Una protagonista que aparece en un mundo completamente diferente. Allí, un hombre distante, huraño y frío llamado Rurik la cuida. Con el tiempo, a pesar de las diferencias y dificultades, surge un sentimiento amoroso entre ellos, y harán todo lo posible para estar juntos.
Evie nunca imaginó que una simple caminata cambiaría su vida para siempre. Un instante, un parpadeo… y de repente, despierta en medio de un bosque cubierto de nieve, rodeada de antiguas runas que brillan con un resplandor misterioso. Sin entender cómo llegó allí ni por qué, pronto se encuentra con un hombre que parece sacado de otra época: Rurik, un guerrero solitario y desterrado, cuya lengua y costumbres son tan ajenas como la gélida tierra que pisa.
Él no la comprende. Ella no entiende sus palabras. Pero en un mundo donde la supervivencia es ley y el invierno nunca cede, ambos deberán aprender a confiar el uno en el otro. Sin embargo, Evie desconoce que su llegada no fue un accidente. Las runas que la rodearon al despertar podrían estar ligadas a un antiguo destino, uno que ni siquiera Rurik, con todo su conocimiento sobre las viejas tradiciones, puede descifrar del todo.
A medida que los días pasan y el choque de sus mundos se hace más evidente, Evie y Rurik se ven atrapados en una red de secretos, supersticiones y una conexión que desafía el tiempo. Pero en un lugar donde los dioses aún parecen susurrar en el viento y los sacrificios son la moneda de los favores divinos…
En un invierno sin final, dos almas de mundos opuestos deberán decidir si el destino los ha unido… o si está destinado a separarlos.