Royal Boutique

"Ataduras"

Lyra Nerfert        

Lyra Nerfert

Llegamos hasta el lugar, salimos del taxi propinándole un dinero extra al conductor por habernos traído lo más rápido que se podía. Una vez todos afuera pude deslumbrar el inmensurable edificio que yacía frente a nuestros pequeños cuerpos. Reuniendo el valor y recordando lo que había hablado con el oficial en la estación de Yerim, con pasos seguros y apretando la correa de mi bolso avance hacia las instalaciones; al cruzar la gran puerta de cristal mis oídos fueron inundados de los sonidos provenientes de las muchas personas que estaban en ese lugar. Todos vestidos formalmente con sus gafetes de identificación colgando de sus cuellos, personas cargando cajas con papeles al igual que personas conversando en sus celulares o entre ellos. El sonido de los teléfonos de las recepciones sonaba cada minuto siendo atendidos por las mujeres y hombres del lugar, me sentí como una minúscula partícula en este lugar.

Pero dejando de lado esos pensamientos me acerqué a una de las recepciones, pero no a cualquiera si no a la que daba las autorizaciones de hablar con los fiscales.

Espere con paciencia a que la señorita terminara de atender la llamada que estaba haciendo ya habiendo terminado me acerque hasta el mostrador ella me recibió con una cálida sonrisa, le informe del asunto de la desaparición de mi madre al igual que lo que había descubierto con respecto al tipo de la estación y con agilidad marco unos números acercando el teléfono a su oreja.

—De acuerdo, siento mucho molestar—fue lo único que dijo mirándome, sabía que significaba esa mirada. No habría conseguido hablar con el fiscal-. Lo siento, pero debe presentar un informe al Centro de Servicio Público una vez presentado el informe la trasladarán a un fiscal para que revise su caso. La desaparición de un miembro de la fuerza policiaca en servicio no es algo normal y menos si lo que usted acusa resulta ser verdadero, así que le repito vaya a presentar el informe y después vuelva para atenderla.

—¡Que no! ¡Le dije que necesito hablar con alguien ahora!—subí el tono de mi voz-. Quiero hablar con un fiscal, no con un oficial de policía. En verdad lo siento, ¿pero podría hablar con alguien más?

Capte como todas las personas que atendían la recepción donde estaba se levantaban y miraban a alguien por detrás, imite sus acciones y lleve mis ojos hacia la persona.

Me recibe la impotente presencia de un hombre realmente atractivo y pulcro, parecía estar en sus treinta, vestía un elegante traje formal de color azul marino que le asentaba de maravilla hacia contraste con su piel un poco bronceada y su cabello castaño claro perfectamente peinado al igual que una ligera capa de barba la que cubría una pequeña parte de su rostro. Sus ojos eran una extraña combinación de azul y verde parecía una persona que impone su voluntad, pero lo que capto por completo mi atención era el gafete que lo señalaba como "Fiscal Yael Jones".

Se acercó a la recepción ignorando mi presencia, pero igual no me importo porque seguía cautivada por él. No sé cuánto tiempo me quede pensando en su imagen que no caí en cuenta que el ya no estaba, salí de mi trance cuando escuche la voz de la señorita informándome que iba a ser atendida por el fiscal. Me giré hacia donde estaban Amelia y Joshua mirándome expectantes de lo que hacía, les pedí que me esperaran solo un poco más sin dudarlo asintieron; Sabía que ellos estaban cansados de tanto caminar había sido un día muy difícil para todos nosotros y aunque les ofrecí que ellos se fueran a casa se negaron afirmando que no me dejarían sola en esto cosa que lo agradecí de todo corazón.

Me giré hasta la recepcionista que ahora estaba señalándome que la siguiera y así lo hice, pasamos por los centros de seguridad del lugar dirigiéndonos a uno de los elevadores del lugar. Una vez dentro ella oprimió los botones correspondientes me perdí en mis pensamientos nuevamente rezándole a Dios para que mi madre estuviera con bien y suplicando que lo que vi estando en las escolleras fuera una cosa de mi cabeza. Salimos y automáticamente mis pies la siguieron porque mi cabeza al igual que mis pensamientos estaban perdidos.

Nos adentramos a una enorme oficina, esto era más grande que mi habitación y baño juntos. Había pilas de carpetas con montones de hojas ordenadas cuidadosamente por todo el lugar, había una que otra planta en el lugar al igual que los grandes ventanales que daban paso a los rayos del sol. Los cuales de golpe fueron evadidos por la repentina presencia de unas persianas oscuras, escuché como alguien aclaro su garganta y deje de hacer mi escrutinio por todo el lugar.

Me sorprendí al ver sentado en su escritorio aquel hombre que había estado en la recepción conmigo unos minutos atrás, se había quitado el saco que ahora colgaba de un perchero a unos pasos de él y ahora solo tenía el chaleco del traje dejando ver que debajo traía una camiseta blanca la cual había arremangado sus mangas hasta los codos, acompañada de una corbata del mismo color de su traje. Su mirada seguía siendo la misma tal cual la describí... amable. Pero sus movimientos eran fríos.

La recepcionista le paso una carpeta que traía en manos la cual no me di cuenta de que llevaba, sin agradecer la recibió levantándose de su lugar caminando hasta unos muebles oscuros que estaban en el centro del lugar. Solo me dijo que me sentara y obedecí tomando lugar en el mueble a lado de él.

—Tu madre es una oficial de la policía la cual ha desaparecido por alguna manera, ¿y tú crees que la policía está involucrada? —soltó de golpe mientras dejaba de ver la carpeta con los datos y cruzaba las piernas.



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En el texto hay: traiciones y mentiras, traiciones, dinero y poder

Editado: 29.09.2020

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