Ruge por mí [serie Gold Pride 3]

Capítulo 50

 

 

 

Tres días después de la conversación con Josie y Wilder, Marshall se detuvo cuando se encontró a Patrick en el sitio donde había dejado su pila de ropa escondida entre unos arbustos densos. Raspó la tierra con sus garras, sus almohadillas se sentían frías y húmedas, su melena tenía gotas de rocío y estaba más esponjada de lo normal. Su pelaje se crispaba cerca de la cruz.

Su corazón latía pesado en su pecho. El nerviosismo de Ava persistía, deslizándose en el vínculo, volviendolo loco. Estaba preguntándose si siempre sería así de nerviosa, o era algo que no quería decirle, cuando al levantar la mirada del suelo notó la figura de su amigo.

—Espero que no hayas hecho lo que estoy pensando —murmuró Patrick.

Sus ojos verdes estaban observándolo detenidamente, Marshall sabía que también buscaba su vínculo de sangre para asegurarse de que estaba bien.

Marshall abrió la boca, exhibiendo los dientes, luego agitó la cola. Patrick enmarcó una de sus gruesas cejas.

—Esa no es la forma de dirigirte a tu alfa.

Gruñó. Si fuera humano estaría mostrándole el dedo de medio, y ese gesto solo le ganaría una risa estruendosa. No había jerarquía ni compromisos de actitud entre ellos, dos amigos que en último tiempo se habían distanciado.

No recordaba haber tenido un momento libre para saber cómo se encontraba Patrick. Marshall se sentó, y fue su turno de observar a su amigo. La melena de Patrick también tenía gotas de rocío. Era temprano todavía, el aire estaba cargado con mucha humedad. Había una leve brisa fresca, lo suficiente para erizar la piel.

Pero Patrick no llevaba tanto abrigo. Un suéter delgado de lana beige y pantalones cargo negros con botas. Las temperaturas solían bajar de forma abrupta en esta época del año, y los leones se debilitaban con el frío, así que lo normal era verlos con chaquetas y camperas térmicas.

Marshall resopló. Vio el aire salir de él y formar una nube débil contra los escasos rayos de sol que asomaron entre las nubes.

O Patrick se estaba descuidando, o pasaba algo más...

Volvió a raspar la tierra con las patas delanteras. El silencio cómodo entre ellos. Patrick simplemente estaba ahí, observando el bosque que era suyo, compartiendo un momento tranquilo, un poco de paz que hacía mucho no tenían.

Volvió a su forma humana. Jadeó al terminar, su cuerpo se sacudió cuando el aire frío parecía aguijonearle la piel. Buscó su ropa con rapidez. Luego de vestirse con un jogger gris, una remera  térmica de algodón con mangas, una camiseta del mismo material pero sin mangas, una sudadera que hacía juego con el jogger y zapatillas deportivas, Marshall fue consciente de que Patrick esperaba una explicación.

—No salí a correr.

El estado de su corazón no le permitía el esfuerzo físico en exceso. «No quiero recordar que estoy enfermo»

—Tengo necesidades todavía —recordó.

De vez en cuando debían sacar a sus animales al exterior, eso ayudaba a tener un mejor control, ayudaba a la salud mental.

—Claro. —Patrick comenzó a caminar, Marshall lo siguió—. Quería hablar contigo.

Marshall se puso a la par. A veces sentía que lo miraba de reojo y eso lo incomodaba. No sabía sobre su estado de ánimo, Patrick era un hombre más pensativo, razonable. Pensar antes de actuar era su gran lema, y a veces su comportamiento solía confundir a todos.

Un alfa tenía Impulsos a veces, algún arranque emocional, algún gruñido o muestra de dominio frente a una falta de respeto o insubordinación.

Pero no Patrick.

Y eso era bastante raro porque era un alfa de nacimiento.

—¿Sobre qué? —Preguntó luego de un tiempo.

El área boscosa era menos densa por aquí. La tibieza del sol estaba cobrando mayor fuerza, formaba brillos dorados en la melena de Patrick.

—Tu vínculo.

Marshall abrió los ojos.

—No, no, no me refiero a eso —continuó con prisa—. Me refiero al otro.

—Ah, ¿qué tiene?

Patrick apartó la mirada, por su expresión tensa parecía estar buscando las palabras adecuadas.

—Estás tenso desde que tu relación con Ava se volvió más... —dudó un segundo—. Seria.

Marshall no había tenido tiempo suficiente para detenerse a pensar en donde encajaba su relación, o si había algo formal. Estaban vinculados, sí, y había un par de reclamos públicos, pero no estaba seguro de nada.

Y con los constantes cambios emocionales de Ava, temía preguntarle a dónde se dirigía todo esto.

No podían apartarse. Cortar el vínculo lo mataría.

«Ella puede destruirme»

—Hemos pasado por mucho en poco tiempo.

Volviéndose cercanos. Atandose en un vínculo nacido desde la necesidad.

—¿Estás bien? —Patrick preguntó, su mirada era atenta.

—Sí, ¿por qué preguntas?

—Solo me aseguro. Ya sabes, cuando hablamos de Ava todo es impredecible.

Es una mujer complicada, con muchas heridas por sanar, con tantas emociones en su interior. Emociones que no sabe cómo purgar.

—¿Ella ha hablado contigo? ¿Sobre su pasado?

Patrick apartó la rama baja de un pino, las gotas de rocío cayeron.

—Ella no, pero Nolan sí.

Notó su tensión al decir ese nombre. Tal vez recordaba que el tigre quiso matarlo cuando descubrieron sus planes. Marshall había oído de Tanya que Patrick no durmió durante días, a diario se preguntaba por qué, por qué alguien a quien consideró su mano derecha querría matarlo.

«Porque puedo» fueron las palabras de Nolan en ese enfrentamiento. El tigre lo insultó, tratándolo de débil, patético, dejándolos más aturdidos y desconcertados.

Porque Nolan no diría eso.

—Pero tampoco dijo mucho —continuó—. Solo que vivieron mucho tiempo en un recinto.

Diecinueve años.

—Las cosas que les hicieron a cada uno... —Patrick apretó los labios, luego se obligó a relajarse y soltar el aire que estaba reteniendo—. De eso no me dijo nada. Cuando intenté sacar el tema él dijo que ya no importaba. Lo único que me interesa es que estén en un lugar seguro, era lo que siempre decía.




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