"Hombrecito"

Ander Norelis

Son las ocho y media de la mañana cuando recibí una llamada de Nirvana con malas noticias que no me quiso decir por llamada, me pidió que fuera hasta donde ella, así que estaré en camino.

Cuando llegue al lugar donde la señora Lucia se estaba quedando, no necesite preguntar en la recepción la habitación porque recordaba el piso y el número de la habitación. Tampoco no tuve problemas para entrar, ya que la puerta no tenía seguro, y al entrar no había nadie en la sala, tampoco en la cocina. Posiblemente estén en la habitación, pero al entrar no pude evitar sentir una rabia y enojo inconmensurable.

La señora yacía en la cama completamente inconsciente con golpes esparcidos en toda su cara, traía en su cuello un collarín. Se veía demasiado pálida. Puse mis manos en mi cadera mientras me movía de un lado al otro y observé de reojo como Nirvana se levantaba del sillón que estaba a lado de la cama. Llego hasta mi lado y al igual que yo observaba a la señora Lucia.

-Parece que el General Robles rompió su promesa y la golpeó de nuevo-dice por lo bajo.

Tengo que llamarla, ella necesita saber lo que ha pasado. Así que no dudo en marcar a su celular.

Una hora después.

Estamos en lo que queda de una fábrica abandonada hace años, los gritos de enojo del general se hacen presentes haciendo eco por todo el lugar, mientras trata de liberarse de las cadenas que lo tienen sujeto a la silla de madera. Dos de nuestros hombres están a sus costados, solo por precaución.

-¿Qué crees que están haciendo? ¡Déjame ir ahora mismo! ¿Saben quién diablos soy yo, malditos desgraciados? -grita, removiéndose en la silla con incomodidad. Por supuesto que sé lo que eres. Eres hombre muerto.

Camine hacia él con el celular en la mano, lo acerque a su cara para pasarle la llamada.

-¿Te has vuelto loca, maldita perra?-dios, como grita este hombrecito. Pero si vuelve a insultarla de nuevo lo mataré yo.

-General Robles, ¿Quién te dijo que rompieras tu promesa?-responde ella con calma.

-Te ordeno que me liberes Emily.

-Su esposa está en estado crítico.

-Debes estar demasiado equivocada, recuerda que la persona que solicitó tu servicio fui yo. No ella. ¡Soy yo quién te pidió que te encargaras de nuestro problema en secreto! -grito y que asco, vi como gotas de saliva salían de su boca. Por suerte no tocaron mi ropa.

-Mmm bueno, hay algo importante que olvide decirle señor. Yo elijo a mis clientes, ustedes dos pidieron mi ayuda, pero yo elegí a la persona a la cual iba a ayudar, y en este caso fue a su esposa-contesta Emily y veo como la cara del general se contrae.

-¿Qué?-exclamó sin poder creer lo que estaba escuchando.

-Estoy en deuda con su esposa, como ya sabe, desde que se convirtió en general nunca deje que su esposa supiera de sus aventurillas-responde con calma, no me sorprende, ella siempre está en calma incluso en situaciones de alto peligro-. No se preocupe, sé otros secretos, pero tenga calma me los llevaré conmigo a la tumba.

Retiro el celular y le quito el altavoz para poder hablar con Emily.

- ¿Qué haré con él? Me temo que no nos comprende-preguntó poniendo una mano dentro de mis bolsillos delanteros y me giro para estar enfrente del general.

- ¿Qué es lo que piensas? Dejémoslo disfrutar de una hermosa vista-no dice otra cosa más y cuelga. Le hago una seña a los dos hombres, ya saben que hacer.

Sacudo mi saco, solo por si las dudas y guardo mi celular, le doy una última mirada al general y sonrió mientras camino ahora con ambas manos en los bolsillos de mi pantalón hacia la salida del lugar. No se hicieron esperar los gritos, suplicando por libertad. Sabemos que eso no va a pasar. Creo que pude llegar a escuchar sus gritos incluso cuando llegue hasta donde deje estacionado mi carro.

¿Qué estará haciendo Emily? Tal vez está almorzando, iré con ella.

Bueno chicos y chicas, este fue un capitulo muy corto en realidad. Pero quería finalizar la situación que había entre el general robles y su esposa. Espero que les haya gustado mucho. No olviden votar y comentar. Les mando un abrazo y un beso. Cuídense mucho. 

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Muchas gracias por leer esta historia.