Sabana-
—Aún no puedo creer que Clarissa este aquí —Ben camina junto a mi.
—Todavía estoy en shock —parpadeo varias veces.
—¿Cómo fue que llegamos a esta situación?.
—Al despertar me ordenó que ibas a tener un "almuerzo especial" hoy, luego me exigió que te avisara sin protestar, admito que me pareció súper extraña su actitud, pero mi mamá es un poco extraña a veces. Luego le mencione que antes de reunirme con ella iría a visitar a papá, y tranquilamente me respondió: esta bien, iré contigo.
Miro la espalda de Clarissa con los ojos muy abiertos.
Rió un poco.
—¡Y realmente esta aquí! ¡A menos de 10 pasos de la casa de mi padre! ¿Qué carajos sucede?. ¿Será que le puso hierba al desayuno y por eso anda muy alegre de la vida? ¿O le puso hierba a mi desayuno y estoy alucinando?.
Suelta una carcajada.
—Quizás solo es su buena acción del día, ser un buen samaritano.
—Esta a punto de ver al hombre que la engaño con la madre de su hija por voluntad propia, lo de la hierba es más creíble.
Sonrió negando con la cabeza.
Quizás quiere empezar de nuevo.
Nos detenemos en la puerta principal, observamos fijamente a Clarissa buscando un rastro de arrepentimiento en su persona.
Nos dedica una sonrisa antes de desviar la mirada.
Este va a ser un momento incómodo..
—¿Podrían tocar el timbre? Tengo las manos ocupados —levanta un poco el pastel que carga.
Estiró mi mano hacia él, pero Sabana me detiene.
—¿Estas segura de esto, mamá? No me parece buena idea.
Frunce el ceño.
—Es la sexta vez que dices eso hoy, Sabana. Estoy empezando a cansarme.
—No puedo entender porque quieres estar aquí.
—Yo tampoco lo sé, ¿Feliz? No se que hago aquí, pero tengo un sentimiento en el pecho que me dice que debo estar aquí. A fin de cuentas es tu padre, estuve casada con él, estuve enamorada de él... No lo sé, solo me parece lo correcto —suspira.
Miro a Ben de reojo.
—Si en algún momento te sientes incómoda, nos vamos —digo firme —. Y no quiero oír ninguna objeción de tu parte, Clarissa.
La mencionada le muestra una sonrisa cálida.
—Entendido.
Tocó el timbre y esperamos unos segundos.
Charles abre la puerta y la cierra de golpe cuando ve a mi madre.
Reprimo una carcajada.
Su gusto de asombro y pavor fue chistoso.
Vuelve abrirla lentamente asomándose de reojo.
—Clarissa... —dice en un hilo de voz —, ¿de verdad eres tú?.
—Por supuesto, Charles. ¿Quién más seria?.
La abre completamente moviéndose incómodo.
—Pasa, digo pasen, por favor.
Le doy un beso en la mejilla y Ben estrecha su mano en forma de saludo.
El ambiente se tornó increíblemente incómodo.
—Trajimos algo de comida y unos dulces, así podríamos alegrarlos un poco —le sonríe a mi padre —. ¿En dónde está Clove?.
—Dormida, últimamente duerme muchísimo —dice desanimado —. El médico dice que es normal tomando en cuenta las condiciones en que se encontraba, pero me preocupa.
—Estará bien, Charlie —Charles abre los ojos ante su última palabra —. Solo tienes que darle más tiempo.
Una sonrisa se asoma en sus labios.
—Gracias, Clarissa. No sabía lo mucho que te necesitaba hasta que te vi en la puerta.
—Estaré aquí cuando me necesites, que no estemos juntos no significa que dejemos de ser familia.
—Lamento mucho lo que te hice —dice de repente —. Perdón por haberte engañado, por no haber estado de tu lado, por todo aquello que no hice y que me persigue cada noche, por favor, perdóname —súplica.
Clarissa lo mira con una sonrisa nostálgica.
—Hace mucho tiempo que te perdone. Lo hice antes de que me lo dijeras, antes de que volvieras a comunicarte con nosotras, te perdone para soltar definitivamente el pasado, por eso estoy aquí —Charles la mira confundido —. Vine hoy para terminar de soltar nuestro pasado, para terminar de soltarte.
Cierra los ojos con fuerza, como si su corazón se estuviera rompiendo.
La última oración causó una profunda tristeza en Charles.
Quizás una pequeña parte de él aún guardaba esperanza.
La habitación se sume en un doloroso silencio.
Una vez, quise creer que había esperanza, que ellos podrían volver a estar juntos. Pero esa inocente esperanza se desvaneció cuando escuche a mi mamá llorar desconsoladamente en su habitación, mientras yo me encontraba en la mia sumida en el mismo dolor. Entendí que a ambas nos habían traicionado de la misma manera, jugado con nuestros sentimientos cuando no mirábamos.
En mi ignorancia le guarde un poco de rencor a mi madre, me dolía verla desmoronarse y creí que en la venganza encontraría paz, un pensamiento estúpido de una chica estúpida.
Si me hubiera encerrado a en mi habitación a llorar desconsoladamente, ¿Hubiera sido lo mejor?.
Me habría ahorrado mucho dolor y sufrimiento consecuencia de mis acciones, eso es seguro. Pero ese momento de dolor me a ayudado a disfrutar del ser feliz.
—Te ves muy hermosa, por cierto —dice mi padre rompiendo el silencio.
—Muchas gracias —sonríe —. Voy a tener un almuerzo importante con los chicos.
—¿Están celebrando algo?.
—Podría decirse —sonríe encantada —, vamos a celebrar por los nuevos comienzos.
—¿Los nuevos comienzos? —pregunta confundido.
Esa debe de ser la misma expresión que hice yo cuando me respondió con esas mismas palabras.
Aún no entiendo muy bien lo que significa. Mientras qué, Ben parece entenderlas a la perfección.
—Creo que es momento de irnos —anuncia Ben captando la atención de los presentes.
Mi mamá mira su reloj y da saltitos por la emoción... ¿O los nervios?.
—¡Vamos a llegar tarde! —exclama con la vista fija en mi novio.