La excusa de descuidar sus estudios no fue muy convincente, pero fue la única salida que se le ocurrió en ese momento y así sola con sus emociones reprimidas se auto castigaba alejándose de amigos y compañeros de colegio, quienes desconocían su sufrimiento el rendimiento escolar fue decayendo al límite de no querer continuar con sus estudios, ya que, para ella su vida no tenía sentido.
Mientras esto ocurría Rubí ya tenía sus 15 años, su pueblo empezó a cambiar poco a poco y desde finales del año 2017 e inicios del 2018 todo se tornó diferente, desde ese entonces empieza la minería ilegal y comienza la migración de cientos de personas de diferentes lugares.
La tranquilidad del sector desapareció por completo, el ir y venir de las personas que subían a las montañas en búsqueda del preciado oro irrumpió la calma de los lugareños, pues caminaban hasta el amanecer o pasaban de discoteca en discoteca, karaokes y bares los cuales mantenían la música a alto volumen, dando un giro totalmente diferente a este lugar, desde ese entonces se acabó la tranquilidad de los moradores.
Al no tener a su madre presente Rubí empieza a desempeñar las funciones que realizaba su madre con las labores del hogar, junto a su padre se iba de compras al mercado y al llegar a su casa preparaba sus alimentos convirtiéndose así su vida monótona y solitaria.
Un buen momento Rubí y su padre salieron de paseo e inesperadamente conoce a un chico, el cual al verlo fijó su mirada lentamente y en ese momento los dos sonrieron.
Rubí al sentirse agobiada por los problemas de su hogar y sin tener esa confidente que la guíe y la apoye en su etapa de transición de la niñez a la adolescencia, siente la necesidad de apoyarse nuevamente en sus amigas, la cuales se jactaban del apoyo que sus madres les brindaban, entonces solía acordarse de su infancia y se les iban las lágrimas, acudía a su lugar favorito la banca del parque, en el que emocionalmente dejó aflorar esos sentimientos felices, los cuales vivió y que sabía muy bien que no volverían.