NARRA VIOLET
Sostuve el precioso collar entre mis manos y simplemente lo admiré. Eso era lo que llevaba haciendo por dos semanas durante todos los días. Obviamente no era muy buena idea ponérmelo teniendo en cuenta la repercusión mediática que había tenido el golpe a la joyería. Llevaban semanas reproduciendo una y otra vez los videos de Seth y yo atracando el local, captados por las cámaras, y una investigación se estaba llevando a cabo. A pesar de mi preocupación, los chicos aseguraban tranquilamente que no encontrarían nada, cosa que me tranquilizaba.
Seguía hablando con Chad y Mia, incluso quedaba con ellos de vez en cuando, en cuanto a Seth, ni rastro.
No contestaba los mensajes, ni las llamadas, ni aparecía por la universidad. Según Chad estaba en Argentina, atendiendo unos negocios, pero me sonaba a excusa barata. Chad no sabía mentir muy bien.
—¡Violet! —escuché a North gritar como una desesperada desde el salón.
—¿¡Qué pasa?! —grité molesta.
—¡Corre! —gritó una vez más.
Rodé los ojos y pegué un salto de la cama, abriendo la puerta de mi habitación la cual daba al saló.
—¡¿Qué diablos haces?! —Me encontré a North, casi en el suelo, sujetando el enorme árbol de navidad el cual amenazaba por caerse encima de ella.
—¡Ayúdame! —suplicó.
Me acerqué a ella rápidamente y sujeté el árbol, volviendo a ponerlo de pie.
—¿Estás loca? Se te podría haber caído encima —dije observando el enorme árbol natural que North se había empeñado en poner.
—Sigue sin convencerme esa estrella —murmuró mirando a lo alto del árbol.
—Es solo una estúpida estrella de plástico, déjala tranquila.
—Que poco espíritu navideño, pareces el grinch. —La fulminé con la mirada, y cuando iba a contestarle alguna burrada, el teléfono sonó.
—Salvada por la campana —murmuré mientras me apresuraba a coger mi teléfono. Sonreí a la pantalla al ver ''mamá'' —Hola mamá —saludé.
—Hola cariño —escuché al otro lado de la línea, junto con las inconfundibles máquinas del taller de papá de fondo
—¿Has recibido el dinero? —le pregunté.
—Justo venimos del ayuntamiento de saldar la deuda. —Sonreí contenta. —¿Cariño de dónde has sacado tanto dinero?
—Estoy trabajando en un pequeño supermercado, el jefe me ha dado un adelanto. —A medida que hablaba, North me miró con el ceño fruncido. Hice una señal para que se callara.
—No tendrías que meterte en estos problemas por nosotros ..
—No es nada, trabajaré doble turno durante esta semana para saldar la deuda —mentí. Viendo que no iba a cambiar de opinión, cambió de tema.
—¿Cuándo te dan vacaciones de navidad?
—La semana que viene.
—¿Piensas venir por aquí?
—Sí, ese es el plan. —Observé a North subida a una silla, de nuevo intentando cambiar la estrella de posición. —¡North deja el maldito árbol!
—Te espero por aquí cariño, por supuesto a North también.
—Nos vemos pronto, dale besos a papá.
—Adiós, te quiero.
—Yo también te quiero —susurré.
—¿Qué dice el amor de tu madre? —preguntó North bajándose de nuevo de la silla.
—Que como aparezcas por Oakdale te saca los ojos y se los da de comer a las gallinas.
—Tu madre nunca diría eso, me ama —rodé los ojos, era verdad. —¡Eh! Los criminales enamorados —exclamó North mirando a la televisión,
Se sentó en el sofá y le subió el volumen a la misma.
—¿Tenemos más pistas sobre estos criminales? —preguntó una reportera a la otra.
—De momento nada, pero los investigadores están trabajando duro para averiguar la identidad de la pareja de ladrones que hace dos semanas robaron esta joyería familiar y dispararon a una de sus dependientas. Además, se ha confirmado que es la misma pareja que atracó uno de los depósitos federales aquí en Nueva Orleans.
Editado: 30.12.2018