Ruth ¿quién eres o Quién soy?

Capítulo 21

RUTH

No sé cuánto tiempo nos quedamos ahí, sentados frente al lago. Pero el viento comenzó a soplar más fuerte, como si el bosque quisiera decirnos que era momento de seguir, De Avanzar. Como si alguien más estuviera por llegar.

He increíblemente así fue.

Eleazar apareció entre las ramas como si hubiera estado allí todo el tiempo, observando. El brillo cálido de sus ojos contrastaba con la seriedad de su rostro.

—¿Puedo interrumpir una crisis existencial o… mejor espero a que terminen? —dijo con una sonrisa que me hizo pensar que, a pesar de su edad, el sarcasmo no tenía límite.

—Ya terminamos —respondí, poniéndome de pie junto a Tyler.

—¿Escuchaste todo? —preguntó Tyler, incómodo.

—Escuchar, no. Sentir, sí —respondió Eleazar con calma—. El viento me lo dijo. Y el viento no miente.

Tyler tragó saliva.

—Entonces es cierto… soy Alizée, El Elfo guardián.

—Eres su reencarnación, muchacho —asintió el sabio—. Y El último Guardián del Viento. Te enviamos a proteger a Ruth… antes de que ella misma supiera quién era. Pero al cruzar de dimensión, algo en tu memoria se fragmentó, lo cual te hizo olvidarnos. Y los demás sabios, lo sabíamos. Pero tú la encontraste de todos modos. A pesar de no tener recuerdos completos.

Mi corazón dio un vuelco. Eso No lo sabía.

—¿Entonces todo esto estaba planeado? —Pregunto sorprendida. Aún recuerdo a Tyler cuando lo conocí. Era un niño chiquito y travieso y algo miedoso, que siempre se la pasaba en una esquina del salón, ya que no tenía amigos. Hasta que yo me anime a hablarle.

—No planeado. Guiado —corrigió Eleazar con voz paciente—. La luz no impone, solo acompaña y guía.

Tyler se llevó una mano al rostro, frotándose los ojos. Y claramente yo más que nadie lo entendía.

—Esto es demasiado.

—Bienvenido a mi mundo —susurré, y le sonreí.

Tyler bajó la mano y suspiró, mirándome como si acabara de recordar todo y nada al mismo tiempo.

—¿Por qué no me lo dijeron antes? —preguntó con la voz tensa, no estaba enojado... más bien herido.

—Bueno, Yo me acabo de enterar ahora mismo — digo con una sonrisa, mientras que él me mira con mala cara por mi respuesta.

—Porque....no era el momento —respondió Eleazar—. El viento es sabio, pero también impaciente. La verdad, muchacho, solo llega cuando el corazón está preparado para recibirla. Y el tuyo... lo estuvo hoy.

Lo vi tragar saliva de nuevo. No por nervios. Esta vez fue distinto. Como si algo dentro de él se hubiese asentado en su lugar.

—¿Y ahora qué? —preguntó él, en voz más baja.

—Ahora... comenzaras a recordar. Y dominar lo que siempre estuvo dentro de ti —Eleazar dio un paso hacia nosotros y se volvió hacia mí—. Y tú, Ruth, Necesitarás a Alizée más de lo que imaginas.

Lo miré. Tyler.

Mi mejor amigo.

El chico con quien compartí risas tontas en la escuela. El que me prestó su suéter cuando lloré sin razón. El que siempre estuvo... ahí.

¿Y todo ese tiempo… era parte de esta historia?

Era como si el destino me hubiera escrito una carta secreta… y la hubiera escondido en la sonrisa torpe de un niño.

—¿Siempre lo supiste? —le pregunté a Eleazar, con una ceja alzada, ya más calmada.

—Desde que Tyler puso un pie en Khisfire, el viento se agitó —respondió, como si fuera lo más obvio del mundo—.Y simplemente me dijo; “Ha vuelto el Guardián”.

—¿Y no pensaste en, no sé... avisarnos? —dije sarcásticamente.

—Y arruinar la revelación dramática junto al lago, con brisa mágica y tensión emocional incluida… jamás —respondió con una media sonrisa.

Rodé los ojos. Este viejo disfrutaba demasiado vernos al borde de un colapso existencial.

—Entonces… ¿qué significa que Tyler sea el último Guardián del Viento? —pregunté, aún intentando asimilar la magnitud de todo.

—Significa que él puede sentir los caminos antes de que existan. Y Guiar con el viento, a los guerreros. Y escuchar las voces que se esconden entre los árboles —explicó Eleazar, mirando al lago—. Y proteger. Siempre proteger. Por eso lo enviamos contigo.

—¿Y no pensaste en mandarme un adulto con espada y experiencia? —pregunté, señalando a Tyler con el pulgar—. Este ni siquiera sabía lavar su ropa sin que oliera a calcetín húmedo.

—¡Oye! —Tyler protestó, ofendido—. Eso fue una sola vez… y tú dijiste que no fue tan grave.

—La lavadora tuvo que ser exorcizada, Tyler.

Él frunció el ceño, pero luego sonrió. Y algo en ese gesto me tranquilizó.

—Todo fue parte del camino —dijo Eleazar con una sonrisa—. Las personas importantes no siempre llegan como héroes. A veces llegan como niños solitarios... que llevan la brisa en el alma.

Silencio.

Un silencio de esos que no incomoda, sino que envuelve.

Me acerqué un poco más a Tyler.

—¿Te sientes diferente? —pregunté.

Él asintió lentamente.

—Sí… como si todo lo que me pasaba antes tuviera sentido ahora. Como si algo en mí siempre hubiera estado esperando despertar.

—¿Y sientes que te has despertado?

—No del todo —me respondió con sinceridad—. Pero ya no me siento perdido. Es como si el viento... me respondiera ahora.

Eleazar asintió con satisfacción.

—Ese es el primer paso.

—¿Y cuál es el segundo? —preguntó Tyler, un poco más animado.

El anciano se giró hacia los árboles y chasqueó los dedos.

De pronto, un estallido de hojas, chispas doradas y pasos torpes anunciaron la llegada de Andrew... seguido por Alessandra. Supongo que estos dos nos estaban espiando desde hace rato.

—¡Te dije que no tocaras la piedra flotante! —gritaba ella.

—¡Pensé que era un botón mágico! —se defendió él, con las manos aún chispeando electricidad. Sabrá de que estarán hablando, pero supongo que esa dichosa piedra le dejo un recuerdo no muy agradable.

—Entonces tu eres un botón mágico de caos, idiota —le respondió ella, empujándolo ligeramente.



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En el texto hay: misterio, suspenso, romance

Editado: 20.06.2025

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