Miré con llanto enfermizo el que era mi hogar. Era una obsesión constante de volver el tiempo atrás, y a la vez porque las cosas no marchaban bien o porque la adultez apestaba.
Detestaba que el tiempo corriera más rápido que yo, porque sabía que en algún momento la meta iba a terminar y el tiempo victorioso iba a ganarme. Siempre pienso en hacerle trampas, pero en realidad, soy yo el que se engaña