— ¡TSUKIII! —Gritó Rebecca, los demás también llamaban a sus compañeros pero no había respuesta.
— ¡GUARDEN SILENCIO MALDITA SEA! —Ordenó Sergei— uno de ustedes vendrá conmigo y el resto llévense a los reclutas al sótano, de inmediato.
— ¿Que haremos con los cuerpos? —pregunto un soldado señalando el cuerpo de sus camaradas caídos.
—Déjenlos, cuando la situación se calme los llevaremos.
Asintieron y así como lo ordenó, uno fue con él y el resto se llevó a los reclutas.
Afuera parte de los soldados recogían los cuerpos de sus compañeros, Alina fue directo con el General Bradley a contarle lo que había visto, cuando justo llegó Sergei.
— ¡General, se llevaron a algunos de nuestros reclutas! —Shiroi y Koru miraron a Sergei esperando a que sus hijos estén bien.
— ¿¡Qué, pero como pasó?! —exclamó.
—Lograron infiltrarse por un agujero que causaron, lo vimos cuando fuimos a buscarlos —informó el soldado que acompañó a Sergei.
— ¡¿A quiénes se llevaron?! —pregunto Shiroi.
—A once incluyendo a tu hija —respondió.
Shiroi quedó petrificado por el miedo que sentía de perder a su hija, recordó que lo último que hizo fue pelear con ella y reaccionó.
— ¡Vengan conmigo ahora! —ordenó a su escuadrón y fueron a buscarla, Koru, Hogomi y sus tropas también fueron en busca de los reclutas.
En el sótano los reclutas estaban sentados en el suelo, preocupados por sus compañeros, Rebecca estaba nerviosa y ansiosa, no tejaba de temblar, Tiago y Yue trataban de calmarla.
— ¿Cómo pudo pasar? —una lágrima se deslizó por su mejilla, pensando en su mejor amiga.
—Nikolay, Aysel —dijo uno de los reclutas—, esto no está pasando.
—También Tanya, Alexey, Reiji, Murat, Erdogan, Hajime, Xeo bi y Máximo. —mencionó Yue, miraba el suelo tratando de pensar en que los soldados de Élite ya los encontraron y que están bien.
Tsuki había despertado, pero no veía nada, supuso que tenía los ojos vendados, el lugar tenía un aroma desagradable, podía escuchar a otros que parecían estar en la misma situación que ella.
Trató de levantarse, su cuerpo se sentía pesado y volvió a caer.
Cuando su cuerpo golpeó el suelo causó un ruido que uno de los que estaba allí lo escucho.
— ¿Q-quién está allí? —pregunto nervioso, Tsuki reconoció esa voz e intento gatear hasta él.
— ¿Nikolay?
— ¿Tsuki? —también tenía los ojos vendados, solo giraba la cabeza en dirección al ruido.
— ¿Dónde estamos, que sucedió?
— ¡QUE PASA! —Exclamó una joven—, ¡¿P-po-porque tengo los ojos vendados?, ¿dónde estamos?! ¡RESPONDAN!
— ¡Tranquila cálmate, Xeo bi! —Exclamó Nikolay.
Tsuki creó una daga de hielo y comenzó a cortar la cuerda que ataba sus manos, en cuanto se liberó se quitó el vendaje, no fue nada lindo.
Estaban en el tren, en uno de los vagones y éste tenía manchas de sangre por todas partes, sintió ganas de vomitar, se fijó en un collar militar por un momento. Cortó la cuerda de sus pies y fue a ayudar a Nikolay y Xeo Bi. Ésta última entró en pánico cuando Tsuki la soltó.
— ¡No me toques! —aún tenía los ojos vendados.
— ¡Xeo Bi somos tus compañeros, cálmate!
Nikolay se acercó y le quitó la venda, su expresión demostraba el terror que sentía.
—M-mis padres —comenzó a lagrimear, parecía estar paralizada—, tenían razón, ser militar es un suicidio.
—No Bi cálmate, estaremos bien —dijo Tsuki.
— ¡NO, NO LO ESTAREMOS! —se separó un poco de ellos, Nikolay quería acercarse para intentar calmarla pero ella retrocedía—, ¡MIRA ESTE LUGAR, LAS BESTIAS ESTÁN AQUÍ, NOS MATARAN A TODOS!
—Bi, no grites, si aún no saben que despertamos debemos guardar silencio —dijo Nikolay con calma, se acercó y la tomó de los hombros intentando calmarla.
Tsuki analizaba cada parte del vagón, las ventanas parecían estar selladas y probablemente las puertas también estén igual, revisó debajo de los asientos y de las mesas para ver si no había una manera de escapar; quizá un agujero, una llave, o una palanca, pero nada.
No tuvo de otra que intentar usar su elemento para escapar.
—Apártense —avisó a Nikolay y Xeo Bi.
Arrojó un gran bloque de hielo hacia la puerta, pero solo se abollo un poco, decidió intentar con una “espina de hielo” grande y gruesa, logró hacer un agujero en la puerta a la vez que causó un gran estruendo.
Caminó hacia ella, y se asomó por el agujero, se escuchaban voces cerca del primer vagón y pasos que se dirigían hacia ellos.
— ¡Vengan rápido! —Llamó a los otros.
Nikolay ayudó a Xeo bi a salir por el agujero, se apresuraron a irse, los pasos se escuchaban más fuertes y cerca.
Se ocultaron detrás de los vagones, Nikolay miró por debajo de los vagones y observó un par de grandes garras, pertenecientes a un animal demacrado, cubiertos de sangre, desvió la mirada jadeando y sus latidos eran acelerados.
—Hay uno aquí —susurró, Xeo bi comenzó a hiperventilar.
—Bi tranquila, respira —Tsuki la tomó de los hombros y comenzó a ayudarle con su respiración.
—Debemos irnos, antes de que venga hacia acá.
Se levantaron lenta y silenciosamente, Tsuki pensaba que todo era en vano, recordando lo que había dicho Ivanova, quizá la bestia ya los olfateo y solo está jugando.
Alguien gritó en el vagón de al lado.
— ¿Qué fue eso? —susurró Bi.
— ¡AYUDAAA!
— ¡SAQUENNOS DE AQUÍ!
—Son Aysel y Hajime, debemos ayudarlos —dijo Nikolay.
—Hay que encontrar la forma de sacarla sin hacer ruido —mencionó Tsuki mirando las ventanas selladas.
—Cada vagón tiene una puerta, no recuerdo si es por arriba o por abajo.
— ¿Y ahora lo mencionas? —pregunto Tsuki, arrepentida de haber gastado energías tratando de salir del vagón.
—Es que ahora lo recuerdo.
—Xeo bi y tu vayan arriba, yo iré por abajo —dijo, Nikolay ayudó a Xeo bi a subir mientras iba por debajo del tren.