Rumores

Capítulo 24 (Parte 3)

Benjamín-

—¿Cuántas fotos más piensas tomar? —pregunta ligeramente sonrojada. 

—Hasta que se acabe la memoria de mi celular —respondo serio haciéndola reír. 

—Ben, hablo enserio. 

—Yo igual —digo sin dejar de tomar fotos.

—Amigo, ¿no crees que estas exagerando un poco? —Ian intervine —. Las personas están empezando a mirarte extraño. 

—Es que ellos no comprenden lo sumamente emocionado que estoy por nuestro primer viaje a la playa juntos. 

—¿A quién engañas? Estas contento por ver a Sabana semi desnuda —suelta Megan. 

—Si, eso también me hace feliz.

—Eres un pervertido. 

Rió. 

—Ben, porque no dejas de tomarme fotografías y disfrutas del día conmigo. Tenemos el mar justo aquí, no vamos a desperdiciarlo. 

Dejó de tomar fotos y observó el océano. 

La playa es hermosa, no hay mucha gente alrededor lo que la hace aún mejor. 

—Ven, vamos juntos —Sabana extiende su mano hacía mi. 

Luce espectacularmente hermosa hoy. 

De solo imaginarme su cabello mojado, su radiante sonrisa combinada con el mar, las gotas de agua recorriendo todo su cuerpo... Es una imagen perfecta. 

—Okay, pero dejame ir por una bolsa —me doy la vuelta. 

—¿Una bolsa para qué?. 

—Para meter el celular al agua. Tomaré unas fotos increíbles. 

—Ben —me mira con los brazos cruzados. 

—Si, ¿mi amor? —digo inocente. 

—Vamos —vuelve a extender su mano, me apresuró a tomarla—. Deja el teléfono en tu mochila. 

—Pero... 

—Ben, por favor. 

Como perrito regañado me acerco a mi mochila y guardo el teléfono. 

Tendré que tomar fotos mentales, no tengo de otra. 

Tomó su mano y caminamos hacia la orilla. 

—Quita esa cara, cualquiera pensaría que te maltrato —bromea.

Sonrió. 

—Privarme del derecho de mi libertad de expresión es una forma de maltrato —le sigo el juego. 

—No te hagas la víctima, eres solo un lujurioso. 

Rompo en carcajadas. 

—Podríamos decir que soy un artista que acaba de encontrar a su Musa, ¿Cómo puedes pedirle que corte su inspiración?. 

—Llevamos un buen tiempo juntos, ¿No es un poco tarde para sentir inspiración?. 

—Me siento jodidamente inspirado todos los días desde que te encontré, desde que abro los ojos hasta que los cierro solo puedo pensar en ti, solo pienso en ti. 

Su sonrisa se ensancha con cada palabra que dije, muerde su labio inferior y aparta la mirada sumamente sonrojada. 

No fue mala idea dejar el celular en la mochila, esta es una imagen exclusivamente para mí, guardaré cada detalle de su sonrisa y así en las noches antes de dormir podré revivir este instante. 

—Eres hermosa, tan hermosa que me es imposible dejar de mirarte. Estas convirtiendome en un adicto a ti, ¿Tomaras la responsabilidad?. 

Pone un dedo sobre sus labios y finge pensarlo. 

—¿Qué tienes para ofrecerme? No puedo tomar una responsabilidad tan grande sin estar completamente segura. 

—Charles estaría orgulloso de ti, te lo aseguró. 

Ríe. 

—Siempre me dijo que tenía futuro en el mundo de los negocios, tiene buen ojo para seleccionar aspirantes. 

—No tengo duda alguna. 

—Entonces, Benjamín Parker, ¿Qué tienes para ofrecerme?. Saca a relucir todos tus encantos porque esta es una pregunta sería —frunce el ceño haciéndome sonreír. 

—Okay, me siento como si intentaras comprarme —suelta una carcajada —. Hablo en serio, me haces replantearme si  tengo algo que ofrecer. 

—Tienes mucho que ofrecer. Eres inteligente, carismático, amable, cariñoso, exageradamente guapo —sonrió por lo último —, y lo mejor que me ha pasado. 

Bajo mis manos disfrutando de cada una de sus curvas, y las colocó bajo su trasero. La levanto rápidamente haciéndola sonreír. 

—Yo diría lo mismo. Sin embargo, le haría énfasis a otros atributos tuyos que me cautivan —aprieto un poco su trasero. 

Camino en dirección al océano llevándola a cargas. 

—Andando, hay una fantasía que quiero cumplir. 

—¿Otra fantasía? —se burla. 

—¿Qué puedo decir? Eres una constante inspiración para esta mente morbosa. 

Se carcajea.

—¿Ahora qué imaginaste?. 

—Una foto mental que atesorare —empiezo adentrarme en el mar. 

La playa esta sumamente tranquila, estar aquí me llena de paz. 

Me detengo cuando el agua llega a la mitad de mi pecho. 

Bajo a Sabana con sumo cuidado y sostengo su cintura. 

—Me hacía muchísima falta venir a la playa, la última vez fue antes de mudarnos a la cuidad. 

—¿Cómo podías aguantar tanto? Ian y yo íbamos una vez a la semana prácticamente. 

—¿La playa quedaba cerca de donde vivian?. 

—No, técnicamente la misma distancia que recorrimos. 

—Wow, es mucha distancia para pasar solo un fin de semana, se nota que había otros motivos que capturaban tu interés —sube la ceja. 

Sonrió. 

—Por supuesto que si, tenía una muy buena razón. 

Hace un puchero mirando hacia la playa. 

Las olas se mecen unos centímetros más bajo de sus pechos haciendo casi imposible desviar mi atención. 

Espero pacientemente hasta que vuelve a posar la mirada en mi. 

Segundos después me mira con el ceño fruncido. 

—¿Cuál era esa razón? —pregunta por fin. 

—Trabajo. Trabajábamos los fines de semana en un hotel como bartender —le dedico una sonrisa irónica. 

—Eres un idiota —golpea ligeramente mi dorso —. ¡Me preocupaste por nada!. 

—Desde el inicio no había razón para preocuparte. 

La acerco más hacia mí. 

—De todos modos, eres un idiota —pone sus brazos sobre mis hombros. 

—Soy tu idiota, y planeó serlo de por vida —me acerco a sus labios. 

Ella tiene una sonrisa radiante y rompe los centímetros que tenemos de distancia. 



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En el texto hay: secretos, superacin personal, amorjoven

Editado: 28.04.2024

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