Run

Capítulo 25 — En mi mente

NARRA VIOLET

 

—Entonces  ... ¿La tiene grande? —Rodé los ojos por millonésima vez ante los comentarios ridículos de North.

—Te he dicho mil veces que no hemos hecho nada —repetí. —Ni siquiera puedo dejar que me toque, es como si tuviera flashbacks del cerdo que abusó de mi de niña.

—Eso es lo que yo llamo un trauma —asentí apenada.

No podía sacarme de la cabeza el tema de Seth, así que había decidido contárselo a North, omitiendo todo lo que tenga que ver con crímenes, claro.

—¿Entonces te gusta? —Me encogí de hombros sin saber la respuesta.

—Sin duda hay tensión entre nosotros —aseguré. —Simplemente no creo que sea el chico adecuado para mi.

—La verdad que sí que parece un rarito, de los que un día se les va la cabeza y empieza un tiroteo en clase.

—Si tú supieras ..

—Aunque entiendo que te guste, es realmente atractivo —comentó pensativa. —Entonces con Zach .. ¿nada? —No pude evitar reírme, aún seguía tratando de emparejarme con él.

—Sin duda me iría mucho mejor con él que con Seth.

—Pero .. te gusta Seth —Pensé en su afirmación por unos segundos.

—Supongo —solté no muy convencida.

—Bueno, puedes intentar algo con Seth, si no sale bien me apuesto lo que quieras a que Zach estará esperando.

—¿Segundo plato? Suena realmente cruel.

—En esta vida o eres cruel o estás en la mierda cariño —cogió su teléfono, dándome tiempo para pensar unos segundos.

—Ni siquiera puedo intentar algo con Seth —me gané su atención de nuevo. —Ni siquiera tenemos algo especial, tan solo tensión sexual, y no puedo ni dejar que me toque, es como si me dieran ataques de ansiedad.

—Violet tienes que superar ese trauma —posó su mano sobre mi pierna. —¿Confías en él? —me pensé muy bien la respuesta.

—Sí —confesé.

—Entonces explícaselo —negué de inmediato. —Explícale la situación, quizás lo entienda.

—Seth no es así —reí. —Es egoísta, no quiere a nadie excepto a sí mismo. ¿Por qué iba a esperar por mi cuando simplemente puede tirarse a quien quiera?

—Porque tú eres Violet —dijo obvia.

—No soy especial para él North —La castaña puso una mueca de disgusto.

—¿Estás segura de que quieres a alguien así en tu vida? —El teléfono de North interrumpió nuestra conversación. —Hola amor —contestó a quien supuse que era su novio.

Dejé de prestar atención y pensé en las palabras de North. ¿Realmente quería a alguien como Seth en mi vida? Su personalidad sin duda no era la idónea, pero sin embargo había algo a su alrededor que te obligaba a acercarte como si de un imán se tratara.

—Violet —North se ganó mi atención de nuevo. —Mi novio va a pasarse por aquí un rato —levantó las cejas. Por un momento no tenía ni idea de a que se refería, hasta que por fin capté la indirecta.

—Claro, ya me voy —me levanté del sofá.

—No hace falta que te vayas —rió. Con que te pongas algo de música es suficiente.

—No, me apetece darme una vuelta —aseguré.

—Violet son las diez de la noche.

—Daré una vuelta por los jardines.

—Como quieras —no sonó muy convencida.

Cogí mi chaqueta y dejé un beso en su mejilla como despedida, me acerqué a la puerta y salí del edificio. La fría brisa azotó mi cara nada más poner un pie fuera del edificio, y sin duda fue revitalizante. Caminé sin rumbo, inmersa en mis pensamientos, en toda la locura en la que me había venido en esta ciudad, y la realidad es que no sabía como sentirme, era un conflicto de sentimientos.

Mientras una parte de mi se alegraba de haber conocido a las personas con las que me había cruzado, la otra deseaba no haber venido. Aunque no había nada para mi en Oakdale igualmente.

Crucé los jardines de la universidad, observando las miles de flores diferentes que allí se amontonaban, y salí al aparcamiento, el cual obviamente estaba desierto salvo un par de coches, seguramente de los estudiantes que vivían en la universidad. Avancé por el mismo con paso decidido, aún perdida en mis pensamientos, hasta que un silbido llamó mi atención. Al principio pensé que había sido el viento, pero un segundo silbido, esta vez más fuerte resonó en mis oídos.

Giré en torno a mi misma, buscando de donde venía, hasta que un tercer silbido acabó por revelar su posición. Provenía de un coche clásico blanco el cual reconocí de inmediato. Sin embargo no reconocía al conductor, así que me acerqué al coche.

—¿Hola? —pregunté. No podía ver nada, hasta que su tez morena, pelo rizado y cientos de pecas se hicieron visible por la ventanilla. —¿Chad? —pregunté confusa acercándome a él. —¿Qué diablos haces aquí?



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En el texto hay: drama, accion, amor

Editado: 30.12.2018

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