Run

Capítulo 20 — Sal de mi vida

NARRA VIOLET

 

La luz del Sol acabó por despertarme, aunque en realidad no había dormido mucho. Todas las sensaciones del día anterior aún revoloteaban por mi estómago, construyendo una atmósfera en aquella habitación, llevándome a un universo totalmente distinto dónde solamente existía yo y mis recuerdos.

Jamás pensé que podía sentirme tan bien robando un edificio del estado, pero lo cierto es que aquella sensación era indescriptible, como una droga la cual te pedía más tras el primer contacto.

Y luego estaba Seth, el cual hacía una perfecta apología a su nombre, un ser destructivo, caótico y violento, pero también el mayor traficante de aquella droga a la que últimamente me había aficionado llamada adrenalina.

Ya está, se había acabado, podía irme por donde había venido y olvidarme de todo lo que había pasado, y aunque una parte de mi, la más coherente, quería hacerlo, otra desearía volver al día anterior y volver a vivir toda esa locura.

Sin saber muy bien que diablos me estaba pasando, decidí levantarme de la cama, y al acercarme a la puerta encontré un puñado de ropa doblada sobre la estantería. No recordaba haberla visto ahí la noche anterior, y considerando que iba en ropa interior supuse que Seth la había dejado ahí en algún momento. La cogí y la observé por unos segundos, se trataba de unos shorts quizás demasiado cortos y un top amarillo, claramente no mi estilo pero no iba a quejarme.

Sin más dilación decidí cambiarme y me observé en el pequeño espejo de la habitación.

Genial, parecía una choni.

Bufé ante la situación y salí de la habitación sin más remedio.

Bajé las escaleras lentamente tratando de no hacer mucho ruido, mirando a hurtadillas lo que mi vista alcanzaba a ver del piso inferior, no me apetecía encontrarme al amigo de Seth al cual apenas ni conocía.

Aparentemente no había movimiento, así que bajé confiada, encontrándome a Seth tumbado en el sofá, aparentemente dormido.

Me acerqué a él y reí al verlo durmiendo plácidamente, sin camiseta, con la boca abierta y tapado con una fina sábana hasta la cintura. Incluso parecía un niño indefenso de esa forma.

Instintivamente pensé en el beso de la noche anterior.

No podía negarlo había atracción sexual entre nosotros, no lo culpaba, Seth era realmente atractivo, y con un aura carismática que haría caer a sus pies a cualquier persona que él quisiera.

Pero Seth era el tipo de chico del que era mejor mantenerse alejada, de los que podía destrozar tu vida en segundos sin ni siquiera intentarlo. Sin duda era un chico destructivo y egoísta, de los que quería tener a todas sin ser de nadie, y estaba claro que no podía involucrarme de ninguna manera con alguien así.

Por alguna razón vi el momento como una despedida, y es que una parte de mi desearía salir por la puerta y no volver a verlo nunca más, sin duda me ahorraría una infinidad de problemas.

Aunque la otra parte esperaba que el destino volviera a cruzar nuestros caminos de alguna manera.

Decidí no darle más vueltas al tema y me acerqué a su teléfono, observando la hora; 09:00 AM. Desbloqueé su teléfono que sorprendentemente no tenía contraseña y le puse la alarma en veinte minutos, más que nada por tocar los cojones.

Me levanté de su lado y salí por la puerta principal hacia la calle, cuando me di cuenta de lo más importante; Me encontraba en el barrio más conflictivo de la ciudad, sin protección, sin vehículo y con 5,000 dólares en mi bolsillo.

Me sentí estúpida por no pensar en la situación, pero ya no había vuelta atrás, tenía que salir de ahí fuera como fuera.

Comencé a andar entre las calles de la zona sur, por suerte era temprano y no había mucha gente por las mismas, aunque los que deambulaban por allí no eran lo que se puede decir amistosos.

Con pistolas demasiado visibles y en grupos que daban realmente miedo, todos se giraban a mirarme cuando pasaba por su lado, y no les culpaba, no podía llamar más la atención, claramente era una turista en aquella zona.

Comencé a acelerar el paso cuando me sentí abrumada, y mi corazón comenzó a latir con más fuerza cuando aparentemente me comenzó a seguir un grupo de unos cinco chicos.

Aumenté aún más el paso, aunque ellos hicieron lo mismo.

Justo cuando avisté un callejón me desvié por el mismo, y comencé a correr como alma que lleva el diablo, alejándome lo más rápido que pude de allí.

No tenía rumbo, ni idea de adonde me dirigía, solamente tenía la esperanza de salir de aquel barrio de alguna manera.

Vi las puertas del cielo abrirse ante mi cuando vi a un taxi aparcado en la acera de enfrente. Sin mirar atrás corrí hacia él y me metí en la parte trasera

—¡Arranca! —grité una vez dentro.

El conductor no titubeó ni un segundo y arrancó a toda velocidad.



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En el texto hay: drama, accion, amor

Editado: 30.12.2018

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