Corro, corro, corro lo más rápido que puedo, tengo que llegar ti, à mon amour. Siento el aire fresco natural de la oscura noche chocar contra mi cara y las piedrecitas clavándose en la planta de mis pies descalzos. Dolía como los mil infiernos pero valía la pena, cualquier cosa valía la pena con tal de llegar hasta ti, amour.
A mi lado derecho está el mar; la playa. El lugar exacto donde nos conocimos.
Tú siempre fue así; imprudente y sin miedo a la muerte. Estabas metido hasta el fondo en el mar con tu pequeña tabla azul de surf, si yo no hubiera estado allí aquel día hubieras muerto ahogado.
Aun recuerdo cuando me contaste que ni siquiera sabías surfear, que la tabla era de tu hermano mayor y que la tomaste sin permiso alguno. También dijiste que estabas cansado y aburrido de muchas cosas (Entre ellas tu familia; no podías darte cuenta del inmenso amor que ellos sentían por ti) y, que tal vez ese fue tu impulso de hacer aquel acto que pudo quitarte la vida. Te pregunté tu nombre, me respondiste "KyungSoo" para después seguir mirando al gran sol que se ocultaba frente nuestro. Viendo el sol bajar hable: "JongIn" pareciste asentir, realmente no estoy seguro, contigo uno nunca se puede estar seguro.
Aceleré. A este paso nunca llegaría a ti a tiempo. Salté sobre las bancas dónde después de nadar íbamos a sentarnos, comer helados, hamburguesas o cualquier cosa que se te apeteciera. Te hiciste mi amigo rápidamente; eras intrépido, buscabas una aventura y yo solo era el chico que te salvo la vida y que aparte de eso, no había hecho nada más como tú, que tenías cada historia que contarme sobre ti y tu antigua vida en Seúl.
Al ver aquellas bancas recordé tu sonrisa en forma de corazón, tú eras encantadoramente diferente en cualquier sentido de la palabra. Tu ne me croyais pas quand je t'ai dit?
"JongIn" Me llamó. "JongIn es un nombre muy aburrido".
"Dale las quejas a mis padres".
"Créeme que lo haré" Te paraste inesperadamente y caminaste por el sendero que había atravesando los grandes y verdes arboles que nos rodeaban. Yo te seguía por detrás sigilosamente, no estaba seguro si debía seguirte hasta que hablaste confiando en que yo estuviera ahí. Ça m'a fait sourire.
"Kai, Te diré Kai" Yo no replique, simplemente acepté que ahora sería Kai.
Otro día en aquella misma banca dijiste "Kai, en la noche pasaré por ti, mantente despierto". Te levantaste del asiento con aquella sonrisa de soy el Rey del mundo y fuiste a Dios sabrá donde.
Aquella noche apareciste exactamente igual de como te había visto marcharte en la tarde.
"Vámonos" Dijiste. Oh, KyungSoo ¿Porqué siempre me involucrabas en todo? ¿Y por qué yo siempre aceptaba?
Bajamos con sumo cuidado de no hacer ruido, no queríamos despertar a mis padres, una vez que salimos por el patio trasero solo me dijiste que confié en ti y eso hice, me deje llevar por ti hacia unas calles vacías en todo sentido.
Ahora estoy pasando por aquellas calles que pintamos.
Esa noche llevabas una pequeña maleta contigo, sacaste pintura en aerosol y dijiste animadamente "Pintemos estas calles y que tengan vida, JongInnie". Me tendiste un spray y yo lo tomé dudoso.
"Esto está mal" Te dije. "Pueden descubrirnos". Puedo jurar que hiciste un puchero en ese momento pero entonces volteaste a mí diciendo "¿Y que tal sino? ¿Por qué tener miedo a algo que no ha pasado? Hay que intentarlo... Solo..." Te acercaste a mí colocándote a mi lado abrazándome suavemente y señalaste con tus pequeñas manos de infante la calle vacía. "Todo está tan triste, un poco de color no le hará daño". Y comenzamos a pintar aunque eso también puede llamarse vandalismo.
Tu es merveilleux.
Mis piernas duelen, tal vez, tengas razón en que debo hacer más ejercicio.
Pasando aquellas calles pintadas por nosotros, halle el lugar donde nos marcamos y llenamos de color nuestras pieles.
"Es una mala idea. Mis padres enloquecerán" Dije.
"Mi papá también, ¿Y qué?" Tomaste mi mano entre la tuya y comenzaste a caminar hacia la tienda de tatuajes. "No tienes que hacerte algo tan grande o llamativo, solo uno pequeño con un gran significado bastará".
"¿Qué te tatuaras?" Pregunté una vez que te sentaste y levantaste la manga del polo rojo, Le rouge est mignon en toi. Viendo tu brazo al descubierto esperando las agujas me puse a pensar si ¿Te habías dado cuenta que tú piel era muy nívea? Casi parecías enfermo. Hasta podía ver tus venas con una simplicidad increíble.
"12".
"¿Tú cumpleaños?"
"El día que mi mamá murió".
Vaya que me tomaste con sorpresa. Aunque ya me hacía una vaga idea que algo pasaba con tu mamá, nunca hablabas de ella. Solías quejarte de tu padre y tu hermano mayor pero de tu madre ni una sola palabra, ni buenas ni malas.
"¿Y tú? ¿Ya elegiste?".
"KS".
"Me halagas" Respondiste con sorna.
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Editado: 13.11.2022