Rumores

Capítulo 11

Sabana-

 —La fiesta de cumpleaños de Ally es este fin de semana y aún no conseguimos su regalo. No sabía lo difícil que es regalarle a un niño —observo las muñecas y peluches —, creía que se alegraba con cualquier cosa —suspiro.

—Y es mucho más difícil si no conoces los gustos del niño —concuerda mamá.

—¿No podemos basarnos en la primera impresión? —niega. Esto será complicado —. No acepte la ayuda de Ben porque creía que iba a poder manejarlo, debo se replantearme las cosas en qué creo.

Me detengo justo en la división de las Barbies y los peluches. Si fuera a cumplir 7 años ¿Qué quisiera que me regalaran?.

Una magnifica casa se muñecas. Ese ha sido mi sueño desde pequeña, uno que mi madre no quiso cumplir.

No creo que Ally sea amante de las Barbies, el día de la cena lleva puesto un vestido rosado claro con un tutú.

—¿Alguna idea? —cuestiona mi madre junto a mí.

—Mi mente está en blanco. No se me ocurre nada para darle.

—Estás son las opciones: una Barbie princesa, un peluche o un oso de peluche princesa con tutú —dice mi madre haciéndome reír.

—¿En serio venden algo así?.

—Por supuesto, no podría haber inventado algo así solo para hacerte reír.

—Ese me parece una buena opción, a juzgar por su vestimenta en la cena.

—¿Hoy vas a casa de Benjamín? —cambia de tema. Asiento dudosa —. Porque no le preguntas que puedes regalarle y nos ahorramos esta búsqueda.

—Le dije que soy una mujer autosuficiente, no puedo depender de él para todo —digo confiada.

—Está bien, entonces será tu culpa si Ally detesta nuestro regalo —volteo los ojos —. Eso me recuerda que tenemos que pasar por la farmacia.

—¿Necesitas comprar algo?.

—Condones para ti. No quiero un nieto por los momentos —me atragantó con mi propia saliva.

Eso es lo más patetico que me ha sucedido.

—¡Mamá! Te dije que veremos una película —repito.

—En mis tiempos decíamos otras excusas, cómo que íbamos a estudiar, pero ambas significan lo mismo. Además el barco de tu virginidad ya zarpó, así que quiero que te cuides —me sonrojo.

¿Es en serio?

—Está no es una excusa, veremos una película —asiente sin creerme —, también estaran Megan, Ian y Ally. Ian hará la cena y pasaremos un buen rato.

—¡Espera! ¿Dijiste que Ian hará la cena? —asiento sin entender. 

Saca su teléfono de su bolso, teclea rápidamente y se quedó mirando la pantalla expectante.

¿Qué demonios?.

Suena su notificación y sonríe con suficiencia.

—Cuando vayas a casa no te olvides de traerme la bolsa que te dará Ian.

—Iba a decirte que planeo quedarme en casa de Ben está noche, espero te no te moleste.

—¿Linda sabe sobre eso?.

—Por supuesto.

—Entonces está bien. Iré a buscar la comida yo misma —anuncia.

¿Buscar qué?.

—¿Acabas de pedirle que te preparé la cena? —asiente sin pudor alguno. Rompo en carcajadas.

Tengo que admitir que la comida de Ian es deliciosa, pero no creo que pueda llegar al extremo que acaba de cruzar mi madre. O quizás si, dependiendo de lo que cocine.

—No tienes vergüenza —comento.

—Te digo que si Ian fuera 20 años mayor, o yo 15 años menor, se lo habría arrebatado a Megan de las manos —dice segura —. Aún podría hacerlo, pero no atrevo por consideración a ti.

—Gracias por pensar en mi mamá, antes de robarle el novio a mí amiga.

—Puede que sea un poco mayor, pero aún tengo trucos bajo la manga —me sonríe coqueta. Cierro los ojos.

—Por favor no des ningún detalle —niego aún con los ojos cerrados —. Mejor ve por el oso princesa con tutú para irnos de aquí.

—¿Es lo único que le daremos?.

—Podríamos comprarle chucherías, los niños las aman. Será el complemento perfecto.

—Y así compramos algunas para la casa que ya se acabaron. Me gusta tu idea, iré por el oso.

Cambia hacia el otro lado de la tienda.

Hay tanta variedad de muñecas ahora. ¡Oh! Hay una con el cabello morado ¡Me encanta! Siempre quise pintarlo pero la simple idea de tener que estar en constante tratamiento para devolverle la vida, me limita.

Ese es uno de los sueños que no cumpliré. O quizás cuando sea una anciana, de esas con el cabellos colorido, me vería fabulosa.

—Hola Sábana —levanto la mirada y volteo los ojos.

Hoy no es mi día de suerte.

—¿Qué quieres? —pregunto con fastidio.

—Pasaba por aquí y te vi desde afuera, así que pensé en saludarte.

—No era necesario, Aiden. Ya que no tengo ninguna pizca de interés en verte —suelto.

—Sabana, por favor, no puedes seguir molesta por lo que pasó hace años. Deberías superarlo.

Lo miro indignada. Se volvió más imbécil ¿O qué?.

—¿Disculpa? Si mal no recuerdo Clove y tu fueron los que vinieron hasta acá a arruinar mi vida universitaria hace 4 años —recuerdo —. Además de haberlo hecho antes de que terminará la preparatoria, esparciendo por toda la cuidad lo que había hecho, y tienes las bolas para decirme que supere el pasado. Pudrete.

Le doy la espalda dispuesta a irme, pero toma mi brazo.

Me suelto de su agarre con agresividad. Me da asco que me toque.

—Tienes razón, acepto la culpa pero esa fue idea de Clove, no mía.

—¡¿Y crees que eso me importa?! —explotó —. No me interesa de quien sea la culpa, si te obligo o no. ¡Arruinaron mí vida! La arruinaron de tantas formas que nunca podrán comprender —las lágrimas amenazan por salir —. No sé si tú estabas al tanto de eso, o si no querías hacerlo, pero ¿De qué me sirve? Solo tratas de sentirte menos culpable contigo mismo, porque sabes que tuviste la oportunidad de detener a Clove pero elegiste callar, cómo haces siempre que estás cerca de ella.

—Sabana, yo... —doy un paso atrás.

—No me toques. Ni tampoco digas nada, porque en el momento en que aparezca Clove te meterá la lengua por el trasero y te conviertes en su sumiso. Tu falta de coraje me asquea —digo más seco de lo que pensé.



#25171 en Novela romántica
#15610 en Otros
#2446 en Humor

En el texto hay: secretos, superacin personal, amorjoven

Editado: 28.04.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.