Lyra Nerfert
Al llegar a casa todo está oscuro, es una casa pequeña, pero tiene todo lo que se necesita. Me quito los zapatos antes de entrar y busco mis pantuflas, ya que antes de irme a la competencia tuve que limpiar para sentirme despejada. Y es que yo, tengo algo con la limpieza, odio cuando veo algo sucio y rápidamente tengo que limpiarlo. Abandono mis pensamientos cuando veo que hay un montón de zapatillas en la entrada las cuales no están acomodadas.
Con la furia asomándose, con mi pie izquierdo retiro de mala ganas las zapatillas. Ya al estar en la sala, coloco el trofeo y las flores en la mesa del centro, automáticamente voy a la cocina en busca del refrigerador donde están los jugos que compre hace días, mi furia solo va en aumento cuando no los encuentro por ningún lado. Miro hacia los lados tratando de verlos, pero me detengo cuando veo la barra de la cocina.
- ¡ESTÁ LLENO DE SOBRAS DE COMIDA! -grito en mis adentros, maldición, maldición, está pasando de nuevo. Siento como mis manos tiemblan y trato en concentrarme en cosas que me agradan, pero no está funcionando, muevo mis ojos de esa escena tratando de controlarme, pero mi vista cae de nuevo en una asquerosidad y solo puedo cerrar mis ojos, mis uñas están lastimando mi piel, porque tengo las manos empuñadas del enojo. Y es que veo en cesto de la basura con las cajas evidentemente vacías en él, camino hacia el cesto y lo tomo de mala gana, me encamino hacia la barra y comienzo a limpiar el desorden que está en ella.
Una vez limpio todo voy hacia el cuarto que tiene la luz encendida y sin tocar abro la puerta.
- ¡Madre, te dije que no le pusieras las manos encima a mis jugos! -grite con evidente molestia, pero vaya sorpresa me lleve cuando vi a unas seis mujeres en el pequeño cuarto de mi madre arreglándose y platicando muy amenas. Entre ellas está mi constante dolor de cabeza, Ameria, dios esa mujer se la pasa en mi casa, come de nuestra comida y siempre trae consigo a personas que ni conozco, y no me molesta que ella de vez en cuando venga. Pero ella tiene a una persona a quien cuidar, persona que no la veo en la habitación. Bueno, me retracto porque veo a Joshua su hijo de 13 años, el cual está saliendo del baño con un libro entre sus brazos. Ya que él está aquí puedo amablemente correrlos a todos, necesito descansar y no podre si están haciendo ruido.
Después de unos cuantos gritos de mi parte, todos van saliendo de la casa incluyendo a Ameria y Joshua, escuchó como las demás señoritas o señoras se quejan de mi mal comportamiento y trato hacia ellas, pero me importa poco. Al estar en la entrada de la casa me cruzo de brazos y los miro.
- ¿Por qué siguen viniendo como si esta fuera su casa?¡Les dije que no vinieran! -todos me observan.
- ¡Oye! ¡Para ser sincera, es la casa de tu mamá! Y ella nos dijo que viniéramos cuando quisiéramos-responde Ameria poniendo sus manos en la cintura.
- ¡Es mi casa! Yo la pagué con mi propio dinero, les advierto que no quiero que se vuelvan a atrever a venir de nuevo.
- ¡Lyra, guarde uno para ti! -grita Joshua extendiendo uno de los jugos que buscaba hace rato-. Tengo que cuidar la comida de mi mujer.
Ameria le propina un no tan fuerte golpe en la cabeza-. Ni siquiera sabes lo que está pasando, ¿cierto? - el alza los hombros en respuesta y se dispone a tomar el jugo que según me había guardado. Habiendo escuchado mucho, entro enojada a la casa, justo cuando iba a cerrar la puerta de la casa, escucho la voz de mi madre.
- ¿Por qué están paradas aquí? -pregunta mi mamá.
-Fuimos expulsados de la manera más horrible-exclama Ameria, me acerco a la puerta y la abro un poco más para escuchar mejor-
-Eso es por lo que deben tomar turnos para venir y no estar en multitud-resopla.
-Señora Reina, no se preocupe fue nuestra culpa. Pero bueno, ya tenemos que irnos a trabajar-informa una y escucho como los tacones de las zapatillas resuenan siguiendo a la que había hablado, abro la puerta un poco solo un poco más y puedo ver como pasan a lado de mi madre y se despiden amablemente.
-Vengan cuando quieran. ¡Si alguna vez dejan su trabajo, sepan que siempre serán recibidas en mi humilde casa, estaré muy agradecida! -les dice mientras palmeaba las espaldas de algunas chicas.
-Qué bueno que usted si nos quiere aquí, no como Lyra-dice Ameria abrazando por la espalda a Joshua-
-Entra. Tú hijo necesita dormir-madre acaricia la cabeza de Joshua, cuando se da la vuelta y comienza a caminar hacia la puerta me alejo rápidamente no sin antes escuchar como Ameria le dice a Joshua que se esperara, que entraran después de que gritemos.
A una velocidad increíble me encerré en mi habitación, traté de tranquilizar mi agitada respiración y salí de la ahí como si nada, pude ver como madre sacaba cosas de unas bolsas y las acomodaba en los estantes.
- ¿Es este un refugio para prostitutas? ¿Por qué te preocupas por ellas? -pregunto mientras llego a donde ella esta.
-Mira, incluso si quieren hacer otro trabajo dicen que no pueden trabajar durante el día. Tienen dificultades para hacer contacto visual con otras personas porque sienten como si los otros supieran lo que hacen para ganarse la vida, ¿no es bueno animarlas un poco para que encuentren otro trabajo pronto? -para cuando ella finaliza, yo estoy jalándome el cabello por la desesperación.
- ¿Eres acaso la única policía? ¿Crees que dejarán su trabajo por ti? -trato de calmarme, no quiero gritar.