Rujarquia |#1|

Capitulo 7: Montañas Okibo

Los minutos pasaban y aun así faltaba mucho para llegar a las montañas. Al menos Tiago tenía una forma muy peculiar de matar el tiempo, por suerte Vratar AÚN no ha reaccionado agresivamente a sus bromas pesadas, ya que éste se caracteriza bastante por ser agresivo y malhumorado, además de ser molestado por Tiago en todos los entrenamientos y a veces, en el almuerzo.

Rebecca solo pensaba en Tsuki, Kori y Miraiki, quería levantarse a buscarlos pero no estaba permitido, al menos que quisieran ir al baño.
Alicia no estaba con Rebecca, se encontraba sentada al lado de Kori y Kageshi, ambos mantenían una conversación durante el viaje. Ella quería incluir a Miraiki a la conversación, pero la timidez de ésta se lo impedía.

Kageshi conocía a Mira, sabe muy bien que cuando se siente mal es cuando menos quiere hablar, si estaba bien ya hubiese conversado con Alicia un poco; así que, estiró su brazo detrás de ella y la abrazo, Mira seguía admirando el paisaje de la ventana y poco a poco se recostaba en el hombro de Kageshi, por suerte Kori no se había percatado de aquella acción por parte de ambos.

Tsuki estuvo durmiendo en el hombro Shigo, no completamente dormida sino más bien soñando despierta, con los ojos cerrados. Él estaba por quedarse dormido, aunque permaneció despierto hasta que Tsuki salió de su largo sueño.

— ¿Falta poco, no? —pregunto mirando la ventana.

—Aún falta, apenas hace un momento pasamos por el río Ketsu —respondió estirándose en su asiento.

— ¿Alguna vez has visto a un Eoduun? —preguntó iniciando una conversación.

—Si, a Kageshi —sonrió divertido.

—Me refiero a, si has visto a un Eoduun de clase 3.

—No, solo escuché historia sobre un grupo pequeño que vive en las montañas Ketsurein —la miró—, ¿Y tú?

—Sí, son aterradores —Sonrió de lado.

— ¿Quieres ir a buscar a tus primos? —interrogó.

—No nos permiten deambular por el tren —desvió la mirada para ocultar su preocupación.

Shigo acarició su espalda para calmarla.

—Hablarás con ellos cuando lleguemos allá, descuida.

Tsuki suspiró y trato de pensar en otra cosa.

El vagón de los militares era más divertido, pues todos ya se conocían y tenían anécdotas sobre su vida en la guerra que contar.

Mientras tanto los Oficiales, Tenientes y Altos Mandos, planeaban reforzar la seguridad en las montañas Okibo en caso de un ataque.

—Hubo avistamientos de Taigāurufu, por eso trasladamos a los reclutas a otro lado, pero necesitamos un plan de respaldo en caso de que algo pase —Dijo el General Supremo.

—El sótano de la torre de vigilancia sur es segura —afirmó Bradley señalando en el mapa—, además, en caso de que logren ingresar hay una ruta de escape, que los llevará a la caverna Sukutsu, allí estarían a salvo.

—No es mala idea, después de todo, aquella caverna está perfectamente oculta en el bosque —recalcó el General Supremo.

— ¿Qué haremos si las bestias aparecen?, ellos pueden rastrearlos fácilmente —pregunto Lady Atalaya, ella también iría a las montañas.

—Podemos usar algún líquido u aroma para disfrazar el de los reclutas —Propuso la Teniente Trusova, luego de recordar algunas cosas que su amiga, Ágata, le había contado.

— ¿Cuál podríamos utilizar?

—Quizás un olor que sea fuerte, las bestias nunca van hacia los animales apestosos —afirmó.

—Podría ser, pero aun así necesitamos la opinión de alguien que conoce a las bestias —repuso el General Supremo—, Ágata no podrá estar con nosotros la primera semana.

—Conozco a alguien —mencionó Gunter.

Yue Fei es el recluta que todos aspiran a ser, sin embargo, en ocasiones rompe las reglas; debido a que Rebecca estaba angustiada por Tsuki, él se ofreció a buscarla. Vratar quería ir para liberarse de Tiago, pero Yue no lo permitió.

Vamospor favor —pidió Vratar.
—Si vamos los dos nos descubrirán más pronto —respondió tranquilo.

—Que mal, si Vratar iba yo también —mencionó Tiago con intenciones de continuar molestando a Vratar.

—Los veré después —se retiró dejando a Vratar irritado.

Se mordía el labio para tratar de no reír al recordar la cara de Vratar, por suerte logró pasar desapercibido por los demás reclutas afirmando que iba al baño, cualquiera aprovecharía la oportunidad de que les quiten puntos a uno de los mejores.

Finalmente encontró a Tsuki conversando con Shigo, se sentó frente a ellos y se sorprendieron bastante.

— ¿Yue Fei, que haces aquí? —Interrogó Shigo—, pueden castigarte.

—Ni se imaginan las veces que escapé de la Academia sin que me notaran.

— ¿Por qué escapabas? —Pregunto Tsuki.

—Para trotar... —respondió—, soy bueno para escabullirme, vine a buscarte porque Rebecca quería saber de ti.

—También quería saber de ella, ¿Dónde está?

—En el vagón de al lado, está con Tiago, Vratar y conmigo, me estuve moviendo de aquí para allá. —Sonrió.

— ¿Qué hay de Alicia?

—La vi subir junto con Miraiki y Kageshi en la estación, probablemente esté con ellos.

— ¿En qué vagón están?

—En el sexto... —Respondió, el General Gunter apareció.

—Shigo, necesito que nos ayudes —dijo.

—Sí, señor —exclamó y fue con él, miró a Tsuki por última vez antes de retirarse.

—Joven, siéntate —Ordenó a Yue.

—Sí señor...

— ¿Por qué será que pidió la ayuda de Shigo? —Se preguntó Tsuki, Yue estaba igual de confundido.

—No lo sé.

Hogomi estaba en otro vagón, no estaba en la reunión con los Generales, él ya sabía de lo que iba hablarse, Gunter le había dado la orden de que él y su escuadrón protejan a los reclutas en caso de un ataque.
Quería ir a buscar a su hermano y traerlo, pero no está permitido.
Se fijó en la ventana en el momento justo en que las montañas ya eran visibles.




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