Capítulo 17: Experimento

El lugar fue hecho para muchas personas, incluso más adelante se encontró con jaulas que estaban enumeradas junto a una letra del alfabeto. Todo estaba sucio y empolvado, el corredor apenas era iluminado por unas lámparas incandescentes.

—No deberías estar aquí —Dijo la voz detrás de ella, causando un sobresalto en la pelinegra, volteó a ver a Tydar que ahora estaba más calmado, sin su abrigo y usando una camisa roja de mangas largas.

—Me dio curiosidad —Se encogió de hombros.

—La curiosidad mató al gato —Dijo la famosa frase y se acercó a uno de los casilleros.

—Me impresiona que ninguno se haya perdido en este lugar —Expresó—. Hay muchos pasillos y habitaciones que se ven iguales…

—Tengo mucho tiempo libre, además tengo un mapa que te enseña todos los pasillos.

— ¿No sabes si alguien más estuvo aquí? Se nota que muchos trabajaron en este lugar.

—Estaba un hombre que trabajaba aquí, nunca supe que fue lo que sucedió en esta pocilga, debió ser tan malo que hizo que huyera y quemara todos los documentos…

—Espera, ¿No hay algún documento intacto? Tiene que haber otro.

—Sí, pero no tiene ninguna pista —Abrió el casillero y le entregó un diario viejo—. Algunas páginas fueron arrancadas, supongo que esas contenían información —Suspiró.

—Hay algunos esquemas de las partes del cráneo de una persona —Mencionó, señaló el esquema que había visto anteriormente. Tydar se acercó, no parecía ser la primera vez que lo vió.

—Lo único que logré deducir de todo, es que antes se había hecho un experimento que tenía que ver con la mente humana —Contó, luego abrió una de las jaulas y se sentó en la cama de esta—. Y ya hicieron pruebas con personas…

Tsuki ojeó el diario buscando alguna cosa que confirmara lo que Tydar estaba diciendo.

— ¿Por qué piensas que tenía que ver con la mente humana? —Cerró el diario y volvió a fijarse en el esquema.

—Hay más esquemas como ese, y en la habitación del fondo encontrarás una camilla y muchas fotografías de la actividad cerebral de una persona —Respondió, con la mirada clavada en el piso, pensando que es lo que querían lograr con aquel experimento—. Debemos volver —Se levantó y ella lo siguió hasta la superficie, no se había dado cuenta del tiempo que pasó.

— ¿Cuántas horas estuve merodeando el lugar? —Preguntó.

—Dos horas desde el almuerzo, ¿No tienes ningún reloj o algo? —Respondió, todavía estaba nublado, los niños salieron a jugar, Twil y los demás no estaban allí, solo Rage.

—A pesar de la aterradora historia del lugar, ¿Por qué decidiste traerlos aquí a todos? —Preguntó, empezaron a caer algunas escarchas.

— ¡Niños todos adentro! Otra vez… —exclamó Rage e hicieron caso a pesar de que no les gustó la idea de volver adentro.

—Este lugar se encuentra lejos de todo, de las personas… —Respondió mientras bajaban las escaleras—. Cada año hay más inestables, y entre nosotros hay diez y siete. Es seguro para todos mientras aprenden a controlarse, igual cuando tienen control total nos quedamos, a veces es mejor ocultarse por el bien de los demás.

—Tampoco es bueno hacerlo Tydar —Dijo, se quedaron en la sala de estar junto con los demás niños—. Yo intenté eso, y solo lo empeoras… —Rage comenzó a prestar atención a lo que ella decía—. El poder de los clanes es inmenso, los nueve representamos a nueve elementos. Este poder empieza por la mente; en mi caso, cuando apenas nacieron mis poderes, estaba tan pensativa que en cierto punto sentí como las pequeñas moléculas en el aire se congelaban formando un cuerpo frío y sólido, cuando abrí mis ojos había un copo de nieve que poco a poco descendió. Me emocioné y les enseñé a mis padres lo que podía hacer, hasta que surgió la pregunta: ¿Se congelará todo cuando me enoje? Miles de ideas de lo que podía pasar, causó una inmensa ansiedad en mí, que me ahogaba… Entonces fue cuando me di cuenta de que todo se estaba congelando, lo que yo sentía me desconcentraba y no tenía el control sobre mí poder —Recordó aquel día.

Recuerda que en la noche se encerró en su habitación con el temor de que se vuelva a descontrolar y su familia salga herida, recordó, que al intentar escapar de su casa ese sentimiento se desvanecía, pero cada vez que trataba de reactivar sus poderes y volver a su hogar, volvía a salirse de control. Su familia fue quién la había ayudado a salir de aquel agujero oscuro en el que estaba, eran las emociones que controlaban su concentración y poder, y al sufrir de ansiedad mientras que trataba de usar sus poderes perdía toda concentración y no podía evitarlo.

En los clanes un inestable era un peligro para la sociedad, esta también era una de las razones por las que tenían miedo de los Eoduun.

—A ti y a tu amiguito de segunda clase con sólo ponerles guantes de cuero ya los tienen domados —Espetó, ella frunció el ceño por la manera en que lo dijo—. A nosotros no, ni un bozal nos puede parar —Se levantó y se dirigió a su habitación.

—Deja que se vaya —Sugirió Rage, mientras se recostaba en el sofá—. Él era un inestable —Reveló. Tsuki se sorprendió, eso justificaba algunas cosas, él quiso alejarse de todos para no lastimar a nadie—. Tydar creció en las cavernas aleluya, investigué mucho y me enteré que tenía una madre, pero un día tuvo tanta hambre y su madre su había cortado con un cuchillo mientras cocinaba…, reaccionó muy tarde y ella estaba perdiendo mucha sangre.

—N-no lo sabía —La historia la dejó algo perturbada, pero no podía dejar de pensar en cómo debió sentirse Tydar todos estos años.

—Él cree que el experimento que se había hecho en este lugar, era quizás un modo de conseguir que los inestables no pierdan el control; pues en una celda, encontrarás rastros de fuego y en otra, vegetación, a pesar de que ese lugar está bastante aislado que el hormigón no permitía que ni una sola hierva crezca —Los niños también comenzaron a prestar atención—. Cuando va a las ciudades a ver los que se han ido de aquí, también busca a aquel hombre que cuando escapó fue al pueblo y luego de quedarse unos días se fue, pero la gente sabía a donde iría, desde entonces Tydar lo está buscando.