Run away

El comienzo

Dos horas antes

— ¡Ven Ana! La mañana es muy linda. Tenemos que ir al cine, o al parque. Solo así nos ocuparemos una hora para regresar a estudiar. ¡Vamos Ana!

— No lo sé ,Diana. Hoy tengo mucho aburrimiento— camina mientras me toma del brazo con una sonrisa mientras piensa — espera...

— ¿Que?—digo con una sonrisa mientras miro hacia adelante al caminar a su lado—

— Vayamos al bosque, siempre hemos querido ir, ¿recuerdas?

— Es verdad, siempre hemos querido explorar el bosque. Pero no tenemos el tiempo, debemos estudiar para los exámenes de esta semana, Ana.

— ¡Vamos Diana! Solo unos minutos, está aquí cerca. Solo una hora y volvemos de inmediato a tu casa para estudiar, ¿Si?.—dice con un puchero, jalandome del brazo hacia la vista del bosque que se ve verde oscuro y sin nubes.

— Por un momento pienso y la miro con una sonrisa convencida — está bien, vayamos....

—¡Si! No te arrepentirás, Diana. —me abraza con una risa divertida mientras caminamos, yo rio con ella mientras le regreso el abrazo y caminamos por la calle— aunque hay que comprar algo de comida para el camino, es un bosque grande.

— Está bien, Ana, compra, Pero no demores —digo mirándola entrar a la tienda.

Camino por fuera de la tienda mientras espero a Ana, saco mi celular para verlo en lo que ella llega. Miro videos con aburrimiento mientras susurro
—espero que ese bosque sea algo divertido— digo mirando los vídeos y sale uno que me llama la atención. Lobos, no lobos comunes, son lobos negros que se muestran en mi pantalla, corriendo por un bosque como al que iremos, Pero con nieve. Pasa la imagen de un corazón, un corazón humano dibujando a mano en la portada del vídeo, mientras en el transcurso de este, los lobos parecen hacer una carrera, corriendo hasta llegar a una carne cruda colgada en un árbol alto. El lobo más grande, el más negro como la noche, cae sobre la carne y la cuelga en su hocico.
Me da escalofríos ver este video y lo paso, aparece otro vídeo. Está vez, parece ser una especie de arte, una pintura creada por un pintor reconocido.
Un cuadro de pintura, pasto en todo el cuadro, con manchas y salpicaduras de pintura roja, simulando la sangre sobre ella. Empiezo a sentir algo extraño, una incomodidad.
Apago mi teléfono y lo guardo en mi pantalón, sintiendo una oleada de hormigueo sobre mi cuerpo.
—que extraño, algo pasa...— un mal presentimiento. Siento algo como si fuera a pasar algo extraño. Lo siento como señales, ¿Pero que significa? ¿Que es?.
Mis pensamientos son interrumpidos al escuchar a Ana salir de la tienda trotando con una bolsa llena de aperitivos, comida y bebidas.

— ¡Aquí está todo! — me muestra la bolsa—¡ahora vamos Ana!— me toma del brazo y sonrió mientras caminamos, dejando atrás esa extraña sensación.

Al cruzar la calle, miro un cartel grande anunciando una nueva película llamada "El caníbal del bosque oscuro".
Y de nuevo esa sensación. Escalofríos y mal presentimiento, miro a Ana tomando su jugo de cereza. Cuando un chico choca con ella, empapandola de su jugo de cereza, manchando toda su camisa blanca con una apariencia de sangre y mas en su estómago. Me asustó, sacándome nuevamente de mis pensamientos malos.

—¡Chico! ¡Ten cuidado! ¡Me manche toda! —dice con furia mientras se mira

—T-tranquila Ana, quítate la blusa, tienes otra puesta debajo.

— Si...—dice a regañadientes mientras se quita su blusa y ahora tiene puesta una color rosa pastel— las personas de hoy en día ya no tienen cuidado con la gente, odio a los hombres— dice con una leve sonrisa al final.

La miro con una sonrisa y rio —bueno, ya no eres una explosión de cereza— sonrió Pero mi mente se nubla con los malos presentimientos que se generan en mi mente.—oye Ana...—la miro con una mirada confundida y preocupada.

—Dime, Diana—sonrie de oreja a oreja, se nota en su mirada alegría máxima por el echo de por fin poder ir al bosque juntas a explorar. La miro y pienso en su felicidad por un momento, y niego la cabeza levemente — no, no. Olvídalo.

Me mira con una expresión confundida —¿segura?—

— Si, vamos al bosque.

Al estar en la entrada de el bosque, miro a Ana —Ana, tenemos que tener cuidado, después de todo es un bosque, no sabemos lo que hay o podría pasar en este lugar.

—Tranquila, Diana. No es como si fuéramos a morir. —sonrie mientras pisa primero el inicio del bosque.

La miro caminar y suspiro, intentando relajarme poco a poco —bueno, pero solo una hora, recuerda. Solo una.

—Si, ¡ya! Ven vamos. —me toma del brazo, jalando hacia ella para que pueda entrar a el bosque. Mis nervios se hacen presente, Pero los ignoro mientras camino cerca de Ana. —no me digas que tienes miedo Diana, es solo el comienzo...

Miro alrededor de el bosque, oliendo la naturaleza y admirando los árboles y pequeños animalitos que se presentan en nuestro camino.

Los minutos pasan, en si prácticamente llevamos media hora en este bosque. Hemos comido, bebido y descansado un poco en el transcurso de la caminata.

—Ana, creo que hay que ir regresando, hicimos media hora de entrada, tardaremos lo mismo al regresar y será una hora. —digo y solo logro escuchar el quejido de Ana con una leve sacudida en mi brazo que ella agarra.

—¡Porfavor! Unos minutos más ¿Si? Solo diez...¡Quince! ¿Si?.

La miro y ruedo los ojos con impaciencia. —esta bien, Pero solo eso y ya no más.
Ya no voy a estar haciendo siempre lo que tú quieras, Ana.

—Que mala. —hace un puchero con sus ojos y labios— Pero aún así te quiero mejor amiga—me abraza con fuerza, haciéndome sacar aire ante la sorpresa y rio.

—¡Ana! Me estás lastimando, ¡me estás sacando el aire niña!—ella rie y me suelta con una sonrisa —

— Aún recuerdo cuando nos conocimos, éramos unas dos loquitas en la prepa. Me alegro que quedáramos en la misma universidad. Llevamos...—se queda pensando y la interrumpo —




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