''Parece que he reencarnado en otro mundo, espero que esto no vaya a ser un problema..''
Por las calles de la aldea, caravanas de comerciantes siendo tiradas por caballos se trasladaban lentamente.
''Siglo catorce, tal vez siglo quince?''
Lo que sorprendió a Rulam no era la posible antigüedad del mundo en el que había renacido, era que las personas montadas en ese tipo de carruajes de comercio no eran humanos, o al menos no todos lo eran, a pesar de que fue solo por un momento, Rulam aun en brazos de su madre logro detectar razas que solo había conocido por medio de mitos y leyendas en su antiguo mundo.
''Estos son hombres lagarto, goblins, hombres pájaro, elfos, una especie de imp y algo así como un slime con forma humanoide. Ese tipo encapuchado; tampoco podría asegurar que es humano''.
Bastaron cuatro años para que Rulam comprendiera mucho sobre este su nuevo mundo, al parecer las aldeas están divididas por reinos, muy al estilo del siglo once. Aquí, la cantidad de energía espiritual en el ambiente es mas de diez veces mayor que en su antiguo mundo, por esa razon es que existen tantas razas diferentes.
Parece ser que los humanos son una de las razas mas débiles que se pueden encontrar en el mundo de Duniya, no era de esperarse, incluso en su mundo natal, la mayoría de seres mitológicos tenían mucha superioridad tanto en resistencia como en fuerza física, incluso en las artes mágicas y arcanas.
''A pesar de que ya han pasado cuatro años desde que reencarne, aun no he logrado ver a ningún principiante cultivador y que decir de algún experto, parece que en este mundo el único experto en el cultivo, seré yo... En Duniya, los rituales, contratos demoníacos, artes arcanas, magia y destrezas físicas, ¿son el pináculo del poder?.''
Rulam sonrió con una sonrisa que no parecía una sonrisa.
''Ya tienes cinco años querido hijo, ahora te corresponde elegir el nombre que llevaras por el resto de tu vida'' el rostro sonrojado de su madre sonrió mientras cerraba sus ojos.
''Parece que en este mundo se acostumbra elegir tu propio nombre a la edad de cinco años, es una fortuna...''
''Mi nombre es... Rulam; Rulam Adastro.'' Con una expresión de alegría en su rostro, Rulam sabia en el fondo de su corazón que su vida apenas comenzaba y tenia un largo camino que recorrer.
La fiesta de presentación continuo hasta el amanecer, los adultos bailaban, cantaban y bebían.
Rulam durmió temprano, aun su cuerpo era el de un niño de cinco años y poco podía hacer para luchar contra la cansada noche.. o al menos eso era lo que sus padres creían.
Rulam inmediatamente puso el cerrojo en la puerta de su pequeña habitación y comenzó a cultivar tal y como lo había hecho durante ya varios años a pesar de apenas ser un niño.
''Conservar mi poder espiritual al reencarnar fue lo mejor que me pudo pasar, con la inmensa cantidad de energía espiritual en este mundo, me tomara solo diez años poder controlarlo tal y como antes de morir en mi antigua vida, ¿eso significa que alcanzare un nivel aun mas alto de cultivo?''
Todos los seres inteligentes de las diferentes razas estaban interesados en otros tipos de fuerza, porque ninguno había descubierto aun el poder en el cultivo del alma, ese no era el caso para Rulam, que sabia muy bien lo que podía ser capaz de lograr una persona estando en el pináculo del poder espiritual.
Diez años pasaron rápidamente mientras Rulam seguía con su misma rutina, para la mayoría de niños de su edad, el no poder ir a la escuela de la aldea y tener que trabajar en el campo, era básicamente asegurar su fracaso en el futuro, lo único que le depararía seria una vida como campesino, mal comiendo y viviendo como un esclavo del reino.
Pero claro, Rulam no era un niño normal.
A lo largo de esos diez años como campesino, Rulam aprovechaba sus tiempos libres para cultivar su alma, hasta que finalmente a la edad de 15 años, pudo comprender al fin algo que no había comprendido en su vida pasada. Como si de una revelación se tratase, una luz en el fondo de su mente traspaso como un rayo y un extraño patrón de inscripciones se activo en su alma, revelando al fin el inmenso conocimiento que Rulam aun no había recuperado de su vida anterior.
''Así que esta es la razon por la cual pude reencarnar''.
Rulam mantenía una expresión seria en la mediana oscuridad de su habitación, donde las únicas velas apenas y alumbraban su rostro, a pesar de ser un joven de apenas 15 años, esa mirada fría expresaba una enorme sed de poder.
''Solo aquel que haya alcanzado el nivel de semi-Dios en el cultivo podría reencarnar en un mundo diferente, la esencia de su alma seria tan poderosa que ni siquiera la misma muerte prevalecería contra ella y ni el tiempo ni el espacio tenían poder aquí, en el mundo espiritual.''
Rulam se puso de pie y apretó sus puños.
''Creo que debería presentarme también ante el mundo de Duniya y no solo aquí en mi aldea, me conocerán muy pronto, mi nombre es Rulam Adastro''.
Una sonrisa que mas bien parecía malévola curvo la comisura de su boca y en su mirada se podía notar la sed de sangre que solo aquel dispuesto a morir podría tener.