17.

Aiden.

Contiene la respiración mientras ruega que el latido de su corazón no sea tan fuerte como cree; teme que se escuche hasta el otro país.

Si Evie lo ve, jodió. Si Evie lo escucha, jodió también.

Aunque está muy lejos de arrepentirse, ahora mismo quisiera desaparecer. Si Evie llega a asomarse un poco más por la ventana, lo verá.

»Maldita curiosidad«

Cuando ella se vuelve a meter a la casa, Aiden suelta el aire. Se despega con cuidado de la pared y se va sin hacer ruido; no va a arriesgarse más por hoy.

¿Cómo puede ser tan torpe? Acaba de perder la oportunidad de descubrir más cosas solo estando quieto. Pero no, tiene ojos y no los utiliza. ¡Si solo hubiera visto ese maldito vaso que estaba ahí!

Se regaña mentalmente por ser tan estúpido mientras —ahora corriendo— se aleja de la cafetería y de descubrir la verdad.

No alcanzó a escuchar mucho, pero lo que sí escuchó es valioso. Ahora que no existirán más clases de gobierno ni nada de eso, no podrá ver más a Evie. O eso ocurriría si no hubiera descubierto su próximo paradero. Lo cual no es el caso. La seguirá a donde vaya, y si ella se dirige al palacio, él irá a ese mismo lugar. Obviamente ocultándose; si ella descubre que la siguió… lo matará, y no sabe si en sentido figurado o en sentido literal