Rubí

Capítulo 5

Justo ante que Safeld saliera de la habitación, recordó en el momento cuando se reunió con Amir, Khalid los veía desde la oscuridad del pasillo a la mujer de Amir y la joven lo tenía mal, necesitaba hacer algo porque no soportaba los recuerdos de su difunta esposa.  

 

Entonces salió de la mansión para un bar a tomar unos tragos, antes de viajar a Qatar y dejar que Amir resolviera su problema. Pero el problema en que él se había metido, fue cuando decidió entrar en aquel casino y que a jugar póquer y apareció aquella bella mujer hermosa, a jugar una partida por su padre, aunque él había olvidado la deuda de Harry Dalton, pero al ver esa hermosa mujer jugó, pero perdió dinero con esa preciosa mujer. Entonces su padre volvió a apostar, pero en privado con él y perdió. Y Khalid obtuvo a la mujer en esa apuesta, y la compro.

 

—¿Qué diablos pasa Khalid porque te fuiste así...? 

— No importa Amir, ahora tengo un problema y muy grave.

— Qué paso Khalid.

— Anoche en el bar, paso algo y no sé por qué lo hice.

— Que hiciste Khalid, te escucho.

— Compré una joven mujer.

— Por Ala, Khalid tú no eres así.

— Escúchame, Amir, estaré fuera del palacio por unos días mientras resuelvo esto.

— Ok... ok... Está bien, me has obligado a ir a Qatar antes de hablar con Esmeralda. 

Una voz al fondo gritaba a Khalid.

— ¡Todos son iguales! ¡Son horribles! ¿Sabes una cosa?. 

Khalid le decía que callará.

— Por favor cuento contigo Amir. 

 

Entonces Khalid cortó la comunicación, Amir se quedó viendo el teléfono, su hermano compro una mujer, pero eso no podía ser cierto, ya hace muchos años eso no existía en su país el comprar a una mujer.

 

— Ya estás despierta.

— Que hiciste conmigo, me has desnudado.

— Oye espera, el médico fue quien mando a desvestirte, y no te preocupes que no fui yo, fue mi ama de llaves quien lo hizo.

— Que me pasó, y con quién estabas hablando.

— Esos no es problema tuyo, y ahora verte dormir.

— A dormir no...

— Mañana saldremos muy temprano, no vamos al desierto.

— Usted está loco, yo no voy a ningún lado con usted.

— Lo siento, recuerda que su padre tiene una deuda conmigo.

— Eres un maldito chantajista.

— Vamos Yala Yala.

 

A la mañana siguiente, Khalid había enviado una carta a Aziz para concertar una cita, mientras esperaban el jet privado de Qatar, para su regreso. Ambos habían expuesto sus respectivas posturas, de que él iría primero al desierto y luego hablaría con su hermano Amir. 

Khalid necesitaba una esposa para contentar al Consejo y regresar de nuevo al trono, pero debido al fallecimiento de su tío, esto lo cambiaba todo, porque Amir tomaría el trono de Qatar, y para el lograr ser de nuevo el rey, su hermano Amir, tenía que renunciar a él. Pero antes tenía que hablarlo con su hermano, además Khalid necesitaba una esposa.

Y estaba pensando en la mujer que estaba esperando en un salón del aeropuerto, si negociaba con ella su libertad, pero con la condición de que se casará con él. Que pensaría ella, si su padre la había apostado con él y el muy sinvergüenza se la había dado como pago. Khalid pensaba en ello, Se quedó mirando por el ventanal del aeropuerto, observaba los aviones que estaban en el hangar.

 

— Amo khlaid la señorita está desesperada, quiere saber a dónde la lleva, no hace más que preguntar.

— Deja que yo hable con ella, tráela ya el avión está por llegar.

— Si amo ya se la traigo.

 

Rubí ya estaba dando cabezadas. Estaba sentada en un diván del cuarto donde la habían llevado. Cuando Asín entra por la puerta y la ve hablar sola.

 

— No soy capaz de entender, porque papá jugó y perdió todo lo que gane y para colmo me apuesta a mí.

— Discúlpeme, señorita, pero el señor quiere verla.

— Sí, tu malvado dueño va a responder a mis preguntas. 

— Vamos, señorita, la llevaré a dónde está él.

— Eres un...

— Sin insulto señorita, yo solo obedezco al amo Khalid.

— Bueno, no vamos a hacer esperar a tu amo.

Cuando entro en el cuarto donde estaba él, ella lo mira y él al verla le responde.

— A mí no me mires así. 

Repuso Khalid.

— Yo quiero saber a dónde me llevas, que es lo que quiere hacer conmigo.

— No estás en derecho de decir nada, menos atropellar a mi súbdito con preguntas. Contestó Khalid irritado.




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