Vives en mi, reinas como aquél que solo quiere destruirme, me observas y sacas cada tripa que hay. No te acongojas mientras yo sangro a cantaros, ni mucho menos oyes mis gritos aclamando piedad. Buscas y revuelves en mi, como si una llave se te hubiera perdido en mi interior. Déjame, te lo suplico, ¿Acaso no ves que esta fría mesa en la que me tienes, esta cubierta de sangre, higado, pulmones, tripas, páncreas? ¿Qué buscas sucio mortal? ¡Oye! No, no, no me lo saques, lleva todo de mi, conformáte con lo que ya sacaste, mi corazón, el que bombeaba por tí día y noche, no lo hagas, que sin él yo moriré. No te arranques las orejas que muy bien puedes oirme, ¿Qué pasó? ¿A dónde vas? ¿Por qué ún sigo viva si mi corazón no lo poseo en mi cuerpo? ¿Qué es este sentimiento de vacío que tengo? Te lo suplico, vuelve con lo que me robaste, gran rufian,¿Quien eras y qué hiciste para que dejase de sentir? Si mi amor por ti declaré, me abandonaste y no te bastó con dejarme en soledad, te llevaste lo que me permitiría volver a amar.