Rujarquia |#1|

Capítulo 18: Verdades

Kageshi luego de despedirse de su madre y hermana se dirigió a la enfermería, pues Rebecca le había enviado el mensaje de que estaban allí, se sentía extraño y su familia igual, eran ellos los que estaban causando eso en él. A medida que se acercaba a la enfermería esa sensación iba en aumento, al abrir la puerta, ahí estaban Rebecca, Tiago en la camilla, Noah a un lado, Miraiki, Kori y un desconocido para él.

Todos menos el desconocido voltearon a verlo, podían sentir esa tensión en el aire. Tydar volteó, se encontró una mirada asesina, solo lo ignoró, lo que hizo que Kageshi se enfadara y fuese hacia él. Miraiki intervino, puso ambas manos en su pecho para detenerlo.

—Sabes, no es buena idea empezar una pelea aquí —Murmuró Tydar.

—Kageshi, c-cálmate —Pidió Miraiki. El no respondió y tampoco dejó de mirarlo, tomó a Mira de la muñeca para abrazarla.

— ¿Dónde está, Tsuki? —Preguntó.

—Estaba con el General la última vez que la vi —Le respondió Tydar.

Tsuki apenas podía digerir lo que acababa de escuchar.

— Somos… ¿El resultado de un experimento? —Murmuró.

—Al parecer así es —Afirmó Ágata.

Bradley se había quedado sin palabra alguna, no por esto, sino porque esta carta era la respuesta a otro misterio.

—Todos tienen que ver con la mente… —Murmuró bajo.

— ¿Señor?

—Hace varios años, antes de la muerte de Oyuki, se encontraron unos documentos que hablaban sobre un experimento síquico que se había realizado en Rujarquia —Respondió, se veía pensativo, luego continuó: —. Según la carta, este experimento se realizó aquí.

—Pero este se realizó en 2024, el anterior que se cuenta en las historias fue hecho hace cientos de años —Cuestionó la maestra.

—Alto —Murmuró Tsuki—. El diario —Sacó el diario y comenzó a hojearlo buscando algo—. Tiene escrito el año 1884 en una de las páginas, ¡Aquí! —Señaló arriba en la derecha.

—En la carta también decía que usaban el diario para recrear los experimentos —Recalcó Ágata.

— ¡GENERAL! —Gritó un soldado, llamando la atención de todos.

— ¿Qué sucede? —Preguntó.

—Se acercan muchos enemigos, la Tte. Trusova y su equipo los vieron, ¡Estarán aquí mañana!

El General se dirigió hacia el soldado para ver lo que sucedía, antes de irse le pidió a Ágata:

—Lleve el diario al Dr. Stewart, el podrá restaurar las palabras que estaban escritas en él.

Ambas se dirigieron a los camiones, pues el doctor no estaba en Ketsurein con ellos. El mismo lobo, comenzó a seguirlas una vez que Ágata arrancó el camión.

—Esa cosa me está poniendo nerviosa —Expresó Ágata refiriéndose al lobo—. Ha estado en el patio mirando el edificio por mucho tiempo.

—No se preocupe, el lobo ha estado conmigo todo el tiempo —Dijo Tsuki.

—Interesante —Murmuró, y volvió a mirar al animal por el espejo retrovisor. Había algo en su mirada que le resultaba familiar.

La pelinegra notó que su reloj vibraba, Kageshi la estaba llamando —el reloj que ella tenía no era para video llamadas— y entonces atendió la llamada.

— ¿Qué sucede? —Puso la llamada en altavoz para que su acompañante escuchara.

— ¿Dónde estás? —Preguntó—. Te estamos esperando desde hace rato.

—Estoy con la profesora, vamos de camino al laboratorio del Dr. Stewart —Respondió.

— ¿Ya saben lo que decía la carta? —Tsuki miró de reojo a Ágata y está también,

—Pues…

—Aún no sabemos si lo que contiene es verídico —Respondió la mujer por ella.

—Entiendo —Dijo Kageshi, Tsuki notó que había algo raro en su voz.

— ¿Kageshi, dónde estás tú? —Preguntó, temiendo por la respuesta.

—En la enfermería… y ya lo vi —Respondió.

—No causen ningún problema que pueda perjudicar al General Bradley —Pidió.

—No lo haremos —Respondió Tydar y cortó la llamada.

El resto del camino no hablaron, Tsuki no podía esperar a llegar y obtener más respuestas.

Años y años de creer que había sido un regalo de Dios y resultó ser otra mentira para ocultar las maldades del ser humano. Lo que más le había llamado la atención, era posdata, “Kaleb está aquí, nadie lo reconoció” ¿Dónde exactamente estuvo?

Solo quería respuestas, pero, si esto se supiera en todo el reino, ¿Cómo reaccionarían los demás? ¿Qué es lo que va a pensar la gente?

Se sentía como una rata, una simple rata que había descendido de otras ratas de laboratorio.

La mañana se sentía larga e interminable, era un día nublado. Además de la alerta de Norcranianos acercándose, todavía no encontraban a Shigo y a Dimitry. Este último había enviado una señal de ayuda desde lejos, pero se perdió su rastro.

Gunter había enviado a un escuadrón, no habían informado nada todavía. En cuanto a Bradley, se veía pensativo, Özdemir estaba encargado de organizar a los soldados a la vez que vigilaba a Bradley, por lo extraño que actuaba. El rubio pareció tomar una decisión y se dirigió al general supremo, pidiéndole hablar en privado.

—Has estado actuando muy raro Mike —Dijo el general una vez que estuvieron en una habitación solos.

—Envié a Tsuki a las montañas para buscar a Tydar e información de Kaleb —Soltó.

— ¿Eso es lo que has estado haciendo a mis espaldas?

—Sí y lo siento señor, tengo razones para esconder lo que hice —Respondió.

—Te escucho.

Bradley procedió a contarle todo, desde sus sospechas a los altos mandos hasta la carta. Selim dió un suspiro profundo, estaban en medio de un tablón de ajedrez, el enemigo se había mezclado con ellos, derribaron a varios peones, una torre y un alfil.

El enemigo no tenía reina, no lo necesitaba, tenían la ventaja, pero en este ajedrez, el rey daba tantos pasos como le venía en gana, o sólo no sabían jugar y de alguna manera, han estado dándole ventaja al enemigo. Bradley había usado a un peón para traer el alfil de vuelta, Tsuki y Tydar. Fue un buen movimiento, arriesgado, el siguiente movimiento, debían hacerlo con cautela, o el enemigo tendría dominio total sobre el tablero.




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