Al saber que era Franklin de quién se trataba y ver los centavos frente a mí con las orejas agachadas como los perritos cuando los regañan y levantando la vista de vez en cuando como un animalito triste me acerqué hacia él con cautela como si estuviera pidiendo permiso para acercarme. Puse mi mano sobre su cabeza y comencé a acariciarlo; cerró los ojos y pude sentir cómo comenzó a relajarse.
—¿Por qué estás así?
La luna se ocultó y su cuerpo comenzó a cambiar, volviendo a ser el de un humano normal. Se encontraba desnudo. ¡Carajo! Esto me recuerda a Jacob de Crepúsculo... Pero a diferencia de él, no necesitaba la luna. O al menos eso creo.
—Soy un hombre lobo... Nací con esto, muchas personas de mi familia lo han sido...
—¿Es una maldición?
—Lo dudo mucho. Nunca me explicaron sobre mi problema. Solo sé que me transformo cuando hay luna llena.
—¿Por qué no has intentado hablar con tu familia de esto? ¿Los has visto transformarse?
—No, la verdad no...
—¿Entonces, cómo sabes que esto es parte de la familia?
—Supongo que soy una especie de licántropo, ¿no crees?
—No, no creo que sea exactamente eso. O sea, digo... Espera un momento, ¿quieres decir que ni siquiera has visto a tu familia transformarse y ya estás sacando conclusiones? ¿No crees que deberías hablar con ellos?
—Tienes razón, pero no me atrevo...
—Franklin, tienes que preguntarles, ¿cómo vas a manejar esto toda tu vida? Prácticamente estábamos en el restaurante y yo estaba preocupada por ti.
Franklin se sentó suspirando y palpando suavemente el suelo, indicándome que me sentara a su lado. Yo me bajé la parte de arriba del suéter y me senté a su lado.
—Mi familia es muy difícil y yo me fui de la casa cuando tenía 17 años... No creo que sea justo que vaya a visitarnos solamente para preguntarles algo.
—Pero ¿y si es algo peligroso? Te transformas en un perro...
Él frunció el ceño y me miró medio ofendido.
—Una cosa es ser un perro y otra cosa es ser un lobo...
—Bueno, pero de cierta forma los dos tienen pulgas, ¿no?
—¡Rubí!
Solté una carcajada ante su impaciencia, pero sabía que me estaba pasando.
—Okay, lo siento. ¿Pero ya no te vas a transformar más?
—Depende de cómo esté la luna...
—Entonces, vámonos antes de que la luna te vuelva a tocar.
—No es tan fácil, Rubí. Aunque esté adentro de la casa, si hay luna llena, ningún techo va a poder protegerme. Ya es parte de la maldición, la generación, la herencia, lo que sea que tenga...
La mirada de Franklin me hizo sentir una gran pena. ¿Por qué me ocultaste algo así tanto tiempo?
—¿Por qué me ocultaste algo como esto?
—Porque no quería que te alejaras de mí y me vieras como un monstruo...
Los humanos de por sí ya son unos monstruos... ¿Por qué tendría que verte así por alguien que solo quería protegerme?
Sus brazos rodearon mi hombro atrayéndome hacia él, un gesto que me erizó la piel, y terminamos en un pequeño beso en medio del bosque, las nubes cubriendo la luna mientras que las ramas de los árboles se movían de un lado a otro por el viento que hacía y el frío que nos acompañaba. Pero no nos importaba.