Rumores

Capítulo 14

Sabana-

—Ben, ¿No te parece que has tomado mucho esta noche? —lo miro preocupada.

—¿Por-por qué lo di-dices? —me mira sorprendido.

—Hace menos de dos minutos te caíste de la silla y aún no te has levando del suelo —digo incrédula.

—Es que me estoy co-cómodo.

—Ajá. Por supuesto —me levanto del sillón. 

Me pongo de puntillas frente a él. Gracias al cielo decidí quitarme los tacones hace más de una hora, no podía aguantar un paso más de esa tortura.

—¿Quieres que te ayude a levantarte? —asiente —. Lo haré pero tienes que prometerme que no tomarás una gota de alcohol en el resto de la noche —vuelve asentir mirándome como un cachorro bajo la lluvia. Sonrió —. Vamos —extiendo mi mano.

La toma torpemente, luego de varios jalones logro levantarlo completamente.

—¿Estás bien? —lo miro sonriendo.

—Si —murmura.

Parece contrariado.

—¿Seguro que estás bien?, pareces pensativo.

—No quería que me vieras así —vuelve a murmurar.

—Solo estás un poquito pasado de copas, no como Ian en aquella fiesta que fuimos. Estoy segura de que en ese momento no sabía quién era él, aunque no olvido a Megan ni por un segundo.

—Entiendo perfectamente lo que sintió —me sonríe.

Le sonrió de vuelta.

—Quizás solo tenías que levantarte para que bajarán tus niveles de alcohol.

—Debí escucharte y no tomar esos vasos de whisky estando sentado.

—Además de que fueron más de cinco vasos continuos.

Mi comentario lo hace soltar una risa.

—En la próxima reunión, recordaré tomar intermedios entre cada trago.

—Muy sabio de tu parte. Me alegra escuchar que has aprendido la lección.

—Claro. No volveré a olvidar que tengo que obedecer todo lo que dices.

Suelto una carcajada.

—Eso no es lo que quería decir —digo entre risas.

—Pero es justo lo que haré —acaricia mi mejilla y coloca un mechón rebelde detrás de mí oreja.

Está muy concentrado en completar esa acción tan simple, lo que me recalca lo bebido que se encuentra. Sin embargo, tener su rostro tan cerca del mío, poder contemplar libremente toda la belleza que lo conforma, me hace sumamente feliz.

Logra su objetivo, posando sus ojos en los míos.

—No se si es porque estoy borracho, pero siento que te amo más.

Deslumbró una sonrisa, haciendo que él me dediqué una de vuelta.

Todo dentro de mí se derrite y exclama de las emociones que causó la oración que acaba de decir.

Rompo la distancia tomando posesión de sus labios. Creyendo que con este simple beso podrá sentir todo lo que siento, creyendo que podrá recordar este magnífico beso sin importar si estado de embriaguez, que también lo guardará en un rincón de su alma para nunca olvidarlo.

La falta de aire me exige apartarme. Mantengo los ojos cerrados sintiendo su respiración sobre mi nariz.

Esta justo ahí, tan cerca de mí que puedo sentir el calor emanar de su cuerpo, al igual que su aliento. Siempre me había parecido desagradable que un chico se acercara a mí con su aliento delatando la cantidad de alcohol que había consumido, estando sobria siempre me aleje de ese tipo de chicos, temía que alguno pudiera hacerme daño en su estado de inconsciencia. No obstante, ahora me encuentro tan cerca del tipo de chico del que antes huí, esperando respirar lo necesario para volver arrebatar sus labios, porque apostaría cualquier cosa a que no me hará daño.

—Vámonos —susurra haciendo que abra los ojos.

Estaba mirándome. ¿Qué pensamientos habrán pasado por su mente?.

—¿A dónde?.

Toma mi mano y se limita a sonreírme.

Me lleva hasta el comedor donde se encuentra el resto de los invitados.

—Fue una excelente velada —Benjamín alza la voz en la habitación haciéndose notar. Si no hubiera visto su graciosa caída hace unos minutos, juraría que su capacidad para consumir alcohol es envidiable. Su voz no flaquea, no tartamudea, y su expresión es de una serenidad sin precedentes —, pero Sabana y yo nos retiramos —anuncia.

—¿A dónde van? —pregunta mi madre con la misma expresión que tuve que hacer hecho yo hace unos segundos.

—A dormir —responde inocentemente —. Espero que no les moleste, pero no perderé la oportunidad de dormir junto a mi hermosa novia —comenta sin mirarme.

Cualquiera pensaría que ese comentario salió de sus labios por causa de la borrachera, pero no, ese es un comentario típico de Benjamín. Es la persona más sincera, o descarada, que conozco.

—Esta bien —responde su padre —. Creo que nosotros también iremos a nuestra habitación —toma la mano de Candace.

Linda observa detalladamente a Benjamín. Sus ojos de madre pueden notar el verdadero estado de su hijo.

Esta apunto de mencionarlo, pero Benjamín le guiña un ojo haciéndola sonreír.

Se levanta de la silla acercándose a su hijo.

—Anda a dormir antes de que me arrepienta —murmura besando su mejilla.

—Te amo, mamá —le sonríe pícaro.

—Y yo a ti —responde dando unos pasos hacia mi —. Ten cuidado está noche, Sabana. Benjamín ebrio es la personificación de Eros, el dios del amor, o de un osito cariñosito —suelto una risa.

—¡Mamá! —se queja.

—Soy tu madre y es mi obligación advertirle —abre la boca para replicar pero Linda lo interrumpe —. Si no quieres que te avergüence cuenta tus copas —cierra la boca de golpe sin tener argumentos para defenderse —, eso fue lo que creí.

—Mamá, no te pongas así —la abraza rápidamente.

—Sueltame —le pide entre entre risas. Benjamín comienza a darle besos en la mejilla —. ¡Ben! ¡Déjame! —exclama sin dejar de sonreír, ni intentar separarse de su hijo.

Los miro con una sonrisa.

—Ben es un buen chico —comenta mi madre mirando la misma escena.

—Si que lo es. Creía que a los chicos les incomodaba las muestras de afecto con sus madres.



#25179 en Novela romántica
#15616 en Otros
#2450 en Humor

En el texto hay: secretos, superacin personal, amorjoven

Editado: 28.04.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.