Se conoce que años atrás en un lugar hermoso y apacible de la Merced en Buenos Aires, una de las parroquias ubicada en San Miguel de Urcuquí , yacía una familia muy humilde y trabajadora, honorable, sencilla, responsable y de buen corazón , la cual estaba conformada por tres miembros como son: Marcela, Juan y su bella hija Rubí, siendo que éstos se dedicaban esencialmente a la agricultura, ganadería y piscicultura, eran una pequeña pero gran familia, dentro de ella había una niña inocente y muy alegre cuya infancia vivió entre juegos y en contacto con la naturaleza, todo el entorno de su pueblo la rodeaba felizmente, junto a ella vivía su madre, la cual se dedicaba al hogar y su padre que trabajaba fuertemente durante toda una jornada para llevar el sustento a su casa para que no le faltase nada a su esposa e hija, sin embargo esto no tenía contenta a Marcela quien al sentirse descuidada como mujer, empezó a buscar refugio en brazos de otro hombre, mismo que pertenecía a éste sector, tiempos después fue con él quien inició una nueva relación amorosa a escondidas y con la complicidad de una amiga, predominó mucho su sentimiento de mujer y un buen día decidió dejar su hogar e irse con aquel hombre que le ofrecía todo, que según ella le daba el cariño que hace tiempo no lo sentía en su hogar dejando a su pequeña hija al abandono y al cuidado de Juan su esposo.
Con el pasar del tiempo, el hogar donde creció esta niña se destruyó totalmente, la niña Rubí no lo podía creer y día a día vivía el sinsabor de no tener a sus padres juntos, sus risas quedaron en el recuerdo, sus sueños se fueron desvaneciendo, ya no tenía el mismo interés por las cosas, para esta pequeña que en plena etapa de desarrollo a mujer se le presentó una dura realidad