Siempre eh creído que en algún momento de tu vida llega la paz. Que después de tanto dolor y sufrimiento llega la felicidad y la calma. Era lo que más anhelaba, después de Tres años de fiestas, peleas, gente, en fin. Necesitaba la calma y sin duda al entrar a una nueva escuela y estar más mayor ayudaba a dicha situación, necesitaba enfocarme en mí, en mi ahora y al estar más cerca de mi futuro y de mi adultez. Sin duda necesitaba un cambio.
Pero para mí mala suerte había caído una enfermedad mundial, lo cual lo único que logro aparte de muchas muertes, también que varias callaran de depresión, y aquí su servidora sin duda había recaído en esta, otra vez. Al pasar de año y entrar a la preparatoria el primer semestre teníamos que cursarlo en línea, lo cual era fácil, todos hacían, nada. Sin duda en línea todo era fácil, no nos conocíamos y tampoco tenía las ganas de conocer a nadie, solo se habían hecho notar tres personas en aula virtual, el gracioso, el preguntón y la inteligente. Nada fuera de lo normal, todo están yendo despacio, con calma y en orden.
Al entrar ya ah clases presenciales me di cuenta que me había aislado de todos, no había intercalado ni un hola con ningún compañero de clase, y para mi sorpresa ya la gran mayoría se hablaban, se habían peleado algunos, unos eran exnovios, pero de que me había perdido en línea, nada de esto se vio en clase. Iban al cine y a fiestas. En qué momento.
¿Tan fácil se había vuelto socializar?
Tal vez era yo la loca que se había encerrado en una cueva.
Y sin duda el universo me dio mi calma, ahora estaba sola en un salón lleno de gente. Y los recesos eran de lo mejor, yo y mi mejor amiga, Anny. por más que hayamos llorado un poco cuando nos dimos cuenta que nos había tocado en diferente salón, decidimos verle el lado positivo, ella me contaría lo que pasara en su salón y yo en el mío, pero ahora lo complicado era mezclarme con la manada.
-oye, sabes ¿qué clase tenemos? - una sonriente chica castaña de cabello rizado y delgada me habla, sin duda tenía que ser yo, no había nadie más que nosotras.
- estamos en deporte, los otros están en vestidores. - Me pare a metros de la puerta.
- ¿te vas a cambiar? - pregunta sacando su ropa deportiva de su mochila a lo que yo asiento. - ¿vamos juntas?
- ujum, te llamas Danaly ¿no? - a lo que su sonrisa se ensancha más asintiendo.
-tu eres ophelia ¿no?
- si
Y así fue como empezó. Y así como danaly me hablo, ella misma me acerco a la única chica con la que hablaba antes de yo llegar. haizel, haizel y danaly se conocían desde hace tres años. Y en cuestión de días ya estábamos hablando de todos los temas habidos y por haber. Así como, chistes, traumas, anécdotas, incluso me contaron que ellas al principio se odiaban porque les gustaba el mismo chico. haizel en línea se había hecho novia de un compañero de clase y NI SIQUIERA SE CONOCIAN y era el gracioso de línea. Sin duda estaba agradecida de tener personas a quienes conocer.
Por más que no habían acabado en tan buenos términos, haizel y sael se seguían hablando lo cual a mi punto de ver era muy maduro por parte de ambos.
Pero como claro, era el chistoso y en si de los populares del salón y que hubiera solo cuatro hombres no ayudaba mucho la verdad, para rematar más de la mitad del aula estaban enamoradas de él. Lo cual era... extraño. Si, el chico era lindo, pero, creo que no lo suficiente como para que las chicas se comportaran de dicha manera. todas se tiraban indirectas, claramente muy directas y había competencias de ver quien estaba más tiempo con él. Lo cual se me hacía estúpido.
El chico se paseaba como el rey del salón, engreído. Al estar platicando el con mis amigas, estando en el mismo grupo, evitaba hablarle, sin dudas no quería tener problemas con las que estaban detrás de él. Hasta cierto punto se le notaba un poco cansado por siempre traer chicas detrás, como ninguna de mis amigas estaba interesado en algo con él y yo muy apenas y lo saludaba las pocas veces que se sentaba con mis amigas, creo que se sentía tranquilo. Y mientras mis amigas y el jugaban yo tomaba fotos.
-oye puedes dejar de tomar fotos, yo no me llevo contigo.
¿Eh?
-okey?... – ahora no quería estar ni cerca de él, ahora estaba avergonzada. Los cuatro estábamos hablando y soltando comentarios a la burbuja que habíamos convertido. Lo cual estalló al yo apartarme de dicho circulo.
Al estar en una situación así me Moria de vergüenza, sin duda quería que la tierra me comiera, necesitaba salir de dicho lugar y que estemos en clase no me agradaba nada. Mensa, mensa, mensa. Sin duda no quería que me conocieran por incomodar a personas, eso sería horrible. Nada bueno para la reputación que quería en estos momentos.
Nunca me habían confirmado que el universo me odiaba hasta que al bajar del transporte para dirigirme a mi casa y cruzar la calle, se me atraviesa nada más ni nadie menos que sael morales. QUE MIERDA HACIA POR MI CASA.
¿Qué hace aquí? ¿Vivirá por acá? ¿algún pariente vive por acá y viene de visita? ¿se perdió?
Baje la velocidad al verlo ahora ah no más de dos metros delante de mí. No quiero que piense que lo estoy siguiendo, y como era de esperarse volteo hacia atrás con el rostro confuso. A lo que me quedo quieta.
Si no me muevo, no me ve.
Volvió a caminar, a lo que yo me voy a la otra acera de la calle a lo que el da vuelta ala izquierda y yo a la derecha.
ophelia, no camines chueco ni te caigas.
No hagas más el ridículo, por favor.
...
Las chicas trataban de sacarme a conversación para volverme a integrar por lo que yo ahora me sumergía más y más en mi banco. Y sin duda las dos semanas siguientes fueron igual, yo avergonzada por lo hecho y el jugando. Y si, ahora lo evitaba. Ahora que teníamos un festival de especialidades, sería más cómodo, me iría con Anny.
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Editado: 04.11.2024