Rumores

Capítulo 29 (Parte 1)

Sabana- 

—¡Mamá! Vamos a comprar el desayuno —aviso caminando hacia la puerta.

—No estoy muy segura de que Clove deba acompañarte —se recuesta en el marco de su puerta mirándonos fijamente.

—Mamá, solo vamos a la esquina. En menos de 30 minutos estaremos aquí otra vez —resto importancia.

Mi madre nos observa con recelo, como si mi argumento no la hubiera convencido ni un poco.

—Vamos rápido, Clarissa. Si nos tardamos más de 10 minutos en volver, podrías ir a buscarnos —propone Clove.

—Y puedes sermonearnos todo el camino de regreso —agrego.

—Esta bien. Y también una de las dos debe llevar su teléfono.

—Claro, por cualquier emergencia —agarro mi teléfono de la encimera.

—Y por si no hay jugo de fresa consultarme los otros sabores —bromea haciéndonos sonreír.

—Ya volvemos, mamá —le sonrió saliendo del departamento.

Caminamos hacia el ascensor, esperamos unos segundos cuando da aviso de su llegada.

—¿Dormiste bien anoche? —pregunta Clove presionando el botón de planta baja.

—Si, caí como piedra.

—Como me quedé a leer hasta tarde quería disculparme si la luz del teléfono te incómodo.

—Para nada, dormir sin interrupciones es uno de mis dones.

Suelta una risa.

—Y cuál es ese libro que te tiene tan pegada —pregunto.

—Se llama "Cuentos del Olimpo" está buenísimo, y el protagonista está igual de bueno que la historia.

—Uff, esos si que me gustan. Cuando lleguemos me lo pasas.

La puerta del ascensor se abren y nos disponemos a nuestro destino.

Clove se observa en los vidrios a nuestro alrededor acomodando su cabello.

Desde que cambió el color de su cabello a sido como si se olvidará todo lo malo de su vida.

Un nuevo color, un nuevo comienzo.

—Te ves bien —digo captando su atención —. Déjate el cabello.

—Lo se, es que aún no me acostumbro.

Doblamos en la esquina y entramos al local.

—Ya sabes que vas a pedir —pregunta Clove viendo el menú.

—Si, nosotras comemos aquí casi todos los fines de semana.

—Perfecto, escoge mi comida también.

—Okay —me dispongo a ordenar.








 

—Orden 45 —nos llama la cajera.

—Voy —me levanto de la mesa y busco la orden. La recojo y le hago señas a Clove quién se levanta de la mesa.

—No puedo esperar a probar esas delicias —dice emocionada.

—Te vas a volver adicta a ese lugar, vas a ver.

Veo la hora. Aún nos quedan 20 minutos para llegar.
Así mi mamá no se va a preocupar.

—Lo bueno es que mientras viva con ustedes voy a tener ese local cerquita.

—Y pronto vas a tener tu habitación, solo falta darle algunos retoques.

—No sabes lo agradecida que estoy de que me hayan recibido en su casa. Fue una sorpresa cuando Clarissa lo propuso, sobre todo después de todo lo que ha hecho mi madre...

—Como dijo mi mamá, ya eso pasó. No vale la pena recordarlo —le doy la mano y le regaló una sonrisa —. Además, esa bruja desapareció y no vale la pena volver a nombrarla.

Clove se detiene en seco presionando mi mano.

—Clove, ¿Estás bien? —tiene la mirada fija en un punto y sus ojos destellan ¿Miedo?.

Busco en qué dirección está mirando y la veo justo frente a la puerta de nuestro edificio recostada de su auto dedicandonos una horrible sonrisa.

—Lucinda —murmuro.

Esta es mi oportunidad.

Nos hace señas para acercarnos.

Clove presiona mi mano devolviéndome a la realidad.

Meto la mano en mi bolsillo y presionó el botón de encendido tres veces.

Botón de emergencia no me falles porque tengo un plan.

Me acerco lentamente, Clove pone resistencia pero la jalo con fuerza.

—¿Qué quieres? No tengo tiempo para ti —escupo lo suficientemente cerca para que me oiga.

—Caramba, nos volvimos un poquito alzada.

—No tengo otra manera de tratar a una porquería.

—Además de ladrona, te pusiste grosera.

Su comentario me timbra un poco pero no dejo que lo noté.

—Fue un verdadero placer hacerlo, me sentí como Robin Hood. Robarle a los desgraciados para darle a los necesitados —pongo una mano en mi pecho —. Fue mi acto de caridad del mes.

Frunce el ceño y me lleno de orgullo.

—¿Te vas a quedar callada? No eras una violeta que no conocía las palabras. Haz hablado mucho hoy —miro a nuestro alrededor —. ¿Es porque hay mucha gente y no quieres que tu patética reputación termine de arruinarse? Pero déjame decirte, tu reputación está hecha añicos porque mi padre ya consiguió evidencia de todo lo que has hecho —presiona el puño.

Vamos Lucinda no me decepciones, no puedes decepcionarme justo ahora.

—O es que solo te complace lastimar a Clove. Eres como cualquier bullying, solo te metes con los débiles pero cuando llega alguien con el mismo coraje que tú te acobardas —suelto una risa burlona —. En realidad siempre has sido una cobarde, por eso mi padre nunca te quiso y nunca te querrá...

Impacta una cachetada en mi mejilla.

Bingo.

Agarra mi cabello y me obliga a mirarla.

—¡Vuelve a decirlo! —me reta.

—Jamás te quiso.

Impacta otra cachetada.

—Nunca va a quererte.

Otra.

—Por más que te arrastres no eres más que un lastre en su camino.

Otra.

—¡Jamás vas a llegarle ni a los talones a mi madre!.

Impacta un golpe lo suficientemente fuerte para romper mi labio inferior.

—¡Ya basta! —grita Clove a mis espaldas.

Me pongo delante de ella evitando que Lucinda la vea.

Presionó su mano tratando de tranquilizarla.

Todo está saliendo de acuerdo al plan.

—¡Niña estúpida! ¡¿Qué crees que haces diciendo todo eso?!.

—Mostrandole al mundo la porquería que eres.

Detalló a mi alrededor y sonrió ante todos los espectadores que tenemos.

Hay tantas cámaras grabando que no puedo evitar sonreír.



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En el texto hay: secretos, superacin personal, amorjoven

Editado: 05.05.2024

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