Ander Norelis
Después de hablar con esa chica vine de inmediato a la oficina, pero si soy sincero no tengo ganas de hacer algo me siento desganado por lo que se venía, muchos iban a salir lastimados y existía la probabilidad que yo estuviera entre ellos; pero me sentía tranquilo al pensar que haría hasta lo imposible para que Emily no estuviera entre los afectados.
Sin querer ver los documentos que tenía pendientes me levante del escritorio y me recargue de espaldas en uno de los sillones del lugar, mi oficina tiene grandes ventanales como los de ella dado que tanto yo como Emily odiamos sentirnos encerrados. Los ventanales brindan mucha luz por el día, pero en las noches se iluminan gracias a las luces de los edificios y carros, una buena vista antes de ir a casa.
Escuchó los pasos de alguien entrando al lugar, pero estoy tan absorto en la vista que ni voltee para ver quién era. No hasta que una figura se interpuso en mi campo de visión, era Nirvana.
Su largo cabello castaño caía por sus hombros haciendo contraste con la ropa blanca que llevaba, se veía molesta.
—¿Por qué no compartes información conmigo?—habló colocando las manos en sus caderas esperando una respuesta, por mi parte solo me recorrí de lugar para seguir viendo la ciudad. Entendía a lo que se refería, pero no tenía ánimos para hablar algunas coas solo quedan entre Emily y yo—. ¿Es por qué soy parte de la familia Reinginald?
—Solo creo que es lo mejor para ti—tomé asiento en la esquina del sillón mientras crucé mis manos.
—Supongo que después de tanto tiempo aun no me conoces bien, conozco a Emily desde que tengo ocho años. Crecí confiando en ella mucho más que en mi hermana mayor que era codiciosa y mimada—suspiré, iba a detenerla, pero continuo—. Estoy de lado de Emily.
Girándome la observé con seriedad—.¿Por qué?
—¿Por qué va a pelear contra tu hermana mayor por ti?—pregunté esperando su respuesta pero no la hubo, solo recibí una media sonrisa de su parte.
—Lo único que importa es que estamos del mismo lado ahora… quiero decir, quien sabe ¿Cuándo vas a cambiar de bando?—nunca pensé. Pero la cuestión es que esa pregunta no se la contesté porque nunca le daría la espalda a Emily.
Ella dio pasos acercándose a lado del sillón donde estaba sentado.
—Sé que tienes a una chica contigo—no me sorprende que lo sepa—. Pero la cuestión es, ¿por qué no les avisado a Emily?
Cierto, porque no le he dicho que tengo a una chica.
—¿Será acaso que no te gusta la idea de que cuando Emily le gane a Dominica ella se case con mi hermano?—por supuesto que no es cierto, de donde saca esas ideas locas y absurdas.
—Por el momento voy a fingir no saberlo—dio un paso más cerca tocando mi hombro—Ya sabes… porque estamos del mismo lado.
Guiño su ojo y salió del lugar quiero decir algo, pero mejor cierro la boca antes de meter la pata.
Mi mentón se encuentra tenso y mi cabeza de hace las ideas que tanto quiero he intentado alejar, devuelvo mi vista hacia el ventanal.
Mi mente se pierde en un recuerdo doloroso.
Los niños y el personal están viendo como sacan a un maestro que está sangrando en exceso, estoy afuera de la oficina de la directora del orfanato recargado en la pared con mi cabeza entre mis piernas. Escucho los gritos de la directora y mis lágrimas salen por mares.
—Nunca pensé que fueras una mala persona Emily, ¿cómo has podido apuñalar a tu maestro?—le gritó dejando caer algo al escritorio. Me giré hacia la puerta que estaba entreabierta y vi a Emily de rodillas ante la directora que lucía impasible.
—Bien dicen nunca recojas al hijo de otra persona, incluso los idiotas nunca harían lo que tú hiciste esta noche—camino hacia ella y vi sus intenciones, ella quería golpearla. Con valor seque mis lágrimas y entre en la oficina.
—¡Ella no lo hizo! ¡Yo lo apuñalé!—grité con todas mis fuerzas apretando mis manos al punto de hacerlos puño.
—Ander…—advirtió Emily dándome una mirada casi suplicando que me callara, pero no dejaría que alguien le puniese una mano encima si no permití que el imbécil del maestro lo hiciera menos ella.
—¡El que provoco y comenzó esta situación fue el maestro, ella le decía que se detuviera, pero nunca lo hizo y seguía viniendo todas las noches a su habitación y la molestaba! —volví a gritar mirando con odio a la directora.
—¿Cómo te atreves a verme de esa manera mocoso irrespetuoso?—no respondí y me acerque a donde Emily estaba arrodillada. Por qué estaba así, ella no tenía nada de que pedir perdón.
—Emi…—fui lo único que dije, pero ella miró al frente sin escucharme. Después de eso nos quedamos toda la noche en la oficina de la directora.
La policía vino y se llevó a Emily para interrogarla y como la directora salió con ellos no dude en seguirlos. A su paso los niños y personas del lugar la miraban con lástima mientras era escoltada por un policía y llevada a otra oficina, me oculte lo suficiente muy cerca de la ventana para escuchar lo que le dirían.
La directora y el policía estaba sentados mientras que Emily estaba con la mirada perdida y con sus hombros caídos.
—Ya la policía confirmo que fue Ander quien apuñalo al profesor, como es muy joven podrá salir en libertad condicional. Afortunadamente la herida que hizo no fue demasiado profunda—dijo la anciana—. El maestro llamó y dijo que volvería a trabajar la próxima semana, pero uno de ustedes tiene que irse de aquí.