Rumores

Capítulo 21 (Parte 2)

Sabana-

—Gracias por traerme —me detengo en el pórtico. 

—No tienes que agradecerme, iría a donde fuera por ti —acaricia mi mejilla. 

Cierro los ojos disfrutando de su tacto. 

Apareció minutos después de cortar la llamada. 

Al verlo no pude aguantar las ganas de lanzarme abrazarlo. Tener sus brazos rodeando mi cuerpo, sentir sus suaves caricias en mi espalda y escuchar sus susurros repitiendo que todo estaría bien, reiniciaron mi vida. 

Después de ese conmovedor momento le comente lo que había sucedido, todo lo acontecido desde el instante en que Clove apareció en el restaurant hasta que salí de la casa de mi padre sin mirar atrás. 

Ben me escucho pacientemente, y simplemente me volvió abrazar hasta que tuve fuerzas de levantarme. 

Abro los ojos encontrándome con los suyos. 

Me mira de una manera tan amorosa, nunca me habían mirado así.

—¿Estás segura que quieres quedarte aquí? —repite por cuarta vez en la noche. 

—Mi padre me ha estado llamando desde que me fui, no es justo dejarlo así después de la discusión que tuvimos. Además son las 2 am, mi mamá me asesina si llegó a casa a esta hora. 

Ríe. 

—¿Clarissa sabe que estas aquí?. 

Asiento. 

—Le avise cuando veníamos en camino, además le mencione que iba a quedarme a dormir y no puedo retractarme. 

Muerdo mi labio inferior. 

¿Será mucho pedir de mi parte pedirle que se quede?. 

¡Por supuesto que lo es! Arrastrarlo a tus problemas familiares no es la solución. No obstante, tenerlo a tu lado te daría la valentía suficiente de darle la cara a el trío detrás de esta puerta. 

—¿Quieres que me quede? —parpadeo varias veces evidentemente sorprendida. Es como si leyera mi mente —. No pareces estar muy bien, y hay una parte de mi que no deja de imaginar tu voz pidiéndome que me quede. ¿Piensas que soy extraño?. 

—Todo lo contrario, me parece que eres maravilloso. 

Rodeó mis brazos en su cuello dándole un beso casto. 

—Quiero que te quedes —murmuro cerca de sus labios. 

Sonríe dándome otro beso. 

—Solo tenías que pedirlo. 

Se separa unos centímetros a tocar el timbre. 

—¿No vas a avisarle a Linda?. 

—Le dije que iba a quedarme esta noche contigo antes de salir, tu voz sonaba muy triste por teléfono y no podía dejarte así. Quiero consolarte toda la noche. 

Se separa completamente, toma mi mano y se queda frente la puerta principal. 

—Lo haces sonar como si fuéramos a tener una noche de sexo alocado —muevo mi pecho intentando ser graciosa. 

Benjamín presiona los labios con fuerza. 

—Tal vez, la noche a penas empieza. 

La puerta principal se abre antes de que pueda responder. 

—¡Mi pequeña! —mi padre me envuelve en un abrazo —. Gracias al cielo que estas bien, estamos súper preocupados.

¿Preocupados?. 

Echo un vistazo a la sala de estar encontrando a Clove y Aiden sentados en  un sofá. 

—Disculpa, papá. No quería hablar con nadie... Pero no tranquilo, no estuve sola,  Ben estuvo acompañando en todo momento —me hago a un lado permitiéndole a mi padre ver al mencionado. 

Estaba tan concentrado en mi que lo ignoro por completo. 

—Buenas noches, señor Charles —saluda cordialmente. 

—Ben, puedes llamarme Charles —asegura amablemente. 

 

—Tiene una hermosa casa, Charles —halaga.

Río ante su evidente incomodidad al decir el nombre de mi padre. 

—Gracias, Clove la eligió, y toda la decoración fue su idea. 

Aunque sea tiene buen gusto. 

—¿Benjamín puede quedarse a dormir? —intento romper la tensión. 

—Por supuesto, es muy tarde para que manejes por ahí. Puedes quedarte en la habitación de Sabana, esta al final del pasillo. 

—¿En mi habitación? Es la primera vez que vengo a esta casa. 

—Si, pero mis hijas tienen su propia habitación. ¿Quieres verla? —me sonríe. 

—¡Claro que si!. 

Me guía hacia la última habitación del pasillo, sostengo la manija nerviosa por lo que puedo encontrar. 

La abro luego de soltar un suspiro, y no puedo ocultar mi cara de sorpresa. 

Las paredes color morado, los muebles blancos, los cuadros de flores por toda la habitación y una cama matrimonial justo en el centro hacen que fluya todo en una hermosa sincronía. 

Es como si yo misma hubiera decorado la habitación. 

—¿Quién la decoró? Porque tiene un excelente gusto. 

—Clove lo hizo. Al terminar me dijo que te iba a encantar en cuanto la vieras, parece que tenía razón. 

Ese comentario ha opacado completamente la sorpresa que sentía por la habitación. 

Creí que ella me odiaba, y ahora resulta que me conoce tan bien para poder decorar una habitación en mi nombre. 

Es mucho para procesar. 

—Sé que no se llevan bien, pero tengo la esperanza de que algún día todo pueda mejorar. 

Tienes un corazón muy grande, papá. Tanto para creer que en algún momento Clove y yo volveremos a ser hermanas. 

Deje de creer en eso hace muchos años. 

Me acerco a abrazarlo. 

—Perdón por haberte preocupado, no fue mi intención. 

—Perdón por haber dicho todas esas idioteces, no fue mi intención lastimarte. 

Besa mi frente. 

—No quiero volver a alejarte —confiesa dolido —, no he sabido manejar las cosas, he cometido muchísimos errores y no merezco tu perdón. Sin embargo, quiero arreglar las cosas contigo, mi pequeña. 

Una lágrima resbala por mi mejilla. 

—Solo dame una oportunidad —súplica —, una última oportunidad para convertirme en el padre que te mereces. Yo solo... 

—Esta bien, papá. Esta bien —lo interrumpo —. No tienes que suplicar. Eres mi padre, yo también quiero arreglar las cosas contigo. Así que te daré una oportunidad, te daré cientos de oportunidades. 



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En el texto hay: secretos, superacin personal, amorjoven

Editado: 05.05.2024

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