Rules

Mírame a los ojos

-Yo no creo en las oportunidades- empezó a hablar Chloe con los ojos humedecidos bajo la luz de la luna -Tampoco creo merecer a alguien mejor o no, yo creo en las elecciones que hacemos con el corazón, y yo te elegí a ti Helena, hace mucho tiempo lo hice, así que sé valiente y toma mi mano, caminaremos por este campo de girasoles juntas- terminó de decir extendiendo su mano hacia mi.

Tomé su mano confiada, estaba segura de lo que sentía, y esas palabras habían sanado cada grieta de mi corazón,

Empezamos a caminar hasta que llegamos a un pequeño quiosco en el centro del campo. Era simplemente hermoso, cada detalle, cada vela, cada foto pegada en los postes, cada pétalo en el suelo, cada estrella brillando en el cielo, cada pequeña célula en el cuerpo de Chloe, cada rayo de luz de luna que iluminaba como una llama el gris en los ojos de la pelinegra. 

-Tal vez sientes que no eres suficiente para mi, pero para mi eres más que suficiente Helena- Chloe tomo mis dos manos y las puso sobre su cuello, tomando mi cintura.

Estaba sin habla, y no había nada que se le comparara a lo que sentía en ese momento. Ni el más grande de los terremotos se le igualaba a mi corazón latiendo a mil por hora en ese momento. Porque siendo sinceros, no hay nada capaz de detener a un corazón enamorado.

-Sabes bien que no hay nada en el mundo que no haría por tí, sabes bien que nadie te va a amar como yo lo hago, sabes bien que te voy a proteger de todo, incluida yo- dijo las últimas palabras  con un rastro de dolor. -Sé lo que hice, que rompí tus reglas más sagradas y que probablemente no merezco esto, pero créeme que no hay nada de lo que me arrepienta más- dijo la pelinegra cerrando sus ojos con fuerza.

-Las reglas están hechas para romperse ¿no?- susurré en su oído y ella rió apoyando su barbilla suavemente en mi hombro.

-Eres un ángel, Helena, y espero que te lo hayan dicho ya, eres el ángel que ilumina mi mundo- levantó su mirada hacia mis ojos, dejándome ver su corazón  -Sabes que es verdad, sabes que no puedes negar algunas cosas y esta es una de ellas, sabes que nuestras almas están hechas para estar juntas, sabes que sea cual sea la vida en la que nos encontremos nos elegiremos la una a la otra, porque nosotras no elegimos, por que no es nuestro cuerpo, es nuestra alma- Chloe me miraba a los ojos suavemente, como quien ve a su más sagrado tesoro.

-Sabes que no puedes negar nada de esto Helena,  y ya que nos encontramos en esta vida,  ¿por qué no aprovecharlo?- se separó de mi bajando del quiosco en el que nos encontrábamos, volviendo al campo de girasoles perfectamente iluminado por la luna.  Pero esta vez caminó al lado contrario del que veníamos.

Volteo su cuerpo conectando nuestros ojos a pesar de la distancia. Sonriendo, extendiendo su mano para que la tomara, lo cual hice sin dudar.

Empezó a guiarme nuevamente por el campo, viendo hacia el cielo, sintiendo la brisa remover su cabello. Se detuvo en un espacio circular completamente vacío pero rodeado por las flores. La música del quiosco aún sonaba a esta distancia.

-Mírame a los ojos y dime que no sientes esto- me dijo poniendo mi mano sobre su pecho haciéndome sentir su corazón desbocado. -dime que no te pasa lo mismo, dime que no sientes el tiempo detenerse cuando estás conmigo, dime que nuestras almas no son la una para la otra, dime que no sueñas conmigo, dime que no piensas en mi cuando escuchas nuestras canciones, o cuando necesitas algún sonido para dormir, o cuando ves un  girasol. Dime que no recuerdas nuestras fechas, que no sientes nada cuando ves las estrellas, dime que no recuerdas cada vez que te dibuje mientras dormías o que te fotografíe desprevenida, dime que no escribes poemas pensando en mi, dime que no soy más tu inspiración. Dime que no me recuerdas más, que no soy más la luna para ti, dime que ya no ves el universo cuando me miras a los ojos. Dime que ya tus sueños no me incluyen.  Mírame a los ojos y dime una de esas cosas, cualquiera, y no lucharé nunca más-  Chloe lloraba pero su voz no se quebrantaba.

El nudo en mi garganta no me dejaba hablar, las lágrimas eran imposibles de retener a estas alturas de la noche, simplemente no podía ni quería detenerlas. 

Negué con la cabeza llevando las manos de Chloe a mi pecho, justo como lo había hecho ella.

-Lo sientes ¿cierto?, ¿eso basta para contestar tu pregunta?, no puedo mirarte a los ojos y decir ninguna de esas cosas por que absolutamente todas serían mentira. No podría mirarte y decirte que no te amo porque lo hago, con todo mi corazón, con toda mi alma-  ahora era mi corazón el que hablaba. 

Tenía la mirada clavada en el suelo, viendo como la tierra se empapaba bajo mis lágrimas. Realmente imaginar mi vida en cualquiera de los escenarios que Chloe había planteado rompía en pedazos mi alma. En algún momento pensé que mi vida sería mejor sin ella, pensé que iba a ser sencillo negar mis sentimientos y desechar aquel futuro perfecto que había soñado a lado de Chloe. 

A veces nuestra mente es más ingenua de lo que podemos llegar a imaginar, soñando con negar todo lo que sentimos y pensando que será muy sencillo. Pero somos los únicos que sabemos con certeza y sin duda que es eso que sentimos, eso que anhelamos, aquellos a quienes amamos, y por mucho que la mente se esfuerce por engañar al corazón, un latido basta para revelar la verdad.   



#47017 en Novela romántica

En el texto hay: amistad, lgbt, amor

Editado: 26.11.2018

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