RUTH
El amanecer llegó sin pedir permiso.
Y yo, sin embargo, seguía sin entender lo que había visto la noche anterior.
Esa visión. Ese árbol. Esa batalla.
Que carajo fue lo que vi.
¿Fue un recuerdo? ¿Una advertencia? ¿Una posibilidad?
Sentía como si mi pecho aún ardiera, como si la imagen de aquella mujer, parecida a mi. Que luchaba contra ese guerrero cubierto en armaduras y sombras, que casualmente era muy parecido a jasper, se hubiese tatuado en mi memoria.
Como si ya no pudiera deshacerme de lo que sabía.
Me quedé despierta toda la noche. Pensando. Sintiendo. Silenciosamente escuchando esa voz dentro de mí que susurraba: Todo pasa Y todo cambia. Como si alguien, en algún rincón del universo, intentara consolarme con esa frase... sin saber que no quería consuelo. Quería respuestas.
Cuando salí de mi habitación, los demás ya estaban despiertos. Tyler bostezaba, Alessandra se quejaba de que el colchón era demasiado suave y Andrew... Andrew solo me observó.
Supo que algo había cambiado.
Y está vez no tenía nada que decir.
-¿Estás bien? -preguntó en voz baja.
Asentí. No tenía palabras. No todavía.
En la noche anterior después de haber visto esas visiones, trate de llegar a mi habitación para descansar, sin embargo, unos guardias me detuvieron y me entregaron una carta donde contenía un comunicado:
El consejo interno le pide a la señorita.
Ruth.
Presentarse, Mañana, al amanecer, al Salón de la memoria, Ubicado en el corazón del árbol madre, donde se le revelará cierta información de alta Relevancia.
Atte: El consejo interno de Lunaria.
Ya era hora.
Estaba nerviosa, Si.
No sabía que información nos dirían, Si lo pienso bien, todo esto es muy repentino, como si el bosque supiera cuáles eran nuestros destinos.
Nos reunimos en el salón principal del reino, donde nos habían citado y no podía creer que era en el árbol que anoche sin querer visite. Todo estaba tranquilo, como si la naturaleza misma contuviera el aliento. Las hojas flotaban lentas en el aire. El rocío brillaba con una luz mágica. Y en el centro de todo, estaba Coralia, la líder del Reino de las Hadas.
Ella nos observó a todos con sus ojos violeta, como si pudiera ver más allá de lo que decíamos o callábamos.
-Ha llegado el momento de contarles la verdad -dijo con una voz suave, pero firme.
Nadie dijo nada. Solo escuchamos.
Se que los demás estaban asombrados, pero está vez no era el momento de reaccionar como niños.
Esto ya es algo sumamente serio.
-Hace quinientos años -comenzó-, los reinos vivieron una guerra. No una guerra cualquiera... sino una entre las dos fuerzas que mantienen el equilibrio de nuestro mundo: la luz... y la oscuridad.
La sala se llenó de tensión. Pude ver cómo Tyler tragaba saliva. Alessandra fruncía el ceño. Andrew se cruzó de brazos. Todos estaban incómodos, expectantes.
-Esa guerra destruyó alianzas, desgarró familias y provocó una ruptura en la magia misma. El Reino de Luz, Khisfire, y el Reino de la Oscuridad, Eryx, fueron los principales escenarios de ese conflicto. Y en medio de esa guerra... dos guerreros legendarios lo dieron todo.
Hizo una pausa.
-La visión de anoche...- pensé.
-La Guerrera de la Luz... y el Guerrero de la oscuridad. Ambos murieron ese día. Pero no sin antes dejar una marca en la historia. Su sacrificio selló el equilibrio... al menos por un tiempo.
Sentí cómo mi estómago se contraía. Sabía a qué se refería. A quiénes.
-Desde entonces -continuó Coralia- los reinos quedaron aislados. Cada uno está encerrado en su propio miedo. Las hadas, los elfos, los humanos... todos cerraron sus fronteras. Y durante siglos, nadie supo del otro. Nadie quiso saber.
Andrew alzó la mano, incrédulo.
-¿Entonces todo esto... esta separación, esta desconfianza... viene de hace siglos?
-Sí -respondió Coralia con tristeza-. El miedo es más contagioso que cualquier hechizo.
-¿Y por qué ahora? -preguntó Tyler-. ¿Por qué se está rompiendo ese silencio?
Los ojos de Coralia se volvieron hacia mí. Cómo si ya supiera lo que estuviese ocultando.
-Porque una profecía ha sido pronunciada. En el Reino de la Luz. Por el sabio Eleazar, el Elfo más antiguo de todos.
Sentí cómo todos me miraban. Alessandra dejó caer los brazos. Andrew me miró con confusión. Tyler se acercó un poco más.
-La profecía habla de una joven de cabello blanco -continuó Coralia-, con un alma pura y fuerte, destinada a restaurar el equilibrio... o a destruirlo todo.
Un silencio espeso se instaló en el aire.
-¿Esa joven... eres tú? - me preguntó Alessandra.
Quise decir algo. Quise decir que no lo sé, pero... sí lo sabía.
Asentí.
-Lo supe anoche -murmuré-. El árbol me mostró algo. Un recuerdo. Una batalla entre... Jasper y yo. No en esta vida, en otra- Solté lo que sabía, no tenía chiste ocultar lo que yo había visto.
Mire a Coralia
- Lo lamento, Venir a este lugar sin permiso.
-No te preocupes, Querida. Era inevitable.
-¿Entonces...Jasper? -repitió Andrew con incredulidad-. ¿Tú y él...?
Regreso a ver a Andrew. Estaba desconcertado porque no podía creer lo que estaba pasando.
-Fuimos enemigos. O algo más. No lo sé. Solo sé que lo sentí. Que era real. Que... que ya vivimos esta historia antes.
Las palabras flotaban como humo, dejando un sabor amargo en el aire.
Me miraban confundidos, como si todo lo que dijera fuera mentira. Lo entiendo, también quisiera que fuera mentira, Pero era más que real.
-Entonces él es el otro -susurró Tyler-. El de la oscuridad.
-El Guerrero oscuro-añadió Coralia- Lo sentí en el momento que se rompió la esfera. La oscuridad inmensa que contenía.
Y ahí estaba.
La verdad.
Cruda. Fría. Irrefutable. Verdad.