Royal secrets: una sombra tras la corona

16.

Summer.

No se lo puede creer.

De hecho sí. Ya se lo esperaba, era obvio. Pero aún albergaba esperanzas de que el rey eligiera sabiamente y no por preferencias. No le hubiera molestado tanto si el rey elegía a otra persona, pero tenía que ser ella, esa zorra que se metió con él solo para asegurar el puesto.

Está furiosa. Camina a zancadas fuertes por las calles, buscando… algo. No tiene idea de lo que es, pero quiere encontrarlo. Christopher va atrás de ella, escucha las pisadas, pero no se ha molestado en voltear la cabeza para verlo. Tiene ganas de golpear a alguien, propinarle un buen golpe en el estómago, y no va a correr el riesgo de desquitarse con Christopher.

Se detiene junto a la cafetería de su amigo, no tenía idea de que se dirigía allí, pero ya qué. Deja que sus piernas por fin renuncien, dejándose caer en la alfombra que da la bienvenida al recinto. Se cubre el rostro con las manos y respira hondo, tiene que calmarse o de verdad le pegará a alguien.

—Oye… ¿quieres hablar? Podemos planear otra cosa… vamos adentro —sugiere Christopher, que acaba de llegar a su lado. Ya no tiene sarcasmo en su tono, y hace años que no lo escuchaba sin que sonara exasperante.

A pesar de que Christopher es la persona más irónica y bufona del planeta entero, igual tiene ese lado que es muy inusual pero tranquilizador. Inhala y exhala. Se calma. Asiente y él saca una llave para abrir la puerta cerrada.

Una vez adentro ambos toman asiento en los sillones más cómodos del lugar.

—No soy psicólogo. Pero, ¿cómo te sientes?

Summer se queda mirando a la nada unos segundos y luego vuelve a enfocar la vista en él.

—¿Cómo crees que me siento? La muy zorra que estuvo con mi padre salió como reina. ¿Qué esperas? ¿Qué celebre la miseria en la que entrará el país?

—Podemos arreglarlo… Siempre hay otra forma. Matémosla. —bromea.

—Ni que fuera tan fácil matar a alguien.

—Si lo planeamos no debe de ser tan complicado. Va a ser como matar un insecto. —El tono alegre de Christopher ya ha vuelto. Sabía que no le duraría mucho lo sentimental.

—Christopher, sales corriendo cuando hay un bicho.

—Calla. ¿Es que no les has visto las patas? ¡Qué asco! —Hace una expresión de disgusto y, pasados unos segundos, vuelve a centrarse—. Pero ya. Tenemos que planear otra cosa, no podemos dejar que esa bruja se interponga en nuestro camino. Piensa en algo.

—¿Crees que no estoy pensando?

—Oh, claro que no, ¿cómo creer eso si tú piensas taaanto? —se mofa.

Summer resopla, incrédula. ¿Cómo alguien puede cambiar tanto de ánimo en unos segundos?

Se quedan unos momentos así, en silencio, ambos intentando planear mentalmente su próxima jugada. Ella no pudo ganar las elecciones para gobernar, pero no puede ser esa la única manera de descubrir la verdad y de salvar al país de las mentiras. No fue allí para rendirse al primer fracaso. Pero ni la más mínima idea hace presencia en su cabeza.

»Piensa, piensa, piensa…«

—Se me ocurrió algo. —Christopher interrumpe sus pensamientos—. Ella ahora es la reina, ¿verdad? —La rabia vuelve a aflorar en sus emociones y aprieta los puños mientras asiente, deseando que se apresure en hablar—. Pues la reina necesita guardias y yo conozco a alguien del palacio —Le dedica una sonrisa cómplice que Summer aún no entiende—. Ugh, ¿en serio lo tengo que explicar? ¿No has escuchado el dicho que dice: “Mantén a tus amigos cerca, y a tus enemigos aún más cerca”? ¡Puedes acercarte a ella como guardia real! ¿Ahora sí me vas siguiendo? Podemos ganar información y, aparte, hacer una que otra cosa a »su majestad« —pronuncia las últimas palabras con sorna.

—¿A qué te refieres con “unas cositas”?

—Mmm… ¿quizás a que tengan que elegir a una nueva reina?

—No la vamos a matar. —Aunque no puede negar que la idea la tienta.

—¿Por qué? Qué aburrida.

—Pero, aparte de eso, tu plan está bueno —señala ella.

Si. El plan parece perfecto, trae con él muchos beneficios. Pero, así como beneficios, también incluye varios contras. Por un lado podrá investigar fácil, las respuestas estarán a centímetros. Puede ganar la confianza de la reina. Puede conocer mejor a sus enemigos. Puede generar un mejor plan. Y, por el otro, la pueden descubrir muy fácil. Pueden exponerla sin problemas, porque estará en la guarida del lobo; no tendrá argumentos para defenderse.

—Obvio, lo hice yo, y yo soy el me… —Un estruendoso sonido lo corta a mitad de oración. Viene de la cocina—. ¿Escuchaste?

—No estoy sorda, Christopher.

Summer va hacia allá, no sin antes tomar una espátula para tortas que estaba en el mesón. Si es esa cosa de nuevo, tiene que estar preparada. Pero si se tiene que enfrentar a uno de esos monstruos, una espátula no la ayudará mucho.

Christopher va pisándole los talones. En cuanto se asoman, lo único que ven es un desastre. Literalmente. Vasos quebrados y ingredientes desparramados por todo el piso.

Y la ventana abierta.

Summer va a la ventana y echa una mirada al entorno. Nada. Aunque sería peor si hubiera algo, ¿no?

Alguien estuvo ahí.



#1633 en Fantasía
#5533 en Novela romántica

En el texto hay: #romance, #obsesion, #secretos

Editado: 31.10.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.