''Finalmente he muerto...''
Rulam se vio envuelto en un largo sueño que parecía real. Al principio no le dio importancia y pensaba estar pasando por el proceso natural al final de la vida y comienzo de la muerte, paisajes llenos de estrellas y oscuridad se veían claramente frente a sus ojos con un estruendoso ruido de fondo que parecía venir desde los linderos mas recónditos del universo.
No paso demasiado tiempo para que Rulam se diera cuenta de que algo no andaba bien, rápidamente se dio cuenta de que conservaba el inmenso poder de su cultivo, volando de arriba abajo en el universo a la velocidad de la luz se dio cuenta de que esto ya no parecía un sueño.
''¿Acaso mi alma esta sellada en el espacio-tiempo? ¡pero como!''
Rulam tenia muchas dudas sobre la razon por la cual no parecía estar entrando ni al cielo ni al infierno, mas bien parecía encontrarse en el Reino de los Devas, aquel ciclo conocido como samsara. ''Esto es preocupante, pero no me molestaría reencarnar en un dragón Jiao''.
(Nota: el Reino de los Devas es uno de los seis reinos de existencia por los cuales, según el budismo, deambula la conciencia, un nacimiento tras otro, en el ciclo conocido como samsara.)
Al final el proceso cíclico del samsara había terminado, como si todo se hubiese tratado de un extraño sueño, Rulam abrió los ojos.
Mas temprano que tarde se dio cuenta de que no podía pronunciar una sola palabra.
''¿parecía haber perdido el sentido del habla?''
Tres personas se postraron frente a sus ojos con sus miradas fijas en Rulam, parecían gigantes pero Rulam no era ningún estúpido.
''Así que he reencarnado y soy humano nuevamente... Tengo muchos planes en mente''
Rulam sonrió con apenas un ligero movimiento en las comisuras de su boca.