Charlotte.
Culpa.
No debería sentir eso cuando ya lo ha hecho.
Pero es necesario para su venganza.
Lo siente por Summer, porque ella confió lo suficiente para hablarle sobre quién era. Y fue un error. Decirle a una chica que odia al rey que eres hija del mismo hombre al que odia… no es la mejor decisión.
Esto es la mayor oportunidad que ha tenido en años. Al fin le dan la situación de vengar a su padre.
Delatando a Summer, puede tener la confianza de Kaytlinn, la futura reina. Estará más cercana al rey. Podrá asesinarlo sin que sospechen de ella. Y ahora eso es posible. Charlotte ganó la confianza de Kaytlinn perdiendo la confianza de Summer. Es un precio justo. Confianza por confianza.
Quiere a Summer, o la quería, al menos. Pero solo eso, quererla. Le tenía cariño y la verdad sí le duele tener que hacer esto, porque puede que ella nunca entienda los motivos que tiene para traicionarla.
«Inhala. Exhala.» Se obliga a respirar con naturalidad.
Summer igual le ocultó cosas. Se demoró meses en contarle. No es de fiar. No se puede confiar en la hija de un hombre tan horrible como es el rey. El rey que mató a su padre. El rey avaricioso al que no le importa asesinar por dinero. El rey a quien matará, aunque sea lo último que haga.
No la puede mirar, le es imposible ver la mirada de traición que sabe que Summer le está clavando.
«Tú querías a Evie, no a Summer», repite mentalmente, intentando sin éxito que el sentimiento de culpa se largue de su cuerpo.
Ella apreciaba a la chica que era Evie, la chica que conoció en las lecciones, la chica con la que jugó a las escondidas en el bosque, la chica con la que disfrutó, a la chica que la acompañaba de compras. Ella es Evie.
Pero Evie nunca existió.
La verdadera era Summer, la hija del hombre al que odia, la que traiciona al reino, la que intentó matar a alguien. Y a esa no la conoce, y tampoco tiene intenciones de hacerlo.
O eso quiere creer.