Hacia ya un par de minutos que Obe se retiro hacia la secta Montañas roció celestial, Rulam podía seguirle el paso con el poder de su alma, el estaba al tanto de todo, y si tuviese algún contra tiempo el llegaría para su auxilio en un instante, por eso no le preocupaba el dejarlo regresar solo.
En cambio, con un movimiento de su mano destruyo una roca de gran tamaño en los linderos
del inmenso bosque de Job, Rulam entro a la pequeña cueva y se sentó en posición de loto para cultivar su alma, ya hacia varios días que no tuvo tiempo ni mente para hacerlo, y ni hablar de un cultivo aislado, el tenia que aprovechar este momento.
Rulam desenfundo suavemente el cetro oscuro de Elune, lo mantuvo sobre su regazo para así cultivar, el tenia muy claro que su velocidad de cultivo cuanto menos se duplicaría al cultivar con dicho cetro, fue un hallazgo fortuito que Rulam no desaprovecharía.
Rulam pensaba que quizá el poder ofensivo del cetro no era necesario para el, pero sin duda la habilidad del cetro para aumentar la velocidad de cultivación, era muy beneficiosa.
pasaron los minutos y las horas como si fuese un instante, sin darse cuenta Rulam ya había pasado un dia entero en cultivo, encontrándose a un solo paso de alcanzar otro reino menor.
En el mundo de Duniya, si bien era cierto que Rulam tenia la percepción de que no había cultivadores de energía espiritual, eso no descartaba que simplemente fuera información secreta o muy difícil de encontrar en el pequeño pueblo donde nació.
Esa era la razón de que siempre mantuvo la preocupación de hacerse fuerte, y el aprovecharía su tiempo libre para hacerlo, por la vía de la cultivación que tantos frutos le había dado en su vida pasada, aunque ahora el no abandonaría sus seres queridos, el se haría fuerte por ellos.
Los reinos de cultivo estaban divididos en tres reinos menores y tres reinos mayores, los cuales eran, humano, terrenal y mundial para los reinos menores, y santo, divinidad, y Dios rey mundial para los reinos mayores, cada reino de cultivo se dividía de entre cinco a tres logros menores, los reinos mortales y demi gods, se dividían en cinco capas espirituales y los inmortales, a partir del reino santo, se dividían en tres logros menores.
Rulam, al haber recuperado el cultivo de su vida pasada, ya se encontraba a un solo paso del reino terrenal, al nivel de un humano de la quinta capa espiritual, le bastaba un hilo de energía para romper con éxito, y con la ayuda del cetro oscuro de Elune eso seria algo inevitable.
Dos días mas tarde finalmente Rulam salió de su cultivo, y con una sonrisa en su rostro finalmente tomo el aire.
En mi vida anterior solo había pequeños registros acerca del reino de cultivo terrenal, y pensar que la diferencia de energía espiritual de este mundo es tan amplia, que pude abrirme paso en tan solo tres días...
Rulam se seguía preguntando quien había sido el cultivador que dejo todos esos registros, incluso su método de cultivo fue heredado de el, indirectamente. Rulam le dio las gracias desde el fondo de su corazón antes de salir de la pequeña cueva.
Ahora que he alcanzado el reino terrenal, mi alma se a beneficiado mucho, no solo mi energía espiritual a incrementado, ahora también los sentidos de mi alma pueden abarcar un perímetro de hasta mil kilómetros a la redonda.
En posesión del cetro oscuro de Elune, Rulam tenia la seguridad de que no encontraría un rival para el en su velocidad de cultivación, y tampoco en fuerza dentro se su mismo nivel de cultivo, pero aun tenia muchas dudas respecto a la fuerza del anciano Moo Yun, el seguía siendo cauteloso al respecto.
Rulam saco de sus largas túnicas un viejo libro, lo miro fijamente durante unos instantes, mantenía un misterioso poder, una aura espiritual que solo Rulam podía mirar, o algún otro cultivador de la quinta capa espiritual del reino Humano o superior. Rulam titubeo por un momento, pero lo devolvió de nuevo diciendo para si mismo.- no, debería regresar a la secta Montañas Roció Celestial, para ayudar al patriarca Moo Feng primero, dejare el libro de la Tribu Barjin para otro momento.
Rulam se detuvo sobre las aguas del rio a las orillas del inmenso bosque de Job, con los sentidos de su alma podía ver claramente todo lo que estaba sucediendo, y lo que estaba viendo, no era algo agradable de ver.