Christopher.
Las hojas crujen desde un punto que poco a poco va acortando la distancia. Siente una brisa que le golpea el rostro, y eso es lo que le hace abrir los párpados, dejando ver el hermoso océano que tiene por ojos.
—Te estás quedando sin gracia, Chris —dice Aiden, el cual se encuentra parado frente a él. Precisamente como lo recordaba: el cabello cayéndole sobre la frente en mechones disparejos y sus ojos marrones, intensos. Pero esto no puede ser posible.
«Perfecto. Ahora veo cosas».
Su agarre en la pistola que sujeta sobre su sien sigue intacto, decidido. Solo hasta que una mano lo despoja de la empuñadura del arma, tirándola a unos metros de allí, encima de una tumba de aspecto sucio.
—Vaya, nunca había visto un espíritu que pudiera hacer eso… —ríe Christopher, pero la sonrisa no llega a sus ojos—. ¿Eres otro experimento del gobierno? —Las palabras le saben amargas.
Aiden se masajea el puente de la nariz con los dedos, como si se le estuviera agotando la paciencia. Es la primera acción que reconoce como suya. Pero no puede ser suya si él es otro.
—Primero que nada, nunca me morí. Segundo, ¡no puedes tomar una decisión permanente para algo temporal, Chris! —le tiende una mano y hace una seña para que se ponga de pie—. Vamos, levántate.
—¿Esto? ¿Temporal? —suelta una risa desprovista de humor—. ¡Summer ya no está! ¡Y tú tampoco, aunque estés aquí! Y yo… no puedo, no. —Su voz se rompe—. Sarah…
Él se arrodilla, quedando frente a Christopher, y lo toma por los hombros.
—Escúchame. Estoy bien, no pasó nada. Todo es falso. Sarah está en el palacio. Y lo de Summer… lo podemos reparar. Se puede arreglar. Es temporal.
No le entra en la mente cómo esto podría, de alguna manera, ser cierto. Él vio cuando le cortaron la cabeza a Aiden. Vio cómo Sarah perdía sangre. Y Summer… eso sí que no tiene reparación.
—Levántate, Christopher. Tienes que ser fuerte. Por Summer. —Lo levanta a la fuerza.
Él quiere protestar, pero ya ni para eso alberga energías. Y como los brazos de Aiden no son los de un espíritu, se deja llevar, aunque sea a rastras.