NARRA VIOLET
Ahí estaba, subiendo las escaleras hacia la puerta de la universidad, como si nada pasara, como si no estuviera involucrado en uno de los peores crímenes de la historia de la ciudad. Lo observé desde la lejanía, a una distancia prudente tras los jardines de la universidad mientras él caminaba decidido hacia clase.
Por un momento paró en seco y giró su cabeza hacia mi dirección. Me agaché rápidamente, para después asomarme con discreción. Miraba hacia todos lados con el ceño fruncido, como si de alguna manera supiera que lo estaba espiando. Tras unos instantes, prosiguió su camino.
Salí de mi escondite y lo seguí, entrando justo detrás de él. Tenía que saber seguro si estaría entretenido lo suficiente para poder llevar a cabo mi plan. Tras seguirlo por entre los pasillos por un buen rato entró en una de las clases de economía, lo que significaba que estaría entretenido por al menos una hora.
Era mi momento.
Di media vuelta y volví por dónde había venido, de vuelta al aparcamiento. Por suerte, el lugar estaba casi vacío, todo el mundo estaba en clase, o durmiendo.
Me acerqué al mustang blanco del criminal y saqué mis juguetes. Mi padre había servido en unos de los cuerpos de periodistas mas importantes y extremos del país por años, y había conseguido algunas cosas para mi investigación.
Primero cogí el localizador y lo coloqué justo en la parte de abajo, para poder saber dónde se encontraba en todo momento. Después saqué la grabadora y pensé dónde podía ser un buen lugar, ni demasiado obvio ni demasiado escondido, pues necesitaba que todo se escuchase con claridad. Después de unos minutos de deliberación, opté por el maletero. Saqué una horquilla de mi pelo y la coloqué en la cerradura, haciendo palanca con la misma. Después de unos escasos instantes el maletero se abrió.
Cosas que aprendes en la adolescencia.
Observé una especie de maletines amontonados en un rincón, aunque no les di demasiada importancia. Cogí la grabadora y la coloqué en un rincón, conectando uno de los escuchadores en la pared del maletero, para poder escuchar mejor el exterior.
Volví a cerrar el maletero y me coloqué los auriculares.
— ¿Hola? — Probé el cacharro.
Por desgracia no se escuchaba nada.
Bufé frustrada y volví a abrir el maletero a comprobar la grabadora. Cuando apretaba el botón funcionaba correctamente, pero dejaba de grabar en cuanto la soltaba. Era una jodida grabadora manual.
La lancé con fuerza al maletero, frustrada.
¿Que diablos iba a hacer ahora?
Sin evidencias no podía denunciarlo, necesitaba pruebas, y las necesitaba ahora, antes de que sus superiores atenten contra la vida de alguien más.
No sé si fue mi ambición de conseguir una exclusiva, o mi moral diciéndome que debía pararlo, pero la idea que se me ocurrió podría ser la peor que se me había ocurrido en mi vida, o la peor, depende de como salieran las cosas.
Miré hacia todos lados, asegurándome una vez más que estaba sola.
—A la mierda. — Murmuré para mi misma.
Metí mis piernas en el maletero y me introduje en el mismo, cerrando bien la puerta tras de mi. Encendí el teléfono una vez dentro y dejé un mensaje a North.
"Voy a pasar el día con mi familia, nos vemos esta noche." Envié.
No me gustaba mentirle, pero no quería meterla en mi investigación.
Cogí la grabadora, comprobando que funcionaba con éxito y simplemente esperé.
Los minutos pasaban y mi desesperación aumentaba. El maletero era jodidamente incómodo, demasiado pequeño y estrecho, y no tenía ni idea cuando Seth iba a salir de clase. Bufé y volví a coger mi teléfono, cotilleando un rato las redes sociales.
Los minutos siguieron pasando, y podía jurar que me estaba empezando a dar un golpe de calor. Quizás había decidido meterme demasiado pronto, pero era imposible saber cuando Seth iba a irse.
No podía más. Llevé mis manos hacia la puerta del maletero, y justo cuando estaba a punto de bajarme a tomar el aire, escuché unos pasos acercarse al coche junto con una voz.
Rápidamente cogí la grabadora y puse el escuchador en el maletero para poder tener mejor audición.
— Sí, voy para allí. Prepara al equipo. — Escuché so voz. Comencé a grabar. — Quiero que sea algo rápido, le damos el dinero a Malcolm y los suyos y nos largamos.
Editado: 30.12.2018