Reina Nerfer
Entiendo que a Lyra no le haya parecido que me marchara, así como así, pero en realidad necesitaba irme para buscar información esa fue la finalidad de traerlos aquí a Yerim.
Caminé por las costas y puertos del lugar preguntando a los locales incluso a los jefes de embarcaderos, pero nada estaba resultando como yo planeé, aunque eso no me iba a detener por lo cual seguí mirando a todos lados. No sabía que buscaba, pero no importaba ahora todo lo que mis ojos veían eran botes, lachas incluso barcos y yates de todos los tamaños anclados al muelle.
Locales pasaban por mis lados cargando cajas repletas de todo tipo de pescados, no me sorprendía ver desde niños hasta ancianos pasaran vestidos con pantalones anchos mojados, botas de plástico y sombreros extravagantes que los protegiera del sol. Tenía entendido que de la pesca es como sobreviven y sustentan las personas de Yerim.
Me detuve cuando vi un enorme yate, incluso desde lejos se veía totalmente diferente a los que había visto anteriormente en mi recorrido se veía casi nuevo y fue entonces que recordé las palabras de las chicas a las cuales había ido a visitar en la mañana.
"Lucy dijo que ella iba a la playa a navegar en un yate"
Mis sentidos se activaron podría jurar que este era el que buscaba y comencé a correr hasta donde se encontraba aquel yate, cuando estuve lo bastante cerca miraba a todos los lados esperando que una persona saliera y así poder pedir información acerca de Lucy.
-Escuche que usted está buscando el yate que zarpo el martes pasado-soltó un hombre con capucha negra detrás de mí con una sonrisa gentil.
—Oh...oh... Hola—conteste mientras metía mis manos en las bolsas de mi chaqueta para sacar mi placa que me identificaría como policía, una vez la sostuve se la mostré al hombre-. Soy la teniente Reina Nerfert, de la división de la ciudad del Norte podría darle un vistazo al lugar, más tarde traeré conmigo una orden de registro.
El hombre pasaba de mirar el yate a mi persona repetidamente, como pensando si estaría bien dejarme hacer lo que le pedí. Tal vez tenga miedo de meterse en problemas con los dueños porque apretaba con nervios una soga blanca entre sus manos, una vez se detuvo volvió a sonreír gentilmente.
—Seguro, solo que sea rápido no quiero problemas con mis jefes—me hace una seña para que suba primero yo y así lo hago.
Una vez arriba del yate el hombre se disculpó diciendo que iría a lavarse las manos, y yo no desaproveche la oportunidad de inspeccionar el lugar moviéndome como si el lugar fuera mi casa. Miraba con mucha atención cada rincón, pero no había nada que señalara que hace días hubo personas a bordo. El hombre llegó hasta los sillones y dejo varias herramientas de limpieza.
—Echaré un vistazo adentro—no recibí respuesta así que no lo vi como una negativa, mis pies avanzaron sin dudar volviendo a inspeccionar el lugar, pero de nuevo nada de nada. Hasta que vi unas escaleras que supongo que daban a un cuarto abajo, descendí por las pequeñas escaleras con cuidado porque un paso en falso y caías de golpe al piso. Volví a ver unos elegantes sillones, y no dude en quitar los cojines que había en busca de algo, una vez revisado los acomode tal cual estaban ni siquiera en el suelo debajo de ellos encontré una pista. Sé que estaba mal lo que estaba haciendo, pero mi juicio se nubló porque estaba segura de que estaba buscando en el lugar correcto, dado eso no dude en quitar las sabanas de la cama que yacía a unos pasos de los sillones al igual que no dude en revisar los cajones que había a los lados de esta. Me acerque al pequeño bar y revise las botellas al igual que las copas, hasta que un deje salir un suspiro de desesperación como me imagine todo estaba especialmente limpio y acomodado en su lugar. Me devolví a los cajones examinándolos por segunda vez hasta que algo capto mi atención era un pequeño frasco transparente, con velocidad saqué un pañuelo que a veces cargaba conmigo y con eso proseguí a tomar el frasco con mucho cuidado y lo acerqué para poder ver el nombre de la etiqueta roja que traía.
La palabra fentanilo encendió mis alarmas rojas. Mi cabeza maquinaba posibles escenarios y ninguno pintaba bien, no tenia que ser inteligente como para no saber que el fentanilo era una droga la cual normalmente usaban para dormir a las personas. La idea que de algo malo le pudiese haber pasado a Lucy me estremecía.
Caí de golpe sobre el piso del lugar al sentir como el yate avanzaba.
Mi corazón a este momento latía al mil y aun con la adrenalina en mi sistema guardé la evidencia que había encontrado en la bolsa de mi chaqueta mientras me dirigía a la salida del lugar, una vez arriba me detuve sorprendida cuando vi cómo nos alejábamos del muelle.
¿Se habrá olvidado que estaba aquí? No creo, esto es sospechoso.
De la parte trasera de mi pantalón saqué la pistola y la envolví en el largo pañuelo que traía en mi cuello. Con mucho cuidado salí en la búsqueda del hombre de antes cuando lo vi, estaba pacíficamente ajeno a lo que sucedía mientras movía en timón hasta que volteo hacia donde estaba parada.
—Siento mucho si la sorprendí estaba probando el yate, mis jefes dijeron que no quería avanzar. En unos momentos volvemos al muelle—sonrió volviendo su vista al frente.
Unos segundos más tarde el hombre bajo hasta donde estaba y se acercó a mí, pero la única reacción que tuve fue retroceder y meter ambas manos a mi bolsa donde traía el arma.
—Mi teléfono no funciona—digo tratando de sonar tranquila.