Run

Capítulo 24 — Debilidad

NARRA SETH

 

No sabía que hacer o que decir, me había quedado totalmente paralizado. Me limité a encender el motor y salir de aquel sitio.

Llevaba todo el día tratando de resistirme, tratando de acabar con esa sensación que me invadía cada vez que estaba cerca, pero había sido inútil, mis instintos habían acabado por ganar la batalla.

Quizás había sido demasiado duro con ella, quizás no debería de haberla obligado a disparar a aquel pájaro, pero cuando la vi ahí de pie, disparando a las latas, por primera vez en muchos años sentí miedo.

Miedo de que algún día tenga que apretar el gatillo contra una persona, o que lo aprieten contra ella, miedo de que entrara en este mundo del cual poca gente salía.

Sí, también me preocupaba por mis amigos, o por Chad y Frank, pero a diferencia de Violet ellos habían nacido en este ambiente, sabían como moverse y sobrevivir, pero Violet era un blanco fácil, y no podía impedir que se me erizara la piel cada vez que pensaba en la posibilidad de que intentaran hacerle daño.

No quería que me importase, ni que se convirtiera en una especie de debilidad para mi, aunque temía que ya fuera demasiado tarde para eso.

Perdí la noción del tiempo, y cuando quise darme cuenta de dónde estábamos ya habíamos entrado en la ciudad, los coches, los semáforos y los enormes edificios nos rodeaban.

Dirigí mi mirada hacia Violet por unos instantes, quien se encontraba inmersa en su teléfono. Instintivamente me incliné un poco para ver con quien estaba hablando, por pura curiosidad, y pude ver el nombre de mamá en la pantalla.

Sonreí un poco al verla sonreír a la pantalla, seguramente recordando a su familia, y por un momento pensé que sería genial llevarla a su pueblo natal aunque sea unos pocos días para que pudiera reunirse con ellos.

Sus ojos volaron de la pantalla y se fijaron en los míos. Su sonrisa desapareció, al igual que la mía, y sus ojos verdes me analizaron con detenimiento.

Joder, mataría por saber que pasaba por su mente en aquel mismo instante.

Muy a mi pesar, apartó su mirada de la mía, fijándose en la carretera. De un momento a otro sus ojos se abrieron como platos y gritó;

—¡Seth! —volví mis ojos a la carretera instintivamente y metí el freno de mano al ver el coche de adelante parado en un semáforo a tan solo unos escasos metros.

El frenazo fue brusco, y nuestros cuerpos se echaron hacia adelante a una velocidad demasiado alta.

—¿Estás bien? —pregunté rápidamente hacia Violet, quien se sostenía la frente con una mueca de dolor. —Lo siento.

—Estoy bien. —Se apartó la mano de la frente, dejando ver unas cuantas gotas de sangre de la misma.

—Mierda —murmuré. —Di media vuelta al volante y paré el coche a un lado de la carretera, prácticamente encima de la acera.

—¿Que te ha pasado? —pregunté mientras con una mano sostenía su cabeza y la otra apartaba su pelo.

—No es nada, me he dado con el salpicadero. —Aparté el pelo de su cabeza, viendo una pequeña herida en la parte superior de su ceja. —Es sólo un rasguño. —Apartó mis manos.

—Lo siento —volví a repetir, a lo que Violet simplemente rió.

—Creo que sobreviviré. —Reí levemente. Nuestras miradas se quedaron fijas la una en la otra por unos segundos. —Aún no me has respondido —se encogió de hombros. Fruncí el ceño sin entender. —¿Por qué me odias? —Suspiré apartando la mirada de ella y simplemente arranqué el coche introduciéndome de nuevo en el tráfico —Entiendo que te haya intentado meter en el cárcel, y que no esté a tu nivel de Dios criminal y esas cosas, pero odiar es una palabra muy fuerte.

—No te odio, Violet.

—¿Pues puedes dejar de actuar como si lo hicieras? —No respondí, realmente no tenía nada que decir. —Tenías razón, tendría que haberme olvidado del tema después del primer golpe, es una tontería, no pertenezco a este mundo —murmuró mientras miraba por la ventana.

Decidí dejar el tema, no sabía que decir.

Seguimos lo que quedaba de trayecto totalmente en silencio, cada uno inmerso en sus propios pensamientos.

Por fin llegamos al aparcamiento de mi apartamento, dejé el coche en su sitio y salimos del coche directos al ascensor hacia el ático.

Los guardaespaldas nos recibieron en la puerta principal, y al reconocerme nos dejaron pasar.



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En el texto hay: drama, accion, amor

Editado: 30.12.2018

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