pudiera debutar como profesional de ajedrez, simplemente lo habría dejado.

-Yo también, no importa cuanto te esfuerces, nunca serás capaz de llegar a las ligas profesionales. ¡Nunca, nunca! -exclama otra y me acomodo para verlas, sin que ellas lo noten.

-Seamos realistas, entre nosotras cuatro, Lyra ha sido la mejor en el ajedrez desde los siete. Solo porque falló una audición profesional una vez a los diecinueve años, ¿van a ignorar sus días brillantes del pasado? -defiende Maggie, mientras tropieza con sus palabras, ella al igual que todas ya estamos muy tomadas.

Me animo a caminar hacia la mesa y acomodo a mi defensora que se está cayendo de la silla.

-Oye, ¿Por qué están hablando de esas cosas malas? -digo tratando de bromear, las dos de en frente callan

-No ha pasado tanto tiempo desde que te hiciste profesional, ¡pero ya suenas como una vieja! -gritó Maggie apretando mis cachetes.

- ¡Ya basta! Tú voz me aturde cuando gritas-digo mientras quito sus manos de mi rostro.

-Oye tú, ¿quieres jugar un juego contra Lyra? -grita Maggie señalando a las chicas. Si no la detengo es capaz de golpearlas.

-Aficionada contra profesional, ya verás como chillas cual rata a la que maté ayer-dice Maggie mientras alzaba sus manos al aire.

-Oye, detente-le tapó la boca y ella como la asquerosa que es me lame la mano y la retiro de inmediato, pero claro, ella no se iba a quedar callada.

-Miren sus caras, tienen miedo y vergüenza-sigue alegando.

Ya estoy cansada, ella no se detendrá.

-Me voy primero, ustedes sigan bebiendo-me levanto del lugar y tomo mis cosas, escucho como tratan de convencerme para que me quede, pero salgo del lugar.



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En el texto hay: traiciones y mentiras, traiciones, dinero y poder

Editado: 29.09.2020

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