Rumores

Capítulo 23 (Parte 1)

Sabana-

—¡Levantense del sofá! —exclama mi padre entrando a la habitación. 

Clove, Aiden y yo quitamos la mirada del televisor al oirlo gritar. 

Justo en la mejor parte de la película. 

Papá agita las manos exaltado pero ninguno se mueve. 

—¡Salgan de la casa! —exige como si le faltará el aire, arrugó la frente —. ¡Lucinda viene en camino!. 

Saltamos rápidamente del sofá. 

—¡¿Qué?! —exclamamos al mismo tiempo. 

Clove empieza a temblar y su mirada se pierde en algún lugar de su mente. 

Precisamente cuando empezaba a recuperarse, a actuar con normalidad, a comer y pasar tiempo junto a nosotros, aparece esa bruja a acabar con ello.

Aiden la refugia en sus brazos, mi padre no puede apartar la mirada de ellos. Ambos tienen la misma expresión de miedo y desorientación. 

Tendré que tomar el mando de la situación. 

—Esto es lo vamos hacer —levanto la voz haciendo que pongan su atención en mi —. Aiden, ve al cuarto de Clove, saca algunas cosas que pueda usar y cómoda todo como si ella nunca estuvo aquí —ordenó.

Aiden asiente y lleva a Clove consigo. 

—Papá —me volteo a verlo —, vamos a limpiar todo este desorden —señalo la mesa de centro llena de golosinas y snacks —, deja solo dos vasos. 

Hace lo que le digo sin cuestionar. 

Lo ayudó acomodar todo y lo llevó rápidamente a la cocina. 

Aiden sale con un bolso y una Clove más presentable. 

—Necesito que la lleves a un lugar que Lucinda no conozca pero que sea cómodo para ella —asiente —. La dejas ahí y luego vas al mercado que esta en la otra calle y me esperas ahí, hay que aprovechar que la bruja estará aquí para buscar las cosas de Clove de su casa.

—Excelente idea. Estoy tan nervioso que no había pensado en nada —dice un poco avergonzado. 

—Entiendo perfectamente como te sientes, yo me sentiría igual —le sonrió amable —. Ahora salgan de aquí, no hay tiempo que perder. 

Clove se acerca un poco a mi, me abraza rápidamente y luego se dirige hasta nuestro padre. 

Sonrió ligeramente. 

No me lo esperaba. 

Aiden se despide con movimiento de cabeza y salen por la puerta trasera. 

Mi padre me espera en medio de la sala sin saber que hacer. 

Todos están tan ansiosos que ninguno tiene una pizca de imaginación. 

—Nosotros nos vamos a sentar aquí —señalo el sofá que hace unos minutos ocupabamos —. Hay que actuar como si nada pasará, como si no supiéramos nada de Clove —explicó —. Además, tienes que avisarnos cuando este a punto de montar su escoba, y te prohibió hiperventilarte como hace unos minutos. 

Se sienta en el lugar indicado. 

—Estaba en el jardín cuando recibí su llamada, vine corriendo hasta aquí. ¿Sabes desde hace cuánto no corría? Ni siquiera yo lo recuerdo —suelto una carcajada. 

Me arrojó en el sillón con la cabeza recostada en su hombro. 

—No hay nada como un chiste para aligerar en el ambiente —lo miro sonriendo. 

Besa mi frente. 

—Gracias hija, de no ser por ti aún estaríamos pensando que hacer. Tomaste el mando como toda una líder. 

—Soy buena para dar órdenes, eso sí. 

Ríe suavemente. 

—Eres igual a tu madre.

—Nuestros temperamentos parecidos nos han causado muchas discusiones, pero siempre hemos sabido como reconciliarnos. 

Acaricia mi hombro con la mirada fija en la televisión. 

—Ojalá no hubiera sido tan estúpido como para dejarlas ir —murmura.

Levanto un poco la cabeza pero él no voltea a mirarme. 

—Papá... 

El timbre suena terminando con nuestro momento. 

Lucinda interrumpiendo en nuestra relación sin siquiera ser consciente. 

Papá me da un apretón en el hombro y se pone de pie dispuesto abrirle. 

Suelto un suspiro. 

Es mi turno de enfrentar a la bruja. 

—Charlie, es un gusto verte —dice entrando a la casa. 

Solo escuchar su voz me da asco. 

—Me sorprendió mucho tu llamada, Lucinda —se remueve incómodo. 

—¿Por qué te sorprende? Pensé que habíamos quedado como amigos. 

—Parece que tenemos diferentes recuerdos de lo que sucedió. Gritaste durante horas que no querías volver a verme. 

Lucinda hace un "Uups" inaudible y suelto una carcajada. 

Posa velozmente su mirada en mi con una evidente cara de molestia. 

Alguien está un poco celosa. Que divertido. 

—Ah, hola Sabana. No espere verte aquí —me dedica una sonrisa falsa. 

—Está es la casa de mi padre, ¿Por qué no estaría aquí? —imitó su gesto —. La única que está en el lugar equivocado eres tú. 

Digo sin miedo alguno a las represalias. 

Mi papá ahora está de mi lado, no podrá hacerme nada. 

Mira a mi padre en busca de ayuda, pero él no demuestra ni una pizca de molestia por lo que dije. 

Sonrió con suficiencia. 

—Bueno, me parece que ustedes tienen cosas de que hablar, aunque no descartó la posibilidad de que seas tan patética que estés aquí para rogar que vuelva contigo —digo mientras me levanto del sillón. 

—Sabana —reprende mi padre conteniendo una sonrisa. 

Saco mi teléfono del bolsillo y lo apagó. 

—En fin, voy a ir a la tienda a comprar unas cosas para la cena. Lucinda, si quieres algo no dudes en llamarme al celular —la deslumbró con mi mejor sonrisa hipócrita —, el cual dejaré aquí. 

Lo colocó encima de la encimera. 

Mi padre suelta una risa mientras ella quisiera lanzarse sobre mí. 

Le sonrió triunfante y salgo de la casa. 

Cierro los ojos disfrutando de la brisa, sintiendo que me he vengado aunque sea un poco del mal que me ha hecho. 

Empiezo a caminar tranquilamente hasta el lugar en que había quedado con Aiden. 

Espero que haya llevado a Clove a un lugar seguro, y que Lucinda se tarde algo de tiempo con papá, o que al menos la distraiga, porque de ese tiempo es que depende nuestro plan de allanamiento. 



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En el texto hay: secretos, superacin personal, amorjoven

Editado: 28.04.2024

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