Capítulo 33 — Nuevo año nuevo drama (parte 1)

NARRA VIOLET

—¿Entonces? ¿Este? —preguntó Mia mientras sacaba otro vestido, esta vez blanco con unos detalles negros.

—Ese es perfecto —la animé.

—¿Cuál te vas a poner?

—El rojo —dije el que Mia me había recomendado ya que según ella destacaría con el bronceado que había cogido durante estos días.

—Buena elección.

Las pequeñas vacaciones habían estado increíbles; se habían resumido en playa, risas y por supuesto, Seth. Ni siquiera sabía que teníamos, tampoco me había molestado en darle muchas vueltas, pero lo cierto es que me sentía jodidamente bien a su lado. Había cambiado totalmente su actitud hacia a mi durante esas vacaciones. Ya no era aquel irritante, narcisista, idiota el cual disfrutaba viéndome sufrir, o al menos no tanto. Ambos habíamos aceptado que algo ocurría entre nosotros, y aunque ninguno de los dos se atrevía a decir el qué, ya era un gran paso.

Y ahí me encontraba, en la habitación de Mia y Chad decidiendo qué ponernos para la fiesta de fin de año la cual se celebraba aquella noche en el hotel mientras los chicos charlaban en la habitación de Seth y yo.

—Quizás va siendo hora de que comencemos a prepararnos —murmuró Mia mirando la hora.

—Sí, será mejor que vaya a buscar mi vestido —coincidí con ella.

Salí de la habitación de Mia y Chad y crucé el pasillo hacia la mía.

Abrí la puerta con mi tarjeta y la cerré tras de mi, encontrándome a Chad sentado en el mini sofá en frente de la cama, centrado en su teléfono.

Al parecer ya estaba preparado, con un bonito y elegante traje blanco. Sonreí al darme cuenta que iba a ir a juego con Mia sin saberlo. Qué cosas tiene el destino.

—Qué guapo señor Moore —bromeé. El moreno levantó su mirada del teléfono y me miró de arriba a abajo.

—Tu también vas muy guapa. —Repasé extrañada mi pijama de ositos.

—Aún no estoy preparada.

—Ya, bueno es que tu vas guapa siempre —soltó sin despegar la mirada del teléfono. Reí y observé la habitación por unos instantes..

—¿Dónde está Seth? —Chad levantó la mano y señaló el balcón.

Me asomé por el mismo y ahí estaba, sentado junto a la pequeña mesa de piedra que adornaba el enorme balcón, con un traje negro y la tez seria, observando con detenimiento lo que parecía ser un sobre encima de la mesa.

—Hey —saludé. Despertó de su trance y dirigió su mirada hacia a mi mientras ocultaba el sobre de inmediato. —¿Qué hacías?

—Nada —sonrió. —Pensar.

Asentí y me acerqué a él, observando de nuevo el sobre en su mano.

—¿Qué es eso? —pregunté.

—Nada, una carta de la directora al orfanato dónde fuimos, siempre mandan algunas fotos parar enseñarnos en qué se han gastado el dinero, su forma de dar las gracias.

—¿En serio? —intenté llegar hasta el sobre, pero estiró su brazo, alejándolo de mi. —¿No puedo verlo? —reí extrañada con su forma de actuar.

—Ya te lo enseñaré —le restó importancia guardándoselo en el bolsillo interior de su chaqueta de traje. —¿No deberías estar cambiándote? —cambió de tema.

—He venido a por el vestido.

—¡Pues venga! —me animó.

Le hice caso, cogí el vestido rojo el cual planeaba ponerme y me apresuré a volver a la habitación de Mia.

Las horas pasaron y para nada tranquilas. Mi cabeza daba vueltas entre tantas opciones de maquillaje, peinados y demás. Por suerte, Mia tenía dotes de estilista y el resultado fue una obra maestra.

Me admiré en el enorme espejo de la habitación de Mia satisfecha con el look. Mi pelo se encontraba hacia un lado, ligeramente ondulado dándole un toque clásico. El maquillaje era natural, simplemente algo de base, un delineador de ojos y unos labios rojo intenso, del mismo color que el vestido, el cual se ajustaba a mis pechos y caía hasta mis pies con una obertura en mi pierna izquierda. Unos elegantes pendientes adornaban mis orejas, cortesía de Mia, y el fino collar que Seth me había regalado colgaba de mi cuello a juego con mis ojos.