Summer.
Christopher sale de su habitación.
Summer le dedica una sonrisa que demuestra el alivio que siente. Lo más probable es que Christopher no tuviera nada que hacer, y por esa razón se mantuvo en su cuarto, lo que la libra de la culpa que se apoderaba de ella.
—Yo no entiendo qué gracia tiene jugar a esa ridiculez. —comenta Christopher como saludo, llegando a la sala con la sonrisa de siempre y dejando su cuerpo caer en el suelo.
—Los regalos. —contesta Charlotte, dando una palmada de emoción.
—Bien, ¿ya repartirán los papeles? —apresura su amigo.
Charlotte se apresura a buscar una hoja y un lápiz. Garabatea los cuatro nombres y los recorta sin necesidad de una tijera. Summer observa el proceso, y en eso su mirada pasa a Aiden, que ve a Christopher fijamente con los ojos entrecerrados, como si lo estuviera analizando. Su amigo, al notar la mirada, sonríe.
—Ya. —dice Charlotte, entregándole un papelito a Aiden y a Summer—. ¿Qué te pasó? —pregunta ella al pasar a Christopher.
Él aparta la mano deprisa, junto con el papel, pero las heridas de sus dedos eran notables.
—Nada, solo tocaba la guitarra. —replica con indiferencia—. Ahora, ¿quieren dejar de joder y ver quién mierda les tocó?
Ante la queja, Charlotte se encoge de hombros y abre su papel, primero asegurándose de que nadie estuviera cerca para ver lo escrito. Ella esboza una sonrisa.
Aiden hace lo mismo, no dice nada.
Christopher pone los ojos en blanco.
Summer desenvuelve su hoja y ve el nombre que le tocó.
Una media sonrisa asoma en sus labios y les dedica una mirada cómplice.
—Ya está. ¡Vamos a comprar! —Y con eso, Charlotte se levanta de un salto y va a buscar su bolso.
Salen de la casa y la brisa fría la envuelve. Hay luces encendidas por doquier, decoraciones navideñas y personas.
Los cuatro se mueven por las calles transitadas hasta que llegan a una avenida donde hay varios puestos que venden cosas. Juguetes, maquillaje, accesorios. También hay tiendas que dan la bienvenida con un aire hermoso a Navidad.
—Ahora hay que separarse. —sugiere Charlotte.
—Como digas —acepta Summer.
Se encamina hacia las tiendas, dejando atrás a sus tres amigos y yendo en busca del regalo perfecto para su amigo secreto.