Al otro día Armando se levanta muy temprano desayuna y elevando una oración a Dios, pide que le vaya bien en busca de un trabajo para cumplir con sus obligaciones que le esperan para su nueva familia, con desacierto los retos y responsabilidades que se avecinan sabía que él debía cumplir con Rubí y ese nuevo ser que venía en camino, pues bien dijo, Me haré responsable de mis propios actos y lo más prudente es que de hoy en adelante me haga cargo de mi nuevo hogar, viviré con mi hijo/a y junto a mi adorada Rubí en nuestro nido de amor el cual construiré con dedicación, esfuerzo y sacrifico. Entonces citó a Rubí en el lugar de siempre y le propuso que se fueran a vivir juntos, a lo que Rubí reaccionó llena de emoción e inmediatamente le dijo que sí, que eso era lo que ella siempre anhelaba.
Desde ese instante llegó la fiebre del oro a dicho pueblo y para Armando esa fue la fuente de empleo que siempre esperaba, situación que le permitió conseguir recursos sin necesidad de tener que salir a otra ciudad, en esto Armando que iba hacia las minas con unas gaseosas y cigarrillos, se encuentra en el camino a alguien, él cual se le acerca y le pregunta - ¿Me puede vender una gaseosa? – A lo que él respondió en son de broma - Le cuesta 5 dólares - a lo que sin esperar el desconocido pago sin reparos y sin pedir rebajas, al ver esto Armando se sorprendió y siguió su camino, seguido de ello vino otra persona y le dijo - ¿Me vende un cigarrillo? A lo que nuevamente responde, - claro deme 1 dólar – dándose cuenta inmediatamente que esta era la oportunidad de emprender un nuevo negocio; es así que regresó a su casa muy temprano ya en la tarde y emocionado con la venta que había hecho de las tres gaseosas y una cajetilla de cigarrillos, donde además había recaudado una buena cantidad de dinero con algo imposible de creer, y enseguida contó a Rubí lo que había sucedido, para ella también era algo que no podía creer, pero esta era la oportunidad para sacar adelante a su familia.