Un día tocaré tu puerta, sea débil o sea fuerte.
Un día me dejarás pasar y te contaré mis penas con añoranza.
Un día me explicarás tu partida con balbuceos y mentiras.
Un día me correrás luego de tus vanas palabras.
Un día me iré lentamente, juzgando cada baldosa gris de tu casa.
Un día me cerrarás la puerta y te quedarás detrás de ella apenado.
Un día caminaré por las calles desiertas con tristeza y gran furia.
Un día abrirás la puerta y me buscarás, pero ya será tarde, ya habré partido.